— ?Pues debe haber algo que podamos hacer! -mi mente volaba tratando de imaginar una solucion -. ?Que le parece concertar una reunion entre Ted y Rossman? Por lo menos le hariamos saber que conocemos su juego. Y que podiamos quejamos al Comite de Ciencia.
Medito durante un momento.
— No se si servira de ayuda. Pero lo hare. Me gustaria ver a esos dos en la misma habitacion — anadio con una sonrisa.
Ted estallo literalmente cuando le conte aquella noche mis gestiones en Washington. Tuli, Barney y yo tuvimos que hablar con el durante horas. Estaba decidido a correr hacia los periodicos y gritar hasta perder la cabeza. Por ultimo le explique que Dennis iba a conseguir que Rossman se avistase con nosotros y hablara de todo el asunto.
Asintio. No dijo nada, simplemente asintio. Me fije que crispaba los punos una y otra vez, como un gladiador que prueba sus armas en los escasos minutos de espera antes de entrar en la arena.
La reunion tuvo lugar en el despacho del congresista Dennis, en Lynn. Era un lugar bastante agradable, en un edificio de pequenos despachos que albergaba abogados y agentes de seguros. Ambos bandos aceptaron este territorio neutral.
Nos sentamos en torno al escritorio de Jim, el doctor Rossman a un lado y Ted y yo en el otro.
— Yo solicite esta reunion — dijo el congresista desde su silla de cuero, porque Jerry, aqui presente, se muestra convencido de que Investigaciones Eolo esta siendo desestimada por el Departamento de Meteorologia en sus intentos de luchar contra la sequia. Puesto que el asunto es probablemente el mas importante en Nueva Inglaterra en estos momentos, creo que merece nuestra atencion mas extremada.
Ted y el doctor Rossman se miraron fulminantes uno a otro, asi que dije:
— Eolo esta preparado para empezar el trabajo de modificacion dentro de una semana o dos. Si se nos permite seguir adelante, veremos que podemos vencer a la sequia este ano. Si no, transcurrira otro ano… probablemente hasta el proximo ano… antes de que tengamos una nueva posibilidad de mejorar la situacion.
— Es posible — replico Rossman sombrio. Tenia en las manos un 'clip' del escritorio de Jim y estaba dandole vueltas incesantemente -. Hemos estado estudiando varias formas de abordar el problema de modificar la sequia por la Division de Climatologia. Confiamos en pasar este otono y el invierno efectuando experimentos de laboratorio. Algunas misiones pequenas de modificacion se efectuaran en primavera, si todo va bien.
Ted no pudo guardar silencio mas rato.
— No resultara — dijo con llaneza -. Se necesita la precipitacion del otono y del invierno. De otro modo, el caudal de agua nunca alcanzara la suficiente altura. Tan pronto como empiece la estacion del crecimiento volveran a estar donde empezaron. O aun peor.
— Eso solo es una deduccion suya — repuso Rossman.
— ?Nada de deducciones! Se necesitan las lluvias de otono y las nevadas del invierno, junto con el deshielo; de otro modo las tempestades primaverales seran insignificantes. Lo mas que conseguirian seria una banera llena de agua.
— Este otono sera demasiado pronto para empezar el trabajo de modificacion a gran escala.
— Para ustedes, quiza. Llevan seis meses de retraso con respecto a nosotros. Ustedes trastearan un poquito en primavera, renunciaran cuando no les sirva de suficiente ayuda y luego pretenderan que el control del tiempo es una perdida de dinero… y de tiempo tambien. Nosotros estamos ahora preparados. ?Y haremos el trabajo adecuado! Lo unico que nos hace falta es permiso.
El 'clip' se rompio en las manos de Rossman.
Ustedes no pueden volar y tratar de efectuar experimentos sobre el tiempo solo porque desean ser los primeros. ?Y si esos experimentos no resultan? ?Y si falla algo en sus calculos? ?Y si la modificacion se vuelve contra ustedes y empeora las condiciones en lugar de mejorarlas?
— ?Y si hay un terremoto? — se burlo Ted -. ?O el cielo empieza a desplomarse?
— No nos pongamos…
— Escuche — dijo Ted -. No estamos jugando. Hemos repasado todo el plan, hemos construido los modelos teoricos, hemos efectuado simulaciones de computador, hemos revisado, punto por punto, exactamente lo que pasara en cada paso del camino. Pregunte al personal del MIT, sabe lo que hemos hecho. Ahora estamos preparados y dentro de un ano no lo podriamos estar mas. Puedo decirle exactamente que tiempo habra sobre Nueva Inglaterra, dia a dia, durante los proximos dos meses. Y puedo decirselo en ambos sentidos… con modificaciones o sin ellas.
— No me ha convencido a mi, ni a ningun otro meteorologo de fama, de que su plan resultara.
— ?Usted no quiere dejarse convencer!
Ted casi habia abandonado su silla. Extendi el brazo y le puse la mano en el hombro.
— Doctor Rossman — dije -. Quizas ayudaria si usted viniese a Eolo y nos dejara que le ensenasemos lo que planeamos hacer. Puede que entonces…
Rossman sacudio la cabeza.
— Simplemente no puedo permitir experimentos de modificacion hasta que este convencido de que se ha adoptado cada medida posible de salvaguardia para asegurarse de que los resultados no seran perjudiciales.
Ted se desplomo en su silla.
— Eso significa seis meses mas de jugueteos y de contrapruebas en un trabajo que ya se ha hecho.
— Si es necesario, si — Rossman se volvio a Jim Dennis -. Nuestra primera responsabilidad es servir al publico; no somos una empresa comercial que desea obtener rapidos beneficios.
— Servir al publico — murmuro Ted -, ofreciendole otro ano de sequia.
Rossman se puso en pie.
— Es inutil seguir con esta discusion. Cuando madure usted, Marrett, quizas entonces aprenda que el ir deprisa no significa hacer las cosas bien.
Ted respondio con un grunido.
— Tampoco la edad ayudo a usted a ser mas listo; solo mas lento.
Rossman salio del despacho dando un portazo. Jim Dennis se encogio de hombros, desvalido.
— Siento inclinacion a ponerme del lado de ustedes. Pero el tiene todos los votos.
Estabamos tristes, desanimados, cuando volvimos a Eolo aquella tarde. Tuli, despues de enterarse de la noticia, se fue a su laboratorio. Ted permanecio sentado en su laboratorio, los pies encima del tablero, mirando con aire distraido al mapa de la pantalla con el sistema de sequia en el Yo no pude permanecer sentado. Revolotee por la habitacion, recorri el edificio, recibiendo miradas de extraneza de las personas que seguian trabajando sin saber todavia que de nada servirian sus afanes.
Barney aparecio a las cinco y media. Ya sabia la noticia, lo adivine por el aspecto ~e su cara cuando sali al vestibulo a recibirla.
— Bienvenida al funeral — dije.
— Vine en cuanto pude escabullirme. Toda la Division esta que hierve.
— Apuesto a que si.
— Ted esta furiosisimo.
— Creo que se encuentra en estado de choque.
— ?Donde esta?
— Ven — dije.
Pero no estaba en su cuarto. Ni en el laboratorio de Tuli. Ambos se habian ido.
— Probemos en la terraza — sugeri.
Seguro, alli estaban, plantados en medio de los aparatos que formaban el equipo del Departamento de Meteorologia de aquella estacion-observatorio.
— ?Venis a ver como se pone el sol? — nos pregunto Ted -. Y con el, nuestro futuro.
— ?Tan mal esta todo? — Barney intento una forzada sonrisa.
— Si.
— ?Es que no se puede hacer nada?
Sacudio la cabeza.
— Mira a tu alrededor, ?que es lo que ves? Un equipo por valor de varios millones de dolares, todo rotulado:
'Propiedad del Gobierno de los Estados Unidos: No tocar.' Asi estamos. Rodeados por herramientas que