– Si, es muy brillante -dijo Hester.

Maja cogio su botella y se tiro un buen trago.

– Le puse esta cosa en ella, ella decir, «?Oh dios mio oh dios mio oh dios mio!». ?Ja, ja, ja, ja!

– Maja esta maravillosamente dotado -dijo ella.

– Ella come tambien -dijo Maja-. Come bien. Garganta profunda. ?Ja, ja, ja!

– Yo ame a Maja desde el principio -dijo Hester-. Fueron sus ojos, su cara… tan tragica. Y su manera de andar. El anda, bueno, anda como un tigre.

– Follar -dijo Maja- nosotros follar, nosotros jodidamente follar follar follar. Me estoy quedando cansado.

Maja se tiro otro trago. Me miro.

– Follar tu con ella. Yo estoy cansado. Ella gran tunel hambriento.

– Maja tiene un verdadero sentido del humor -dijo Hester-. Esa es otra de las cosas suyas que adoro.

– Solo una cosa tu adorar de mi -dijo Maja- ser mi poste de telefonos dispara-orina.

– Maja lleva bebiendo toda la manana -dijo Hester- tendra que perdonarle.

– Quizas sea preferible que vuelva cuando el se sienta mejor -dije yo.

– Si, creo que sera lo mas adecuado.

Hester me cito a las dos de la tarde del dia siguiente.

Todo iba bien. Necesitaba algunas fotografias. Conocia a un fotografo de oficio, Sam Jacoby, que era bueno y me lo haria barato. Cuando volvi lo lleve conmigo. Era un mediodia soleado con solo una ligera capa de smog. Subimos y llame a la puerta. Nadie respondio. Llame otra vez. Maja abrio la puerta.

– Hester no estar -dijo-, irse al almacen de comidas.

– Teniamos una cita para las dos en punto. Quisiera entrar y esperar.

Entramos y nos sentamos.

– Yo tocar tambores para vosotros -dijo Maja.

Toco los tambores y entono unos cantos de la jungla. Era bastante bueno. Se estaba trabajando otra botella de vino oporto. Seguia con su camiseta de bandas de cebra y los jeans.

– Follar follar follar -dijo- eso es todo lo que ella querer. Ella volverme loco.

– ?Echas de menos la jungla, Maja?

– Ustedes blancos no saber nada, solo cagar contra corriente. ?Waba yak!

– Pero ella te ama, Maja.

– ?Ja, ja, ja!

Maja nos toco otro solo de tambor. Incluso bebido era bueno.

Cuando Maja acabo, Sam me dijo:

– ?Crees que ella tendra alguna cerveza en la nevera?

– Supongo que si.

– Mis nervios estan mal. Necesito una cerveza.

– Pues ve alli y coge dos. Yo le comprare otras. Deberia haber traido unas cuantas.

Sam se levanto y entro en la cocina. Oi como abria la puerta de la nevera.

– Estoy escribiendo un articulo sobre ti y Hester -le dije a Maja.

– Mujer-gran agujero. Nunca llena. Como volcan.

Oi a Sam vomitando en la cocina. Era un borracho habitual. Yo sabia que estaba de resaca. Pero seguia siendo uno de los mejores fotografos de los alrededores. Entonces ceso el ruido. Sam salio de la cocina. Se sento. No traia ninguna cerveza.

– Yo tocar tambores otra vez -dijo Maja. Toco de nuevo los tambores. Seguia siendo bueno, pero no tanto como la vez anterior. El vino le estaba pegando.

– Vamonos de aqui -me dijo Sam.

– Tengo que esperar a Hester -le conteste.

– Mira tio, vamonos -dijo Sam.

– ?Ustedes, tios, querer algo de vino? -pregunto Maja.

Me levante y me fui a la cocina a por una cerveza. Sam me siguio. Me dirigi hacia la nevera.

– ?Por favor no abras esa puerta! -dijo el.

Sam se fue al fregadero y se puso de nuevo a vomitar. Yo mire la puerta de la nevera. No la abri. Cuando Sam acabo, le dije:

– De acuerdo, vamonos.

Salimos al salon donde Maja seguia sentado con su bongo.

– Yo tocar tambor otra vez -dijo.

– No, gracias, Maja.

Salimos y bajamos por las escaleras hasta la calle. Subimos a mi coche. Arranque. No sabia que decir. Sam no decia nada. Estabamos en el distrito comercial. Pare el coche en una gasolinera y le dije al encargado que llenara el deposito con normal. Sam salio del coche y fue andando hasta la cabina telefonica a llamar a la policia. Vi a Sam salir de la cabina. Pague la gasolina. No habia podido hacer mi entrevista. Habia perdido 500 dolares. Espere a Sam que regresaba al coche.

Los asesinos

Harry acababa de abandonar la carga de camiones, se habia largado porque no podia aguantar mas, y ahora iba bajando por la calle Alameda hacia el bar Pedro's para tomarse una taza de cafe de a niquel. Era de madrugada pero el recordaba que solian abrirlo a las cinco de la manana. Te podias sentar en Pedro's un par de horas por un niquel. Podias pensar un rato. Podias hacer memoria de las cosas que habias hecho mal, o las que habias hecho bien.

Estaba abierto. La chica mexicana que le sirvio el cafe le miro como si fuera un ser humano. Los pobres sabian de la vida. Una buena chica. Bueno, una chica bastante agradable. Todas ellas significaban problemas. Cualquier cosa significaba problemas. Recordaba una frase que habia oido en alguna parte: La Definicion de la Vida es Problemas.

Harry se sento en una de les desvencijadas mesas. El cafe era bueno. Treinta y ocho anos y estaba acabado. Miro fijamente el cafe y recordo las cosas que habia hecho mal -o bien-. Simplemente se habia cansado del juego idiota de los seguros, de las pequenas oficinas y altos compartimientos de cristal, de los clientes; simplemente se habia cansado de estar enganando a su esposa, de que ella le enganara a el, de apretujar secretarias en los ascensores y pasillos; se habia cansado de las fiestas de Navidad y las fiestas de Ano Nuevo y de los cumpleanos, y pagos de plazos de coches nuevos, y pagos de muebles, y luz, y gas, y agua -todo el condenado tinglado de necesidades.

Se habia cansado y lo habia abandonado, eso era todo. El divorcio llego lo suficientemente pronto y la bebida llego lo suficientemente pronto y, de repente, se vio fuera. No tenia nada, y descubrio que tampoco era muy bonito no tener nada. Era otro tipo de carga insoportable. Si por lo menos hubiera otros caminos mas agradables. Parecia como si solo hubiese dos elecciones: vivir dentro de la carrera de atropellos o ser un marginado hundido.

Mientras Harry levantaba la mirada, un hombre se sento enfrente de el, tambien con una taza de cafe. Aparentaba tener alrededor de cuarenta anos. Iba vestido tan pobremente como Harry. Lio un cigarrillo, y mientras lo encendia miro a Harry.

– ?Como va?

– Esa es una buena pregunta -dijo Harry.

– Si, ya lo creo que si.

Alli sentados bebieron su cafe.

– Un hombre se pregunta como ha podido caer aqui.

– Si, dijo Harry.

– Por si interesa, mi nombre es William.

– Yo me llamo Harry.

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