– Viniste a verme de noche, ?recuerdas? No se veia nada debajo del balcon. -Bosch dejo que asimilara aquello-. Ya habias estado alli, Eleanor. Cuando yo me ocupe de Tiburon. Y tu visita no fue tal visita, sino una prueba de recepcion. Como la llamada. Fuiste tu.

»Tu me pinchaste el telefono. Todo este asunto… ?por que no me lo cuentas?

Eleanor asintio sin mirarlo, pero Harry no podia despegar los ojos de ella. Eleanor respiro hondo y empezo a hablar.

– ?Sabes lo que es tener algo que sea tu centro, el nucleo de tu existencia? Todo el mundo se aferra a una verdad absoluta. En mi caso era mi hermano: el y su sacrificio. Asi es como me enfrente a su muerte; idealizandolo, convirtiendolo en un heroe. Aquella era la semilla que protegi y alimente. Construi una cascara dura a su alrededor y la regue con mi adoracion y al hacerme mayor, ella crecio conmigo. Se convirtio en el arbol que daba sombra a mi vida. Entonces, un dia, de repente desaparecio. La verdad era falsa. Habian talado el arbol, Harry. Ya no habia sombra; solo un sol cegador.

Ella se callo un instante y Bosch la observo. De pronto le parecio tan fragil que le entraron ganas de sentarla antes de que se desmayara. Eleanor apoyo el codo sobre una mano y se llevo la otra mano a los labios. Entonces el comprendio lo que habia querido decir.

– No lo sabias, ?verdad? -pregunto Bosch-. Tus padres… nadie te conto la verdad.

Ella asintio.

– Creci creyendo que era el heroe que mi padre y mi madre me dijeron que era. Me protegieron, me mintieron. Pero como iban a saber ellos que un dia levantarian un monumento con todos los nombres…, todos excepto el de mi hermano.

Ella se detuvo, pero esta vez Bosch espero a que continuara.

– Un dia, hace unos anos, fui a ver el monumento. Habia un libro con un indice de nombres y lo busque, pero no estaba en la lista. No habia ningun Michael Scarletti. Grite a la gente del parque: «?Como han podido dejarse el nombre de una persona?» Asi que me pase el resto del dia leyendo los nombres en la pared. Los lei todos. Iba a demostrarles lo equivocados que estaban. Pero… tampoco estaba alli. No pude… ?sabes lo que es pasarte casi quince anos de tu vida creyendo una cosa, basando tus creencias en un unico hecho… y de repente darte cuenta de que esa luz era en realidad un oscuro cancer que crecia dentro de ti?

Bosch le enjugo las lagrimas de la mejilla con la mano y acerco su cara a la suya.

– ?Y que hiciste entonces?

Eleanor apreto el puno sobre los labios y sus nudillos se tornaron blancos como los de un cadaver. Bosch reparo en un banco y, cogiendola por los hombros, la acompano hasta alli.

– Todo esto… -dijo el despues de sentarse-. No lo entiendo, Eleanor. Todo este asunto. Tu eras la… Perseguias una especie de venganza contra…

– Justicia. No venganza.

– ?Hay alguna diferencia?

Ella no contesto.

– Cuentame lo que hiciste…

– Se lo pregunte a mis padres. Y finalmente me contaron lo de Los Angeles. Rebusque entre las pertenencias de mi hermano y encontre una carta; su ultima carta. Estaba en casa de mis padres, pero me habia olvidado. La tengo aqui.

Cuando Eleanor abrio su bolso para sacar el monedero, Bosch vislumbro la culata de su pistola en el interior. Del monedero, Eleanor extrajo un papel rayado que desdoblo delicadamente para que Bosch lo leyera. El no lo toco.

Ellie,

Me queda tan poco tiempo aqui que ya casi noto el sabor de los cangrejos. Estare en casa dentro de unas dos semanas, pero antes tengo que parar en Los Angeles para ganar un poco de dinero. ?Ja, ja!, tengo un plan (pero no se lo digas al V). Me he comprometido a llevar un paquete «diplomatico» a Los Angeles, pero puede que haga algo mejor con el. Cuando llegue a casa, quiza podamos regresar a las Poconos antes de que tenga que volver a trabajar para la «maquina de guerra». Ya se lo que piensas sobre lo que voy a hacer, pero no puedo decirle que no al V. Ya veremos como va la cosa. Lo que esta claro es que estare encantado de irme de aqui. Me he tirado seis meses en el campo antes de que me dejasen divertirme un poco en Saigon. No quiero volver alli, asi que me las he arreglado para que me diagnosticasen disenteria (preguntale al V que es eso, ?ja, ja!). Solo he tenido que comer un par de dias en los restaurantes de esta ciudad para padecer los sintomas. Bueno, eso es todo de momento. Estoy bien y pronto estare en casa. Asi que ya puedes ir sacando las trampas para pescar cangrejos. Besos,

MlCHAEL.

Ella doblo la carta y la guardo cuidadosamente.

– ?El V.? -pregunto Bosch.

– El viejo.

– Ah.

Eleanor estaba recobrando la compostura. Su cara comenzaba a tener aquella mirada dura que Bosch habia visto el dia que la conocio. Ella lo miro a los ojos y luego al brazo que reposaba en el cabestrillo.

– No llevo microfonos, Eleanor -le dijo-. Estoy aqui por mi. Quiero saberlo por mi.

– Eso no es lo que estaba mirando -protesto ella-. Se que no llevarias un microfono. Estaba pensando en tu brazo. Harry. Ya se que no me creeras, pero te aseguro que nadie tenia que resultar herido. Nadie… Todo el mundo iba a perder, pero eso era todo. Despues de aquel dia, en el monumento, busque por todas partes y descubri lo que le habia sucedido a mi hermano. Utilice a Ernst en el Departamento de Estado, utilice el Pentagono, a mi padre, lo que fuera, con tal de averiguar lo que le ocurrio.

Ella lo escudrino con la mirada, pero el intento que no pudiera leerle el pensamiento.

– ?Y?

– Y fue tal como nos lo explico Ernst. Al final de la guerra, los tres capitanes, el triunvirato, participaron en el transporte de heroina a Estados Unidos. Uno de los conductos fue Rourke y sus amigos de la embajada, la policia militar. Eso incluia a Meadows, Delgado y Franklin. Ellos encontraban a gente que estaba a punto de volver a casa y les hacian una propuesta: un par de miles de dolares por llevar un paquete diplomatico sellado a traves de aduanas. No entranaba ningun peligro. Ellos lo organizaban para que la persona obtuviera el cargo temporal de mensajero. Entonces los metian en un avion y enviaban a alguien a recibirlos en Los Angeles. Mi hermano fue uno de los que acepto… Pero Michael tenia un plan. No hacia falta ser un genio para deducir lo que habia dentro. Y el creyo que podria encontrar a un mejor cliente. No se cuanto tiempo dedico al plan, pero no tiene importancia. La cuestion es que lo encontraron y lo mataron.

– ?Quienes?

– No lo se. Gente que trabajaba para los capitanes o para Rourke. Fue perfecto. Lo mataron de forma que el ejercito, su familia y practicamente todo el mundo hubiese preferido mantener en secreto. La policia cerro el caso y punto.

Bosch se sento junto a ella mientras narraba la historia y decidio no interrumpirla hasta que terminara, hasta que surgiera de ella como un demonio.

Eleanor explico como encontro primero a Rourke. Para su enorme sorpresa, el estaba trabajando en el FBI. Ella llamo a sus amigos y logro el traslado de Washington a su brigada. Como usaba su apellido de casada, Rourke nunca supo quien era. Despues de eso, Meadows, Franklin y Delgado fueron faciles de localizar a traves de las prisiones. No se le escaparian.

– Rourke fue la clave -dijo ella-. Me dedique a convencerlo. Se puede decir que lo seduje con el plan.

Bosch sintio que algo se rompia dentro de el, un ultimo sentimiento hacia ella.

– Le insinue claramente que queria dar un golpe. Sabia que el picaria porque tantos anos de corrupcion lo habian carcomido. Su codicia no tenia limites. Una noche me conto lo de los diamantes y como habia ayudado a esos dos tios, Tran y Binh, a sacarlos clandestinamente de Vietnam. A partir de ahi fue facil planearlo todo. Rourke recluto a los otros tres y uso sus influencias, anonimamente, claro, para que se reunieran en Charlie Company. Era un plan perfecto y, lo mejor era que Rourke creia que era suyo. Al final yo desapareceria con el dinero, Binh y Tran perderian la fortuna que habian amasado durante toda su vida y los otros cuatro saborearian el golpe de su vida para luego quedarse con la miel en los labios. Seria la mejor forma de hacerles dano. Pero nadie fuera del circulo de culpables iba a resultar herido… Las cosas se me fueron de las manos.

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