– Si, Meadows se llevo el brazalete -le recordo Bosch.
– Si. Lo vi en una de las listas de objetos empenados que me mandaba el Departamento de Policia. Era pura rutina, pero me asuste. Esas listas iban a todas las unidades de robos del pais. Pense que alguien podia darse cuenta. Si arrestaban a Meadows, el cantaria. Se lo conte a Rourke y el tambien se asusto. Espero a que estuviera casi terminado el segundo tunel y entonces hizo que los demas se enfrentaran a Meadows. Yo no estaba alli.
Sus ojos quedaron fijos en un punto lejano. En su voz ya no quedaba emocion alguna; solo una languida monotonia. Bosch no tuvo que animarla a hablar. El resto salio solo.
– Yo no estaba alli -repitio ella-. Rourke me 11amo y me dijo que Meadows habia muerto sin entregarles el recibo de la casa de empenos. Me conto que habia hecho que pareciera una sobredosis. El muy cabron incluso me explico que conocia a alguien que lo habia hecho antes y le habia salido bien. ?Te das cuenta? Estaba hablando de mi propio hermano. Cuando dijo eso supe que estaba haciendo lo correcto… Total, que Rourke necesitaba mi ayuda. Habia registrado el piso de Meadows y no habia encontrado el recibo. Eso significaba que Delgado y Franklin tendrian que robar la tienda para recuperarlo. Pero Rourke necesitaba que yo le echase un mano con el cuerpo de Meadows. No sabia que hacer con el.
Eleanor explico que sabia por el expediente de Meadows que lo habian arrestado por vagabundear en la presa. Segun ella, no fue dificil convencer a Rourke de que seria un buen sitio para dejar el cadaver.
– Pero yo tambien era consciente de que la presa estaba en la Division de Hollywood y que si el caso no te tocaba a ti al menos te enterarias y te interesarias por el en cuanto identificaran a Meadows. Yo sabia que lo conocias. Rourke estaba fuera de control y tu eras mi valvula de seguridad, en caso de que tuviera que cancelarlo todo. No podia dejar que Rourke volviera a salirse con la suya.
Ella miro hacia las lapidas. Alzo una mano distraidamente y la dejo caer, con resignacion.
– Despues de meter el cadaver en el todoterreno y cubrirlo con la manta, Rourke fue a echar un ultimo vistazo al piso. Yo me quede fuera. Habia un gato en el maletero. Lo cogi y le pegue en los dedos a Meadows para que vieran que habia sido asesinado. Recuerdo el sonido muy claramente. El hueso. Sono tan fuerte que pense que Rourke podria haberlo oido…
– ?Y Tiburon? -pregunto Bosch.
– Tiburon -repitio con melancolia, como si intentara decir el nombre por primera vez-. Despues de la entrevista le dije a Rourke que Tiburon no nos habia visto la cara en la presa y que incluso habia pensado que yo era un hombre. Pero cometi un error; le conte a Rourke tu sugerencia de hipnotizarlo. Aunque yo te frene y confiaba en que no harias nada sin mi permiso, Rourke no se fiaba de ti. Asi que hizo lo que hizo. Cuando nos llamaron y vi a Tiburon…
Ella no termino, pero Bosch queria saberlo todo.
– ?Que?
– Despues, hable con Rourke y discutimos porque le dije que lo estaba estropeando todo. Que estaba desmadrado matando a gente inocente. Me dijo que no habia forma de pararlo. Franklin y Delgado estaban ilocalizables dentro del tunel. Habian desconectado las radios cuando metieron el C-4 porque era demasiado peligroso.
»Rourke dijo que no habia forma de parar sin derramar mas sangre. Y esa noche casi nos arrollan. Ese fue Rourke; estoy segura.
Eleanor confeso que a partir de ese momento los dos habian jugado a un juego de desconfianza mutua. El robo del Beverly Hills Safe & Lock habia continuado tal como estaba planeado. Rourke despisto a Bosch y a todo el mundo para que no entraran a detenerlos.
Tenian que dejar que Franklin y Delgado lo hicieran aunque no hubieran diamantes en la caja de Tran. Rourke tampoco podia arriesgarse a bajar para avisarles.
Eleanor acabo con el juego cuando siguio a Bosch y mato a Rourke, que la miro a los ojos mientras se hundia en el agua negra.
– Y esa es toda la historia -susurro.
– Mi coche esta por alla -le senalo Bosch cuando se levanto del banco-. Voy a acompanarte.
Encontraron el vehiculo en el camino y Bosch vio que ella se fijaba en la tierra fresca que cubria la tumba de Meadows.
Se pregunto si habria contemplado el entierro desde el edificio federal. Mientras conducia hacia la salida, Harry pregunto:
– ?Por que no lo olvidaste? Lo que le paso a tu hermano fue en otro tiempo, en otro lugar. ?Por que no lo olvidaste?
– No se cuantas veces me he preguntado eso y cuantas veces no he sabido la respuesta. Y todavia no la se.
Estaban en el semaforo de Wilshire y Bosch se preguntaba que iba a hacer.
Una vez mas ella adivino lo que pensaba, presintio su indecision.
– ?Vas a entregarme, Harry? Puede que te cueste probarlo. Todo el mundo esta muerto. Y podria parecer que tu tambien eres parte de ello. ?Vas a arriesgarte?
El no dijo nada. El semaforo se puso verde y condujo hasta el edificio federal, aparcando cerca de la acera junto a las banderas.
– Si significa algo para ti, lo que paso entre tu y yo, no era parte de mi plan. Ya se que nunca sabras si es la verdad, pero queria decirte que…
– No -la corto el-. No digas nada.
Pasaron unos momentos de incomodo silencio.
– ?Me vas a soltar?
– Creo que seria mejor para ti si te entregaras. Ve a buscar un abogado y vuelve. Diles que no tuviste nada que ver con los asesinatos, cuentales la historia de tu hermano. Son gente razonable y querran evitar el escandalo. El fiscal seguramente lo dejara en un delito menor. El FBI estara de acuerdo.
– ?Y si no me entrego? ?Se lo diras?
– No. Como tu has dicho, yo formo parte de ello. Nunca me creerian.
Bosch penso un momento. No queria decir lo que iba a decir sin estar seguro de que lo cumpliria.
– No, no se lo dire a ellos. Pero si en un par de dias no me entero de que te has entregado, se lo dire a Binh. Y luego a Tran. No tendre que probarselo. Les contare la historia con suficientes datos para que sepan que es verdad.
»?Y sabes lo que haran? Actuaran como si no supieran de que cono hablo y me diran que me largue. Luego iran a por ti, Eleanor, buscando la misma justicia que tu perseguias para tu hermano.
– ?Harias eso?
– Te he dicho que si. Te doy dos dias para entregarte. Despues les contare toda la historia.
Ella lo miro y su rostro angustiado le pregunto por que.
– Alguien tiene que pagar por Tiburon -explico Bosch.
Ella se volvio, puso la mano en la puerta y, a traves de la ventanilla, contemplo las banderas que ondeaban al viento de Santa Ana.
– Supongo que me equivoque contigo -admitio ella sin mirarlo.
– Si te refieres al caso del Maquillador, la respuesta es si. Te equivocaste.
Ella lo miro y con una sonrisa debil abrio la puerta del coche.
Se inclino rapidamente y lo beso en la mejilla.
– Adios, Harry Bosch.
Entonces Eleanor salio del coche y se quedo de pie de cara al viento, mirandole fijamente. Dudo un instante y cerro la puerta.
Mientras Harry se alejaba, echo una ultima ojeada por el retrovisor y la vio todavia junto al bordillo. Estaba cabizbaja, como alguien a quien se le hubiese escurrido algo por la oscura alcantarilla. Harry no volvio la vista atras.
EPILOGO