El europeo del Este.
Tom se tiro al suelo, encima de la Palm para tapar la luz. Rapidamente, buscando a tientas con las manos, encontro la PDA, localizo el boton de encendido y lo pulso para apagarla. ?Habia venido el hombre a vaciar el cubo?, se pregunto Tom, un poco irracionalmente. Presiono los brazos con fuerza contra los costados y junto mucho las piernas para fingir lo mejor que pudo la postura original en la que le habian atado. Se quedo inmovil, observando la luz de la linterna brincando sin parar por el suelo en direccion a ellos.
Luego, le enfoco directamente a la cara.
– Senor Bryce, ahora yo llevar ustedes arriba. ?Nosotros convertir a usted y senora Bryce en estrellas de cine!
Tom, temblando de miedo, estaba pensando que en cualquier momento el hombre iba a ver que se habia quitado las cuerdas. Iba a verlo, ?a menos que estuviera ciego!
– ?Que quiere decir «estrellas de cine»? -dijo Kellie, con la voz rota por el miedo.
El hombre enfoco la luz a su cara.
– ?Callar! ?Quiza querer polvo rapido? Senor Bryce, ?tu mirar mientras yo follar a tu mujer?
El terror de Tom se transformo de repente en ira.
– Tocala y te mato -dijo.
El hombre se giro hacia el y grito imperiosamente:
– ??Callar, he dicho!! -Enfoco la luz directamente a la cara de Tom-. ?Basta! ??Tu no amenazar a mi!!
Entonces el hombre se arrodillo. Tom oyo que rompia una tira de la cinta adhesiva y se dio cuenta de que sucederia despues. Parpadeando con fuerza, vio que el hombre se inclinaba sobre el. Olia a colonia, un aroma penetrante y masculino.
Tom husmeo.
Sabia que solo tendria una oportunidad, solo una. No lo habia pensado con detenimiento, habia que hacerlo y ya esta. El hombre tenia una tira de cinta adhesiva en las manos.
– Cierra boca -le dijo.
– ?Puedo sonarme la nariz? -pregunto Tom.
– ?No!
– ?Voy a estornudar!
Y en ese momento detecto la duda, solo una minima vacilacion del hombre. Le basto.
Salto hacia un lado, se giro y cogio el cubo con las dos manos. Lo levanto, luego se dio la vuelta y encontro la luz de la linterna enfocandole directamente a la cara. Kellie estaba a salvo a la izquierda, muy fuera de alcance. Con todas sus fuerzas, arrojo el contenido del cubo directamente hacia la luz de la linterna.
Noto unas punzadas de dolor en las manos como picaduras, gotas de acido, pero apenas se percato porque un grito de agonia terrible y desgarrador le inundo los oidos.
La linterna cayo al suelo. Tom solo pudo ver al hombre tambaleandose hacia atras y agarrandose la cara. ?Tenia que abalanzarse sobre el! ?Tenia que cogerle antes de que se alejara demasiado!
Tenia que hacerlo.
Tom ataco, lanzandose hacia delante a modo de bloqueo de rugby, consciente de que debia de haber acido en el suelo, pero ya no le importaba. Era su unica oportunidad. De algun modo, con los brazos casi desencajados, consiguio agarrar al hombre por el tobillo derecho justo antes de que la cadena se tensara y lo detuviera con una sacudida. Luego, con una fuerza que ni el mismo sabia que tenia, tiro del tobillo hacia el.
El hombre cayo de espaldas, retorciendose, gritando, dando alaridos lastimosamente, agarrandose la cara con las manos. Kellie tambien chillaba.
– ?Tom! ?Tom! ?Tom!
– ???Socorro!!! -grito el ruso-. ???Socorro, socorro, socorro, por favor, socorro!!! Luego, se puso a gritar desesperadamente, agarrandose la cara y retorciendose al mismo tiempo, intentando zafarse de Tom.
El hombre habia ido a buscarlos, lo cual, comprendio Tom, implicaba que tenia que llevar encima las llaves de los grilletes. Cogio la linterna y, con todas sus fuerzas, golpeo con ella al hombre en la cabeza. Se oyo un tintineo de cristales y la luz se apago. El hombre dejo de gritar, de moverse, y, por un instante, el unico sonido que se oyo en la habitacion fue el espantoso silbido que salia de la cabeza del hombre, acompanado por un olor nuevo, un hedor repugnante a carne y pelo quemados. A Tom le dieron arcadas; el acido parecia llenar el aire con una bruma caustica invisible. Oyo que Kellie tambien tosia.
Encontro la Palm, la encendio y hurgo en los bolsillos del hombre. Casi de inmediato, encontro una cadenita con solo dos llaves y la saco. Se levanto, temblando de horror y de miedo, sin saber si en cualquier momento iba a aparecer alguien. Se arrodillo y utilizo la luz de la Palm para encontrar el ojo de la cerradura. Pero le temblaba tanto la mano que no conseguia introducirla.
«?Dios mio, vamos, por favor!»
Por fin la metio…, pero no giraba. Se dio cuenta de que debia de ser la otra. Sin saber como, consiguio introducir la segunda llave al primer intento; la giro. La cerradura se abrio y unos segundos despues se dirigia renqueante hacia Kellie. Ahora le escocian muchisimo las manos, pero no tenia tiempo de pensar en eso.
Se agacho a su lado y le dio un beso.
– Te quiero -le susurro.
Kellie lo miraba fijamente, con los ojos muy abiertos, casi paralizada por la escena que acababa de vivir. Abrio la cerradura de su grillete, luego empezo a deshacer el nudo fuerte de la cuerda que le ataba las piernas. Le temblaban las manos otra vez; el nudo estaba muy fuerte, muy, muy fuerte, joder. No cedia. Volvio a intentarlo. Y otra vez mas.
– ?Estas bien, carino?
Kellie no dijo nada.
– ?Carino?
Nada.
Luego, en un tono que provoco que un escalofrio recorriera cada centimetro de su piel, Kellie dijo en voz baja:
– Tom, esta entrando alguien.
Alzo la vista. Directamente hacia la luz procedente de la puerta. Entonces oyo la voz increpante del estadounidense obeso.
– Es usted estupido, senor Bryce. Muy tonto, si.
La luz se alejo de la cara de Tom y recorrio la habitacion. Dentro de unos segundos, encontraria al ruso en el suelo. Tom, con los nervios de punta, tomo una decision rapida; no tenia ni idea de cual seria el resultado, pero no podia ser peor que esperar aqui, agachado, a que se acercara el estadounidense.
Se puso en pie de un salto y corrio hacia la puerta, en direccion al hombre de la camisa morada. Simplemente corrio, con la cabeza gacha, gritando a voz en cuello:
– ???Cabron de mierda!!!
Apenas vio que el hombre intentaba sacar algo de su bolsillo. Algo negro, metalico. Una pistola.
Luego, corriendo como un poseso, dio un cabezazo al americano en la tripa. Fue como golpear un cojin enorme. Escucho un grito ahogado, noto un dolor intenso y vibrante en el cuello; le siguio un momento de oscuridad. El americano se desplomo hacia atras, Tom cayo con el y aterrizo en el suelo con la cabeza entre las piernas del hombre.
Entonces, una mano le agarro del cuello por detras, una mano fria y dura que parecia mas una tenaza metalica que carne humana. Le solto el cuello y una milesima de segundo despues lo agarro del pelo, le levanto la cabeza, y Tom sintio un dolor atroz. Luego, lo puso boca arriba, le presiono la nuca contra el suelo y lo inmovilizo.
Tom levanto la vista y se encontro con el canon corto y grueso de una pistola y la mirada glacial que habia detras.
El hombre era bajo, fornido, musculoso y tenia el pelo rubio de punta engominado y los brazos llenos de tatuajes. Llevaba una camiseta blanca, un medallon de oro colgado de una cadena que casi tocaba la cara de Tom, y olia a sudor. Mientras lo miraba inexpresivo, mascaba chicle, aplastandolo con unos incisivos pequenos y muy blancos que a Tom le recordaron a los de una pirana.
El americano se levanto tambaleandose.
– ?Quieres yo matar?