fue que la cola se quedo enganchada a la base de la estructura.

El motor se paro.

Grace se puso en pie con dificultad y corrio hacia el aparato.

El helicoptero estaba tambaleandose, columpiandose en el borde. Luvic estaba inconsciente, boca abajo contra el cristal de la cabina. Venner maniobraba, tambien boca abajo, suspendido en su arnes. El helicoptero caeria en cualquier momento.

– ?Ayudame! -imploro el hombre de la coleta, sacando una mano por la puerta, que estaba abierta y balanceandose-. Por favor, por el amor de Dios, ?ayudame, hombre!

Grace, a quien no le gustaban las alturas, se arrodillo y miro el aparcamiento abajo en la distancia. El viento amenazaba con despenarle. Agarro al hombre por la muneca, grasienta y gruesa como un jamon.

El helicoptero dio un bandazo. El hedor a combustible era terrible. Grace noto que algo se le clavaba en la mano. Era el reloj de muneca del hombre. Agarro la carne rechoncha justo por encima y se encontro con los ojos minusculos, aterrorizados del hombre, mirandolo. Suplicandole.

– ?Ayudame! ?Sacame de aqui! -El medallon le colgaba por encima de la cabeza.

El helicoptero dio otro bandazo. Grace salio impulsado hacia delante. Unos centimetros mas y caeria al vacio. Se dio cuenta de que tenia que hacer.

– ?El cinturon! ?Desabrochese el cinturon!

El panico no dejaba pensar al hombre.

– ?Ayudame! -chillo.

– ???Desabrochese el puto cinturon!!! -le grito Grace.

Hubo un chirrido. El helicoptero dio otro bandazo hacia delante. Iba a caer. Solo quedaban unos segundos.

– ???Desabrochese el cinturon, el arnes!!!

De repente, Grace noto que el brazo casi se le desencajaba. Se agarro con todas sus fuerzas, pero no servia de nada. Siguio agarrado. Agarrado.

Agarrado.

Vio esos ojos diminutos, desesperados, una vez mas.

Entonces, vio a Nick Nicholl a su lado, alcanzando el interior del helicoptero. Grace oyo un tenue clic. Luego, como en un sueno, el helicoptero cayo del reves, alejandose de el. Como un juguete enorme. Hasta que choco contra el suelo, aterrizando en los techos de un Mercedes negro y un pequeno Fiat blanco. Casi al instante, se levanto una enorme bola de fuego.

El peso muerto de Venner, retorciendose y petrificado, quedo suspendido debajo de el, colgado del tejado, sostenido solo por las manos de Grace y Nicholl que lo agarraban de las munecas, la correa metalica del reloj de Venner se le clavaba dolorosamente en la mano.

Venner solto un gemido largo y ahogado. El calor quemaba la cara de Grace. Venner se estaba escurriendo. Tenia que sujetarle. Queria a ese asqueroso vivo; la muerte era algo demasiado bueno para el. De algun modo, no sabia de donde, saco fuerzas; Nicholl parecio encontrarlas tambien, al mismo tiempo. Y al momento siguiente, como un pez enorme y fofo, subieron al hombre gordo de la coleta por el borde del tejado y lo pusieron a salvo.

Venner estaba tumbado boca arriba, balbuciendo, aterrorizado; tenia una mancha oscura en la entrepierna, se habia meado. Al cabo de unos momentos, sin tiempo que perder, Grace le dio la vuelta bruscamente, le cogio las manos y lo esposo. Olia fatal; el muy asqueroso tambien se habia cagado encima, pero Grace apenas lo noto; iba con el piloto automatico puesto.

Le grito a Nicholl que sacara al hombre del edificio; el corrio hacia la salida de incendios, bajo corriendo las escaleras y llego al sotano. Norman Potting, acompanado ahora por dos agentes de uniforme, estaba de rodillas junto a Glenn Branson, que parecia semiinconsciente.

– ?Este lugar va a saltar por los aires! ?Saquemoslo de aqui! -grito Grace.

Cogio a su amigo por debajo de las axilas, uno de los agentes lo sujeto por la cintura, y Potting y el otro agente lo agarraron cada uno de una pierna. Lo subieron por las escaleras, luego cruzaron una salida de incendios hasta el aparcamiento, donde los envolvio una rafaga de calor abrasadora de los coches y del helicoptero en llamas, el hedor a pintura y goma quemadas y una cacofonia de sirenas.

Alejaron a Branson tanto como pudieron del calor, hasta que Grace vio una ambulancia digiriendose a toda velocidad hacia ellos.

Se detuvieron. Miro a Branson y acerco la cara a la de su amigo.

– ?Que tal vas?

– ?Te acuerdas de John Wayne, cuando le disparaban en esa pelicula…? -dijo Branson, jadeando.

– ?Vivia? -le interrumpio Grace.

– Si.

– ?Asi te sientes?

– Si.

Grace le dio un beso en la frente. No pudo evitarlo; queria a aquel hombre.

Se aparto cuando los paramedicos se hicieron cargo de el; entonces, noto que algo se le clavaba en la mano. Bajo la vista y vio un reloj azul marca Breitling con la correa metalica rota. Estaba lleno de sangre. De su sangre.

Se dio cuenta de que era el reloj que llevaba en la muneca el hombre de la coleta. ?Como diablos habia…?

Y recordo la llamada que habia recibido hacia un par de horas del clarividente Harry Frame:

– Percibo un reloj.

– ?Un reloj? ?Un reloj de muneca?

– ?Exacto! ?Un reloj de muneca! Hay algo muy significativo. Un reloj de muneca te conducira a algo muy satisfactorio relacionado con un caso en el que estas trabajando. Este caso, creo.

– ?Puedes darme mas detalles?

– No, yo… No, eso es todo. Como te he dicho, no se si significa algo.

– ?Alguna marca en particular?

– No. Es caro, creo.

Chupandose la mano para detener la hemorragia, se volvio hacia Nick Nicholl, que estaba cerrando la puerta del coche de policia que se llevaba a Venner.

– ?Entiendes de relojes de muneca?

Su companero estaba blanco, temblaba. Tenia muy mala pinta. Se habia quedado muy impresionado.

– No mucho. ?Por que?

Grace levanto el reloj que tenia en la mano.

– ?Que sabes de este?

– Es un Breitling -solto Norman Potting.

– ?Que sabes de esta marca?

– Solo que nunca podre permitirme uno. Son caros.

Un agente se acerco corriendo a ellos, aterrorizado.

– Por favor, alejense. Nos preocupa que todo el edificio pueda saltar por los aires. Esta lleno de sustancias quimicas.

De repente, presa del panico, Grace dijo:

– Dios santo, ?donde demonios estan el senor y la senora Bryce?

– Tranquilo, senor -dijo el agente-. Van en una ambulancia camino del hospital.

– Bien.

Capitulo 87

Cinco minutos despues, justo cuando los primeros coches de bomberos se detuvieron enfrente, el almacen exploto. La detonacion rompio los cristales de las ventanas de los edificios en un radio de medio kilometro.

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