desentonaba con la moqueta color sopa de guisante, a Grace no le parecio que se hubiera hecho ningun esfuerzo por cuidar la apariencia del lugar.
Habia tres mesas viejas de madera, tres sillas giratorias estilo ejecutivo hechas polvo y cuatro archivadores metalicos altos. Parecia un lote comprado en una tienda de material de oficina de segunda mano. Ademas, habia un reproductor de CD barato y un televisor que parecia igual de barato, apagados. Por el contrario, en cada mesa habia ordenadores muy actuales y telefonos modernos. Uno estaba sonando, pero Claire no contesto. Parecia en estado de choque.
Branson y Grace se sentaron en dos sillones de piel negra sintetica enfrente de la mesa de la mujer, cada uno con una taza de te en las manos. Grace habia abierto su libreta, pero observaba los ojos de Claire muy detenidamente.
– ?Su nombre completo?
Vio que la chica movia los ojos hacia la izquierda. Hacia el hemisferio de la memoria de su cerebro.
– Claire Porter -contesto.
Grace lo anoto.
– ?Y esta empresa es suya?
– Mia y de mi socio.
– ?Como se llama?
De nuevo, Claire movio los ojos hacia la izquierda. Era improbable que mintiera sobre su nombre o el de su socio, asi que el movimiento de los ojos hacia el hemisferio de la memoria de su cerebro le dijo que sus ojos se moverian hacia alli cada vez que dijera la verdad. Lo que significaba que si se movian hacia el otro lado, estaria mintiendo.
– Barry Mason.
Grace se quedo pensando un momento.
– BCA-247 S. A. -dijo-. ?Barry y Claire Asociados?
Claire nego con la cabeza.
– No, pero casi.
Equilibrando la libreta en las rodillas, Grace abrio los brazos de modo expansivo.
– Bueno, ?quiere contarnoslo?
Grace vio que Claire movia los ojos freneticamente hacia la derecha. Modo «Construccion». Intentaba pensar en una mentira convincente.
Luego, de repente, enterro la cara entre las manos.
– Oh, mierda, no puedo creerlo. Janie. Era una chica tan maja. Me caia muy bien.
– El miercoles dejo un mensaje en el telefono de su casa a las cuatro y media de la tarde. Decia… -hizo una pausa para leer en su libreta-: «Tengo algo para ti. Llamame, por favor». -Se quedo callado-. ?De que se trataba?
Claire levanto la cabeza, volvio a mover los ojos hacia la derecha y parecio nerviosa.
Branson intervino, dulce, interpretando el clasico papel de «poli bueno» frente al «poli malo» de Grace.
– Claire, es mejor que nos lo diga. Si tiene algo que ocultar, sera mucho mejor para usted que nos cuente la verdad.
Parecio que las palabras surtian efecto. Sus ojos recorrieron todo el lugar como si buscaran refugio.
– Dios santo, Barry me matara. Significa Barry y Claire Acompanantes. Veinticuatro horas al dia, siete dias a la semana. ?Vale?
Grace se quedo callado unos momentos, atonito.
– ?Quiere decir que Janie Stretton era una chica de compania? ?Una «puta»?
– Proporcionamos acompanantes para hombres solteros, y para mujeres -dijo Claire, muy a la defensiva de repente-. Personas que necesitan una cita para una noche, ese tipo de cosas. No putas.
Grace advirtio que sus ojos seguian moviendose decididamente hacia la derecha; parecia que intentaba desplazarlos tan a la derecha como podia.
– ?Todo inocente?-dijo Grace.
La mujer se encogio de hombros.
– Para nosotros si.
– Si, si, si. Claire, ya he oido eso antes, ?de acuerdo? Si el cliente quiere llegar a un acuerdo privado con la joven, no es problema suyo, ?verdad?
Claire se quedo callada un momento.
– Creo que deberia llamar a mi abogado -dijo entonces.
– No tengo ningun interes en reventar su sordido negocio -dijo Grace-. Llame a su abogado y entonces si se lo reventare, solo para divertirme, la destrozare. Quiero encontrar al asesino de Janie; es lo unico que me interesa. Ayudeme con eso y no haremos nada. ?Nos vamos entendiendo?
Claire hizo una mueca. Al final asintio.
– ?Cuanto cobra a sus clientes?
– Sesenta libras la hora.
– ?Y cuanto se quedan ustedes?
– El cuarenta por ciento.
– ?Las chicas se quedan el resto y los extras?
– Se quedan las propinas -dijo a la defensiva.
– Bien. ?Con quien estaba la noche del martes?
Claire se volvio hacia su ordenador y pulso el teclado. Al cabo de unos momentos, dijo:
– Anton.
– ?Anton? ?Anton que?
– No lo se.
– ?No sabe el apellido de sus clientes?
– Solo si quieren decirmelo.
– ?Y cuantos se lo dicen?
– Bastantes. Pero no se si los nombres son verdaderos o no.
Grace estaba cada vez mas enfadado.
– Contratan a estas chicas y las envian a citas con hombres solteros, de las que se quedan una jugosa comision, ?y ni siquiera se molestan en averiguar su puto apellido?
Hubo otro silencio.
– Siempre controlamos a las chicas, en la primera cita. Las llamamos al cabo de diez minutos. Tenemos palabras clave; si no estan satisfechas, tenemos seguridad y podemos enviarla para ayudarlas. Era su cuarta cita con Anton. No me preocupe… Quiero decir que no me parecio que hubiera ningun motivo por el que estar preocupada.
– ?No le preocupaba que fuera una estudiante de Derecho joven e inocente?
– Tenemos a muchas estudiantes en nuestra agenda. Les parece una buena forma de complementar sus becas. Gracias a Tony Blair, la mayoria de los estudiantes acaban la universidad con deudas que tardan anos en saldar. Trabajar de chicas de compania les da una alternativa. Me gusta tener la sensacion de que aportamos nuestro granito de arena para ayudarlas.
– Por supuesto -dijo Grace, con un sarcasmo mordaz-. O sea, que todo ese dinero entrando…, todo su altruismo y sus acuerdos privados con Anton el carnicero no son asunto suyo. -Se quedo callado un momento, pensando, luego pregunto-: ?Cuantas chicas tienen en su agenda?
– Unas treinta. Y diez chicos.
– ?Tiene fotos?
– Si.
– Dejeme ver las de Janie.
Claire se dirigio a un archivador, saco una carpeta, la abrio, cogio una fotografia tapada con celofan y se la entrego a Grace.
No era como ninguna de las fotografias que habia visto en la casa de su padre o en su piso. Se trataba de una Janie Stretton completamente distinta, una Janie de noche. Estaba tumbada seductoramente sobre una alfombra de leopardo, vestida con unos minishorts de piel cortisimos, una blusa de encaje negra desabrochada hasta el