habia hecho caso de la advertencia, y un examen policial de su ordenador lo habia relacionado con el PC de Reggie D'Eath. Menos de veinticuatro horas despues, D'Eath estaba muerto.
Se oyeron unas campanillas irritantes procedentes de la maquina tragaperras, luego otro tintineo mas, como el de un xilofono. Potting y Nicholl estaban ahora enfrascados en una conversacion sobre criquet, y Grace se sumio aun mas en sus pensamientos. Estaba tan absorto en ellos que incluso cuando regresaron al coche, apenas retuvo la informacion que de repente revelo Norman Potting cuando dejo el tema del criquet y volvio al asesinato de Reggie D'Eath.
Capitulo 51
La veterinaria de urgencias, que se llamaba Dawn, una australiana de aspecto hombruno de unos treinta y cinco anos, estaba arrodillada al lado de Lady, que seguia adormilada. Bajo el parpado izquierdo de la perra y le examino el ojo con la ayuda de una linterna de bolsillo. Max y Jessica observaban inquietos. Tom tenia un brazo alrededor de cada uno.
El detective, Glenn Branson, habia salido a hacer una llamada.
Tom miro al perro, totalmente desconcertado. Ayer por la manana habia ido a la policia, desafiando el e-mail de advertencia que le habian enviado. Ahora Kellie habia desaparecido; ademas, el coche habia aparecido sin ella, quemado.
«Dios, cielo, ?donde estas?»
De pie en la calle, bajo el sol brillante de la manana, Branson tenia el telefono pegado a la oreja y hablaba con la policia de Relaciones Familiares, la agente Linda Buckley, para que fuera inmediatamente a casa de los Bryce.
Casi justo despues de colgar, sono el telefono. Era un agente de la policia, de los Transportes Britanicos, el agente Dudley Bunting, que devolvia la llamada de Branson. Glenn le explico lo que buscaba y que era muy urgente. Bunting le prometio llamarle en cuanto pudiera.
– Necesito que sea hoy -dijo Branson-. No dentro de tres semanas. ?Es posible?
Bunting parecio dubitativo.
– Es domingo.
– Si, ya lo se, yo tendria que estar en misa; sin embargo, estoy con un tipo a quien le gustaria pasar el dia con su mujer, y con sus dos hijos, a quienes les gustaria pasar el dia con su madre, pero, al parecer, alguien la ha secuestrado en plena noche. Asi que quiza te gustaria sacrificar el asado del domingo con tu familia politica y ponerte las pilas.
Bunting le aseguro que cargaria la bateria al maximo.
Mientras hablaba, le entro otra llamada, de Ari. Branson no contesto. Cuando colgo, aparecio un aviso de mensaje en la pantalla del movil, acompanado de dos pitidos agudos.
El sargento miro el cartel en las ventanas del gimnasio al otro lado de la carretera. Gim-tonic. Era un buen nombre, penso. Si, le gustaba. Con el puno, se toco los musculos del estomago. La tableta de chocolate seguia ahi, pero tenia que volver al gimnasio; hubo una epoca en la que iba todos los dias; ahora, penso con cierto sentimiento de culpa, ya era todo un logro si iba dos veces a la semana.
Mientras alzaba la vista al cielo azul y sentia el calor glorioso del sol en su cara, se sintio mucho mas culpable por otra cosa.
Ari, su mujer…, y sus hijos.
Sammy acababa de cumplir ocho anos y Remi tenia tres; los echaba de menos todos los minutos del dia que no pasaba con ellos. Sin embargo, ultimamente apenas los veia. El trabajo consumia cada vez mas su vida.
Pulso la tecla de recuperacion de mensajes y escucho el que acababa de dejarle Ari, que tenia un tono seco y sarcastico: «Glenn, voy a llevar a Sammy y a Remi a la playa; estaria bien que pudieras venir, puesto que fue idea tuya. Les gustaria ver a su padre como minimo una hora durante el fin de semana. Quiza puedas llamarme. Me llamo Ari, por si lo has olvidado. Soy tu mujer».
Branson suspiro sonoramente. Cada vez se peleaban mas por culpa de su horario. Ari ya parecia haber olvidado que se habia tomado todo el fin de semana pasado libre para ir a Solihull al treinta cumpleanos de su hermana, por lo que tuvo que cargar todo su trabajo en los anchos hombros de Grace.
El problema de Glenn Branson era su ambicion; queria subir de categoria en categoria, como habia hecho Roy Grace. Pero eso implicaba que trabajar hasta tarde no seria algo temporal. Asi iban a ser las cosas durante los proximos veinte anos.
Era un trabajo que pasaba factura a los matrimonios de muchos de sus companeros; a menudo parecia que solo los policias casados con otros policias, que comprendian los horarios locos del otro, tenian matrimonios felices. En algun momento, iba a tener que tomar una decision sobre que era mas importante para el, su trabajo o su familia.
Era bastante ironico, la verdad. Poco despues de que naciera Sammy, cuando Glenn Branson trabajaba de segurata de discoteca, habia decidido que queria tener una carrera de la que su hijo pudiera estar orgulloso, y fue entonces cuando se unio al cuerpo de policia de Sussex.
Estaba a punto de llamar a Ari cuando una voz a sus espaldas le pego un susto. Era Tom Bryce, tenia muy mal aspecto, estaba livido, los ojos asustados.
– ?Podria hablar con usted en privado, sargento Branson? -le pregunto.
– Por supuesto.
Subieron al Mondeo de Branson y cerraron las puertas.
– Lo que quiero preguntarle es si cree que corremos peligro, si deberia llevarme a mis hijos a algun lugar. Escondernos.
El detective no estaba seguro de que responder. Se quedo callado un momento, pensando en el atroz asesinato de Janie Stretton y en la advertencia que Bryce afirmaba que habia recibido por e-mail; luego, en la desaparicion de su mujer. No sabia que responder porque aun no tenia suficiente informacion. Pero ?y si esto le hubiera pasado a el y hubiera sido Ari la desaparecida? ?Podia mirar sinceramente a Tom Bryce a los ojos y decirle que se quedara donde estaba?
Pero ?que alternativas habia? ?Ponerles proteccion las veinticuatro horas? Dudaba que pudiera arreglarlo, a menos que aparecieran pruebas mucho mas solidas para convencer a Alison Vosper de que asumiera los costes. ?Trasladarlos a una casa segura? Roy Grace le habia llamado hacia media hora para contarle lo de Reggie D'Eath. Vivan las casas seguras.
– Creo que hay que considerar la posibilidad de que a su mujer la hayan secuestrado, senor Bryce.
Eso era lo que temia Tom, aunque lo acosaba una pequena duda. Las palabras de Jessica seguian repitiendose en su cabeza.
«Seguramente solo querra beber vodka. La vi. Prometi que no lo contaria.»
– He llamado para que venga a verle una agente de la unidad de Relaciones Familiares. Es muy competente, se mudara aqui, si usted da su consentimiento. Organizara turnos con una companera para darles proteccion a usted y a sus hijos las veinticuatro horas.
– ?Es lo que usted haria en mi situacion, sargento Branson?
– Si -contesto, sin estar muy convencido-. Si. Al menos de momento. Vamos a ver que averiguamos hoy.
Glenn Branson bajo la vista, incapaz de mirar al hombre a los ojos durante mas de un segundo. Y mientras pronunciaba las palabras, penso para si mismo: «Si fuera yo, ?querria que Sammy y Remi se quedaran en la casa?».
Y, sencillamente, no supo que responder.
Capitulo 52
– Patatas -dijo Norman Potting de repente.
Los tres policias iban en el coche, Nick Nicholl era quien conducia. Se dirigian del pub de Rottingdean a Sussex