segun las reglas, siempre que crean que si lo haces. -Apuro el segundo whisky mucho mas deprisa de lo que era su intencion-. Pidamos el papeo.
Branson pidio langostinos rebozados. Grace escogio un plato cien por cien malo para la salud: lacon con dos huevos fritos y patatas fritas; luego, encendio otro cigarrillo y pidio otra ronda de bebidas.
– Bueno, ?que hacemos ahora, perro viejo?
Grace miro a Branson entrecerrando los ojos.
– Podriamos cogernos un pedo -dijo.
– Eso no va a ayudarnos a encontrar a Michael Harrison, precisamente, ?verdad? ?O se me escapa algo?
– No se te escapa nada, que yo sepa. Pero son las… -Grace miro su reloj-. Las nueve de un viernes por la noche. A menos que vayamos a Ashdown Forest con una pala y una linterna, no se muy bien que mas podemos hacer.
– Tiene que haber algo que se nos escapa.
– Siempre hay algo, Glenn. Lo que muy poca gente entiende es la importancia tan grande que tiene el azar en nuestro trabajo.
– ?La suerte, quieres decir?
– ?Sabes ese viejo chiste del golfista?
– Cuentamelo.
– Dice: «Que raro, cuanto mas practico, mas suerte tengo».
Branson sonrio.
– Entonces, ?quiza no hayamos practicado suficiente?
– Creo que hemos practicado suficiente. Manana es el gran dia. Si el senor Michael Harrison esta gastando la madre de todas las bromas, manana sera el momento de la verdad.
– ?Y si no es asi?
– Entonces, recurriremos al plan B.
– ?Cual es?
– No tengo ni idea. -Grace lo miro entrecerrando los ojos por encima del vaso-. Yo solo he salido a almorzar contigo. ?Recuerdas?
Capitulo 39
Ashley, envuelta en su albornoz blanco, estaba repantigada en la cama viendo un episodio repetido de Sexo en Nueva York en el televisor de pantalla plana cuando sono el telefono. Se incorporo sobresaltada y casi derramo la copa de
Contesto nerviosa, con voz entrecortada.
– ?Si, diga?
– ?Ashley? Espero no haberte despertado, cielo.
Ashley dejo la copa de vino en la mesita de noche, cogio el mando y quito el volumen del televisor. Era Gill Harrison, la madre de Michael.
– No -dijo-. Tranquila. No puedo dormir. No he pegado ojo desde… el martes. Dentro de un rato me tomare un somnifero, el medico me lo ha recetado. Dice que me dejara fuera de combate.
De fondo, oyo ladrar a
– Quiero que lo pienses mejor, Ashley. Creo que debes cancelar el banquete de manana.
Ashley respiro hondo.
– Gill… Lo discutimos todo ayer y hoy. No van a devolvernos el dinero cancelando tan tarde; hay gente que viene de todas partes, como mi tio de Canada, que va a llevarme al altar.
– Es un buen hombre -dijo Gill-. El pobre…, ha venido desde tan lejos.
– Nos adoramos -dijo Ashley-. Pidio libre toda la semana para poder asistir al ensayo del lunes.
– ?Donde se esta quedando?
– En Londres, en el Lanesborough. Siempre elige el mejor. -Se quedo callada un momento-. Se lo he contado, por supuesto, pero me ha dicho que vendria de todos modos para apoyarme. He podido hablar con mis amigas de Canada para que no cogieran el avion, venian cuatro. Y tengo otros amigos en Londres a los que he convencido para que no vinieran. El telefono lleva sonando dos dias sin parar.
– Aqui tambien.
– El problema es que Michael ha invitado a amigos y companeros de toda Inglaterra, y del continente. He intentado hablar con el maximo numero de invitados, y Mark tambien…, pero… Al menos tenemos que cuidar de aquellos que si se presenten. Y sigo pensando que Michael podria aparecer.
– Yo no lo creo, cielo, ya no.
– Gill, Michael gasto todo tipo de bromas a sus amigos cuando se casaron. Dos de ellos llegaron a la iglesia tan solo unos minutos antes de que comenzara la boda, por culpa de lo que les hizo. Michael aun podria estar en algun sitio, encerrado o atado, sin saber nada de lo que ha pasado. Puede que aun tenga pensado llegar, o este intentando llegar.
– Eres una chica encantadora, y una buena persona. Si vas a la iglesia y no aparece, te hundiras. Tienes que aceptar que le ha pasado algo. Han muerto cuatro personas, cielo. Michael debe de haberse enterado, si es que esta bien.
Ashley se sorbio la nariz, luego comenzo a sollozar. Durante unos momentos, lloro inconsolablemente, secandose los ojos con un panuelo que habia sacado de una caja que tenia en la mesita de noche. Luego, sorbiendose la nariz ruidosamente, dijo:
– Lo intento con todas mis fuerzas, pero no puedo. Yo… no dejo… de rezar para que aparezca. Cada vez que suena el telefono creo que es el, ?sabes? Que se reira y me explicara que todo ha sido una broma estupida.
– Michael es un buen chico -dijo Gill-. Nunca ha sido cruel y esto es demasiado cruel. No haria una cosa asi; es incapaz.
Hubo un largo silencio. Al final, Ashley lo rompio.
– ?Estas bien?
– Aparte de estar preocupadisima por Michael, si, estoy bien, gracias. Carly esta aqui.
– ?Ha llegado?
– Si, hace un par de horas, de Australia. Creo que manana tendra un poco de
– Deberia pasar a saludarla. -Se quedo callada un momento-. ?Ves lo que quiero decir? Todas estas personas que han venido de tan lejos… Al menos tenemos que ir a la iglesia a recibirlas y ofrecerles algo de comer. ?Puedes imaginar que Michael apareciera y nosotros no estuvieramos alli?
– Entenderia… que has cancelado la boda por respeto a los chicos que han muerto.
– Por favor, Gill, por favor, vayamos a la iglesia a ver -dijo Ashley sollozando aun mas fuerte.
– Tomate el somnifero y duerme un poco, cielo.
– Te llamare por la manana.
– Si. Me levantare pronto.
– Gracias por llamar.
– Buenas noches.
– Buenas noches -dijo Ashley.
Colgo el auricular, cargada de energia. Se dio la vuelta, sus pechos asomaron por el albornoz abierto, y miro a Mark, que estaba tumbado a su lado desnudo bajo las sabanas.
– ?Estupida! ?No tiene ni idea! -Sus labios esbozaron una gran sonrisa, su rostro radiante de alegria-. ?Ni idea!
Le rodeo el cuello con los brazos, lo abrazo con fuerza y lo beso apasionadamente, primero en la boca, luego se deslizo despacio por su cuerpo, mas y mas, torturandolo todo lo posible.