– Creia que estaba en el deposito de cadaveres, no en un Starbucks -dijo.
Ella sonrio.
– Tambien tenemos cafe. Expreso, con leche, colombiano, moca…
Grace levanto la mano.
– Un te normal sera perfecto.
– Con limon, con leche entera, semidesnatada…
Levanto las dos manos.
– La leche que tengas abierta. ?Joe aun no ha llegado? Le habia pedido a Joe Tindall, del SOCO, que se pasara.
– Aun no. ?Quieres esperar a que llegue?
– Si, deberiamos.
Pulso un interruptor en el hervidor y desaparecio en el vestuario que habia enfrente. Cuando el agua comenzaba a borbotear, regreso con una bata verde, chanclos azules, una mascarilla y guantes de latex blancos, y se los entrego a Grace.
Mientras el se los ponia, Cleo le preparo el te y abrio una lata que contenia galletas digestivas. Grace cogio una y la mastico.
– ?Asi que has estado sola toda la semana? ?No te deprime no hablar con nadie?
– Estoy siempre ocupada; esta semana hemos tenido diez admisiones. Iban a mandarnos a alguien del deposito de Eastbourne, pero tambien han recibido mucho trabajo. Debe de ser la ultima semana de mayo.
Grace se paso la goma de la mascarilla por la cabeza, luego dejo que la mascara le cayera suelta por debajo de la barbilla; sabia por experiencia que los jovenes no llevaban muertos tanto tiempo como para oler tan mal.
– ?Han venido las familias de los cuatro chicos?
Ella asintio con la cabeza.
– Y el chico que estaba desaparecido, el novio, ?ya sabeis algo de el?
– Justo ahora vengo de la boda -dijo Grace.
– Ya me parecia que ibas demasiado elegante para ser sabado, Roy. -Sonrio-. Entonces, ?al menos ese tema se ha resuelto?
– No -contesto-. Por eso estoy aqui.
Cleo levanto las cejas, pero no hizo ningun comentario.
– ?Hay algo en particular que quieras ver? Puedo darte copias de los informes del patologo para el medico forense.
– Cuando llegue Joe, quiero que empecemos por las unas -le contesto Grace.
Capitulo 48
Seguido de Joe Tindall, que se estaba poniendo los guantes, Grace siguio a Cleo por el suelo duro y moteado mientras observaba como su cabello de mechas rubias se balanceaba sobre el cuello de la bata verde. Pasaron por delante de la cristalera de la camara de infecciones sellada, hasta la sala principal de autopsias.
La presidian dos mesas de acero, una fija, la otra con ruedas, un torno hidraulico azul y dos hileras de neveras con puertas que iban del suelo al techo. Las paredes estaban alicatadas en gris y toda la sala tenia un desague alrededor. En una pared habia una hilera de fregaderos y una manguera amarilla enrollada. En otra, una encimera ancha, una tabla de cortar metalica y una vitrina llena de instrumentos y algunos paquetes de pilas Duracell. Junto a la vitrina, habia un cuadro que listaba el nombre de cada fallecido, con columnas para los pesos de cerebro, pulmones, corazon, higado, rinones y bazo. Un nombre de hombre, Adrian Penny, con sus tetricos numeros, estaba escrito en rotulador azul.
– Es un motociclista al que le hicimos la autopsia ayer -dijo Cleo alegremente al ver lo que miraba Grace-. Adelanto a un camion y no vio que una viga de acero sobresalia por el lateral. Le corto la cabeza al pobre desgraciado justo por debajo del cuello.
– ?Como diablos consigues no volverte loca? -le pregunto el.
– ?Quien dice que no lo estoy? -contesto ella alegre y sonriendo.
– No se como te dedicas a esto.
– No son los muertos quienes hacen dano a la gente, Roy, sino los vivos.
– Bien visto -dijo.
No sabia que opinaria sobre los fantasmas, pero no era momento de preguntarselo.
Hacia frio en la sala. El sistema de refrigeracion emitia un zumbido y del techo llegaba un clic seco, de los fluorescentes que no se habian encendido bien.
– ?Alguna preferencia sobre a quien quieres ver antes?
– No, me gustaria verlos a todos.
Cleo se dirigio a la puerta marcada con un «4» y la abrio. Al hacerlo, hubo una rafaga de aire helado, pero eso no fue lo que causo que un escalofrio le recorriera el cuerpo, sino ver la forma humana que se ocultaba bajo las sabanas de plastico blanco en cada una de las cuatro hileras de bandejas metalicas con ruedas.
La empleada del deposito acerco el torno, lo subio accionando la manivela, luego puso la bandeja superior encima y cerro la puerta de la nevera. Despues, aparto la sabana para descubrir a un hombre blanco rollizo, de pelo lacio, con el cuerpo y la cara amarillenta llenos de moratones y laceraciones, los ojos bien abiertos que transmitian sorpresa incluso en su quietud vidriosa, el pene arrugado y flacido entre una mata gruesa de vello pubico como si fuera un roedor hibernando. Grace miro la etiqueta beis atada al dedo gordo del pie. El nombre era «Robert Houlihan».
La mirada de Grace se poso directamente en las manos del joven. Eran unas manos grandes, gruesas, con las unas mugrientas.
– ?Tienes toda la ropa que llevaban?
– Si.
– Bien.
Grace le pidio a Tindall que cogiera muestras de debajo de las unas.
El agente del SOCO escogio una herramienta afilada de la balda de los instrumentos, le pidio a Cleo una bolsa de muestras, luego rasco con cuidado parte de la suciedad de cada una de las unas y la metio en la bolsa, que etiqueto y sello.
Las manos del siguiente cuerpo, Luke Gearing, estaban en muy mal estado debido al accidente, pero aparte de la sangre que habia debajo, las unas, en carne viva por morderselas, estaban razonablemente limpias. Las manos de Josh Walker tampoco estaban sucias, pero las de Peter Waring estaban ronosas. Tindall cogio muestras de debajo de las unas y las metio en una bolsa.
Luego, el y Grace examinaron con cuidado toda la ropa. Habia barro en todos los zapatos y muchos rastros de el en la ropa de Robert Houlihan y Peter Waring. Tindall metio todas las prendas en bolsas separadas.
– ?Vas a volver al laboratorio con todo esto? -le pregunto Grace.
– Tenia pensado irme a casa. Estaria bastante bien verla antes de que acabe el fin de semana y tener vida propia, o al menos fingirlo.
– Detesto hacerte esto, Joe, pero necesito de verdad que te pongas a trabajar en esto ahora mismo.
– ?Genial! ?Quieres que pierda las entradas para el concierto de U2 de esta noche que me costaron cincuenta libras cada una, deje plantada a mi novia y saque el saco de dormir del armario del despacho?
– U2… Es muy joven, ?verdad?
– Si, ?y sabes que, Roy? Tiene malas pulgas. Me exige mucha atencion.
– La vida de un hombre podria estar en peligro.
– Quiero que me pagues de tu bolsillo el precio de las entradas -dijo Tindall, cada vez mas furioso.
– No es mi caso, Joe.
– Vaya, ?y de quien es?
– De Glenn Branson.
– ?Y donde cono esta?