Cuando volvio con aspecto enfurecido, yo ya habia convertido la lena en una hoguera respetable. Por lo visto, Bult estaba donde debia.
—Muy bien —dijo Carson, devolviendole el salton a Ev—. Vamos a ver a esos famosos exploradores. Pero pongalo bajito.
—Episodio Dos —anuncio Ev, colocandolo en el suelo ante nosotros—. Reduce al cincuenta por ciento y oscurece. —Esta vez la escena aparecio mas pequena y en una pequena caja. Bigote Atildado y Pantalones Cenidos atravesaban una brecha en la Muralla. Carson llevaba su chaleco azul peludo. —Tu eres el del bigote elegante —senale.
—?Tiene idea de la multa que nos caeria encima por matar a un equipaje? —dijo el. Senalo a Pantalones Cenidos—. ?Quien es la mujer?
—Es Fin —respondio Ev.
—?Fin? —Carson dejo escapar un resoplido—. ?Fin? No puede ser. Mirela. Va demasiado limpia. Y parece demasiado una mujer. ?La mayoria de las veces con Finn ni siquiera se nota! —Volvio a resoplar y se dio una palmada en la pierna—. Y mirele el pecho. ?Seguro que no es C.J.? Extendi la mano y cerre el salton.
—?Por que haces eso? —dijo Carson, con la mano en la barriga.
—Hora de dormir. —Me volvi hacia Ev—. Por esta noche guardare este trasto en mi bota para que Bult no lo descubra —dije, y me dirigi a mi petate.
Bult estaba de pie junto al petate de Carson. Mire hacia la Lengua. El paraguas seguia alli, brillando alegremente. Bult levanto mi petate para mirar debajo.
—Dano a la flora —dijo, senalando a la tierra de debajo.
—Oh, cierra el pico —proteste, y me acoste.
—Tono y modales inadecuados —prosiguio el, y regreso hacia su paraguas.
Carson siguio partiendose de risa durante otra hora, y yo me quede alli tendida durante esa hora o mas esperando que se fueran a dormir y viendo como las lunas ocupaban su posicion en el cielo. Entonces saque el salton de mi bota y lo abri en el suelo junto a mi.
—Episodio Ocho. Reduce al ochenta por ciento y oscurece —susurre. Me quede alli tendida y nos vi a Carson y a mi cabalgando bajo la lluvia y trate de adivinar de que expedicion se trataba. Habia un bufalo azul en la colina, y Acordeon lo senalaba.
—Se llama
Tardamos cuatro horas en comprender lo que Bult estaba diciendo.
—
—
—?Equipajes? —dijo Carson, tan enfadado que su bigote parecio sacudirse—. ?No podemos llamarlos equipajes! —Y justo entonces un par de miles de equipajes enfilaron desde la colina hacia nosotros. Mi poni se quedo alli plantado como un idiota y por poco nos aplastan a los dos.
En la version del salton mi poni salia corriendo, y yo era la que se quedaba mirando como una tonta hasta que Carson llegaba galopando y me izaba a su grupa. Yo llevaba botas de tacon alto y unos pantalones tan cenidos que no era de extranar que no pudiera correr, y Carson tenia razon, estaba demasiado limpia, pero no tenia por que caerse en la hoguera partido de risa.
Carson me rescato y partimos al galope, mis pantalones cenidos abrazando al caballo y mi melena odeando al viento.
«Aqui nada es como esperaba, excepto usted», habia dicho Ev en la Cruz del Rey. Tambien habia dicho que yo era exactamente como me imaginaba. Lo cual, pense, intentando averiguar como volver a hacer funcionar el salton de nuevo, estaba bastante bien.
Expedicion 184: dia 2
Al mediodia siguiente estabamos todavia a este lado de la Lengua y aun nos dirigiamos al sur. Carson estaba de tan mal humor que me mantuve apartada de el.
—?Siempre es asi de irritable? —me pregunto Ev.
—Solo cuando esta preocupado.
Por cierto, yo tambien estaba un poquito preocupada.
El analisis del agua que habia hecho Carson no mostraba nada mas que la f-y-f de siempre, pero Bult habia insistido en que habia
Pero no era eso lo que me preocupaba. Lo que me preocupaba era Bult. No nos habia multado por nada en toda la manana, ni siquiera cuando levantamos el campamento, y seguia escrutando el sur con sus binos. No solo eso, sino que los binos de Carson habian aparecido. Los encontro en su petate despues de desayunar.
—?Fin! —grito, agitandolos por la cinta—. Sabia que los tenias. ?Donde los encontraste, en tu alforja?
—No los habia visto desde la manana en que salimos para la Cruz del Rey, cuando tu los cogiste — conteste—. Debia de tenerlos Bult.
—?Bult? ?Para que iba a cogerlos? —dijo, y senalo a Bult, que contemplaba las Ponicacas con sus propios binos.
No lo sabia, y eso era lo que me preocupaba. Los indigitos no roban, al menos eso es lo que el Gran Hermano nos dice en las observaciones, y en todas las expediciones en las que habiamos salido, Bult nunca nos habia quitado mas que nuestros exiguos sueldos. Me pregunte que mas podria empezar a hacer… como meternos en territorio inexplorado y luego robarnos las alforjas y los ponis. O conducirnos a una emboscada.
Queria hablar del tema con Carson, pero no pude acercarme a el, y no queria arriesgarme a provocar otra tormenta de polvo. Trate de cabalgar a su lado, pero Bult mantenia su poni pegadito al de Carson y me miro con mala cara cuando intente acercarme.
Ev estaba casi igual de pegado a mi, haciendo preguntas sobre el lanzabadejo y contandome costumbres de apareamiento curiosas, como las del macho de mosca colgante, que teje un gran globo de saliva y baba para que la hembra se pegue cuando se la tira.
Finalmente cruzamos el arroyo en un punto donde zigzagueaba por un terreno momentaneamente llano, y nos dirigimos al suroeste cruzando una serie de colinas bajas. Hice una triangulacion y luego empece a comprobar el terreno.
—Bueno, ya estamos en territorio inexplorado —le dije a Ev—. Puede empezar a mirar cosas para ponerles el nombre de C.J., asi conseguira su polvo.
—Si quisiera un polvo, lo conseguiria sin eso —replico el, y se me ocurrio que tenia razon—. Pero se como se siente C.J. —anadio, contemplando la llanura—. Quiere dejar alguna marca. Atraviesas esa puerta y te das cuenta de lo grande que es un planeta y lo insignificante que eres tu. Podrias pasarte aqui toda la vida y ni siquiera dejarias una huella.
—Digaselo a Bult.
El sonrio.
—Vale, tal vez huellas si. Pero nada duradero. Por eso me apunte a esta expedicion. Queria hacer algo para saltar a la fama, como usted y Carson. Queria descubrir algo que me hiciera aparecer en los saltones.
—Por cierto —dije, inclinandome para recoger una roca—, ?como es que aparecemos en ellos? —Meti la roca en mi alforja—. ?Como supieron lo de los equipajes? ?Y lo del pie de Carson?
__No lo se —contesto Ev lentamente, como si la pregunta no se le hubiera ocurrido nunca—. Por sus diarios, supongo.
Pero en los diarios no aparecia que encontre a Carson cuando las veinticuatro horas se habian consumido. Habiamos contado algunas historias a los prestamistas, y una de las mujeres habia llevado un diario propio. Pero Carson no le habria dicho que yo habia llorado por el.