en el exterior. Encomende mi alma al Creador, y me pregunte donde estaria al cabo de cinco segundos.

Una gran oleada de calor parecio elevarse del suelo, y floto un agobiante segundo en el aire. Despues la pared que habia frente a mi se disolvio en una nube amarilla con un estruendo casi insoportable. Algo cayo sobre mi, golpeandome en el hombro izquierdo.

Y despues creo que perdi el conocimiento.

Mi estupor apenas debio durar unos segundos. Me parecio que me asfixiaba entre la espesa humareda amarilla, y tras librarme de los escombros consegui entonces ponerme en pie. Note el aire fresco a mi espalda. El marco de la ventana habia caido, y el humo se escapaba a traves de la abertura. Salte al exterior y me encontre en un patio envuelto por una neblina espesa y acre. Me senti mareado y dolorido, pero podia mover las extremidades y me aleje de la casa sin perder un segundo.

Al otro lado del patio, el pequeno canal de desague de un molino discurria bajo un acueducto de madera, y me deje caer en el. El agua fresca me reanimo, y comprendi que era necesario huir a toda prisa. Segui el canal entre el resbaladizo lodo verde hasta que llegue a la rueda del molino. Entonces me introduje en el viejo molino por el agujero del eje y fui a caer sobre un monton de paja. Un clavo me desgarro los pantalones, y deje un jiron de pano tras de mi.

El molino estaba abandonado desde hacia tiempo. Las escalerillas se habian podrido con los anos, y en el desvan las ratas habian hecho grandes agujeros en el suelo. Sentia nauseas, la cabeza me daba vueltas, y parecia tener el hombro y el brazo izquierdos totalmente paralizados. Mire por la ventana y vi que la neblina aun se cernia sobre la casa y el humo se escapaba por una ventana del piso superior. Dios quisiera que hubiese provocado un incendio, pues oi gritos procedentes del otro lado.

Sin embargo, no tenia tiempo que perder, ya que el molino era un mal escondite. Cualquiera que me buscase seguiria el canal, y estaba seguro de que la busqueda comenzaria en cuanto viesen que mi cuerpo no se hallaba en el almacen. Desde la otra ventana vi que al otro lado del molino se alzaba un viejo palomar de piedra. Si lograra llegar hasta alli sin dejar huellas quiza encontrase un lugar donde ocultarme, pues deduje que mis enemigos, al descubrir que podia moverme, pensarian que habia huido hacia campo abierto y me buscarian en el paramo.

Me deslice por la escalerilla rota, echando paja tras de mi para cubrir mis pisadas. Hice lo mismo en el suelo del molino y en el umbral, donde la puerta colgaba de unas bisagras rotas. Escudrine el exterior, y vi que entre el molino y el palomar habia un camino de guijarros, donde no quedarian impresas mis pisadas. Ademas, no podia verse desde la casa gracias a los edificios del molino. Atravese este espacio, llegue a la parte trasera del palomar y busque una posible via de ascenso.

Esta fue una de las empresas mas dificiles que he acometido jamas. El hombro y el brazo me dolian mucho, y estaba tan mareado y aturdido que apenas podia sostenerme en pie. Pero, pese a mi estado, lo consegui. Utilizando los huecos y salientes como soporte, al final logre llegar arriba. Habia un pequeno parapeto detras del cual encontre espacio para echarme. Entonces cedi a un desvanecimiento pasado de moda.

Me desperte con la cabeza ardiendo y el sol en la cara. Me quede inmovil largo rato, pues aquella terrible humareda parecia haber aflojado mis articulaciones y reblandecido mi cerebro. Oi ruidos procedentes de la casa -hombres que hablaban con voz ronca y el rugido de un coche-. Me arrastre hasta un pequeno boquete en el parapeto, desde el cual se veia el patio de la casa, y vi salir a varias personas -un criado con la cabeza vendada, y despues un hombre mas joven con pantalones bombachos-. Buscaban algo, y se dirigieron hacia el molino. Entonces uno de ellos vio el jiron de tela en el clavo, y llamo al otro. Ambos volvieron a la casa, y regresaron acompanados de dos o mas para inspeccionarlo. Vi la figura del ultimo, y me parecio distinguir al hombre que ceceaba. Observe que todos llevaban pistola.

Durante media hora registraron el molino. Les

oi volcar los toneles y arrancar las podridas tablas del suelo. Despues salieron al exterior y se detuvieron junto al palomar, discutiendo acaloradamente. El criado de la venda fue objeto de una severa reprimenda. Les oi forcejear con la puerta del palomar, y durante unos espantosos momentos crei que subirian. Despues lo pensaron mejor y volvieron a la casa.

Pase toda aquella larga tarde tostandome al sol. La sed fue mi peor tormento. Tenia la boca seca, y para empeorar las cosas oia el goteo del agua en el canal del molino. Contemple el curso del riachuelo que venia del paramo, y lo segui con la imaginacion hasta la parte superior de la hoya, donde debia nacer de una helada fuente cubierta de helechos y musgo. Habria dado un millon de libras por sumergir la cara en ella.

Desde alli dominaba todo el paramo. Vi que el coche se alejaba a toda velocidad con dos ocupantes, y a un hombre montado en un caballo que se dirigio hacia el este. Supuse que me estaban buscando, y les desee suerte.

Pero vi otra cosa mas interesante. La casa se levantaba casi en la cima de una ondulacion del paramo que coronaba una especie de meseta, y no habia ningun lugar mas alto en los alrededores. La cima en cuestion estaba llena de arboles, principalmente pinos, con unos cuantos fresnos y hayas. En lo alto del palomar yo me encontraba casi al mismo nivel de las copas de los arboles, y podia ver lo que habia mas alla. El bosque no era compacto, sino solo un anillo, y en el centro habia un ovalo de cesped muy parecido a un gran campo de criquet.

No tarde demasiado en adivinar de que se trataba. Era un aerodromo, y un aerodromo secreto. El lugar habia sido muy bien escogido. Suponiendo que alguien viera descender un avion sobre esta zona, pensaria que habia sobrepasado la colina situada mas alla de los arboles. Como el lugar estaba en la cuspide de una elevacion y en medio de un gran anfiteatro, cualquier observador desde cualquier direccion llegaria a la conclusion de que se habia perdido de vista detras de la colina. Solo una persona que estuviera muy cerca se daria cuenta de que el avion no habia sobrepasado la colina sino descendido en medio del bosque. Un observador con un telescopio desde una de las colinas mas altas podria descubrir la verdad, pero alli solo iban los pastores, y los pastores no llevaban telescopios ni prismaticos. Desde el palomar vi una lejana franja azul, el mar, y me enfureci al pensar que nuestros enemigos tenian esta torre secreta para vigilar nuestras aguas.

Despues pense que si el avion regresaba, lo mas probable era que me descubriese. Por lo tanto, pase toda la tarde echado y aguardando ansiosamente la llegada de la oscuridad, por lo que lance un suspiro de alivio cuando el sol se oculto tras las grandes colinas del oeste y la penumbra crepuscular se abatio sobre el paramo. El avion se retrasaba. La oscuridad ya era muy densa cuando oi el ruido del motor y lo vi planear hacia su refugio del bosque. Hubo luces que centellearon y muchas idas y venidas desde la casa. Despues llego la noche y se hizo el silencio.

A Dios gracias, la noche era oscura. La luna estaba en cuarto menguante y no se levantaria hasta mas tarde. Tenia demasiada sed para esperar, asi que hacia las nueve, por lo que pude deducir, empece el descenso. No fue facil, y a medio camino oi abrirse la puerta trasera de la casa y vi el reflejo de una linterna sobre la pared del molino. Durante unos aterradores minutos me adheri al muro del palomar y rece para que no se acercara nadie. Despues la luz desaparecio, y yo me deje caer tan suavemente como pude sobre el duro suelo del patio.

Me arrastre a lo largo de un muro de piedra hasta llegar al circulo de arboles que rodeaba la casa. Si hubiera sabido como hacerlo, habria intentado inutilizar aquel avion, pero comprendi que cualquier tentativa seria inutil. Estaba seguro de que habria algun tipo de defensa en torno a la casa, de modo que atravese el bosque a gatas, tanteando cuidadosamente el terreno ante mi. Hice bien, pues al fin encontre un alambre a unos sesenta centimetros del suelo. Si hubiese tropezado con el, indudablemente habria disparado alguna alarma en la casa y habria sido capturado.

Unos cien metros mas adelante encontre otro alambre habilmente colocado en el borde de un pequeno arroyo. Al otro lado estaba el paramo, y a los cinco minutos me encontre rodeado de helechos y brezos. Pronto llegue al limite de la elevacion, a la angosta hoya de donde fluia el canal del molino. Diez minutos despues tenia la cara debajo del manantial y bebia litros de la bendita agua.

No me detuve mas hasta que hube puesto una veintena de kilometros entre la casa y yo.

7. El pescador aficionado

Me sente en la cumbre de una colina y examine mi posicion. No me sentia demasiado feliz, pues mi natural alegria por haber escapado se veia mermada por las fuertes molestias fisicas que sufria. Aquellos vapores de

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