Mis hermanas eran las peonas. Pronto prendio en mi con fuerza la autoridad del bruto que vigilaba a caballo los trabajos de las mujeres a punta de un largo latigo.
Mis hermanas trabajaban en el barro negro del patio, cargaban los moldes y ponian a secar los ladrillitos al sol.
Sentado a la fresca sombra de la parralera, con la guampa del terere en una mano y el arreador de papa en la otra, con cara patibularia yo vigilaba el trabajo de las peonas, banadas en sudor y en lagrimas.
Cuando las casitas estaban terminadas, trepaba sobre ellas para probar su solidez. Las casas se venian abajo en una masa de legamo.
Yo hacia zumbar el arreador en el aire, clamando destempladas amenazas contra las inservibles mujeres.
Habia que comenzar de nuevo. La oleria de juguete pronto se fue al demonio.
El circulo vicioso se rompio cuando el arreador, en manos de papa, se volvio contra mi y me saco hasta la ultima gota los humos de torvo y feroz capataz.
13
Entretanto, la construccion de la chimenea habia producido ya varios accidentes mortales. Su altura sobrepasaba los cuarenta metros.
Los hombres no conocian la altura. El vertigo los volteaba desde los andamios colgantes. Algunos sufrian vomitos y convulsiones. Yo los veia agarrarse a los palos, a las cadenas, hasta que se dejaban caer en el vacio.
Queria escribir sobre todo eso.
Una noche me dormi. El candil cayo del cuello de la botella que lo sostenia. Mi sueno estuvo a punto de provocar un incendio. Me desperte cuando las llamas trepaban ya hacia el techo de paja.
El descuido me valio varias horas de estar hincado sobre los cantos del patio entonando sin parar hasta el amanecer la melopea: «?No encendere mas candiles para escribir!…»
14
Volvi al fulgor de la luna llena cuando mostraba su cara redonda y luminosa y me amparaba para escribir. En las fases menguantes, las luciernagas me proveian de su aceite y de su luz.
Escribi esa noche un relato sobre la lucha de Jacob con el Angel que se cuenta en el Genesis.
Mi madre solia leer y comentar ese capitulo de los dos hermanos en las noches de invierno. Para que no fueramos como ellos.
Ahora yo sentia necesidad de escribirlo de otra manera.
15
La lucha de Jacob no era con el Angel sino con su hermano Esau. Yo era Jacob y Esau era mi hermano. Imagine que eramos como hermanos siameses. Estabamos unidos por los calcanares y nos odiabamos a muerte.
Este es el nudo que el Genesis no pudo resolver.
Yo lo desate a la luz de los gusanos de luz.
Luchamos toda la noche con los machetes de cortar y pelar cana.
Al despuntar el alba, con un certero machetazo troce el calcanar que nos ligaba hueso a hueso y me libere del pesado y negro Esau.
Quedo como muerto.
Lo cargue en hombros y lo lleve hasta la casa paterna. Lo acoste en su lecho. Le vende la herida con hojas de altamisa, de salvia y de banano.
Le puse sobre el vendaje la estola liturgica del padre Abraham, que yo fabrique con un retazo de lona. Parecia dormido. Iba a irme. Le di un beso en la frente. Me escupio en la cara su odio biblico.
Me seque el escupitazo con la estola y me fui.
16
En la movilizacion del ano 32 convocada para la Gue rra del Chaco, Esau partio al frente de combate con el grado de teniente de la reserva, muy orondo en su flamante verdeolivo de campana.
Murio en la batalla del fortin Boqueron, al comienzo mismo de la contienda fratricida, como la llamaba mi padre.
Esau fue el primer muerto de la guerra. No digo que fue un heroe, porque lo mato una bala perdida en el cuartel general de Isla Poi.
El mismo era una bala perdida.
17
Lo enterraron con honores militares. Le dieron el ascenso postumo a capitan y le otorgaron la cruz del Defensor del Chaco. Se izo la bandera a media asta. Se dispararon diez tiros de canon. Se hallaba presente el comandante en jefe y todos los oficiales de su Estado Mayor.
El funeral fue oficiado por el arzobispo, concelebrado por el nuncio apostolico y la asistencia de todos los capellanes del ejercito.
No podia ser menos por tratarse de persona tan principal. Un personaje de la Biblia que quiso morir en defensa de la patria.
Despues del Introito se canto en latin la historia de Esau. Una gloria que Esau no se merecia.
Puse al relato el titulo de