determinado juntando largos intervalos de tiempo.

La pantalonera me hacia las braguetas mas largas. El «pijero», decia ella. Me alababa el tamano de la virilidad naciente.

?Que Dios le conserve esta gracia, mi hijo!

Usted ve, dona Silveria Zarza, ex pantalonera de Manora y actual soplona de la policia, le habria querido decir ahora, ve usted que su agueria de aquel tiempo no me ha servido para un carajo.

2

Tras muchas cavilaciones decidi descender furtivamente en Manora, pasara lo que pasara.

Con ello iba a evitar la horquilla de los puestos policiales de frontera, que ya habrian recibido el alerta de la Tecnica en el caso de que hubiesen desmontado el tunel y verificado la identidad de los enterrados, entre los cuales solo faltaba uno.

He sido siempre un fronterizo, me dije. El hombre del ultimo cuarto de hora. Vida y muerte sobran a mi vida. Y es mejor que el minuto del fin caiga sobre mi en Manora.

Esa frontera con su nombre me esta llamando al lugar de mi muerte.

3

Por otra parte, no se me ocultaba que este deseo de buscar refugio en Manora no era mas que el ensueno de todo desterrado, de todo prisionero, de volver a sus raices, de recuperar la infancia perdida.

Lo ultimo que le queda al hombre cuando todo lo demas se ha perdido.

Nadie sabe hasta que punto ese mito es perfido y malsano.

Nadie sabe la cantidad de tiempo que necesita el hombre errante para encontrarse a si mismo, antes de que pueda golpear, como un mendigo inoportuno, la puerta del hogar paterno.

Viene en busca de un hogar que ya no existe.

La vida tampoco deja huellas vivas. No es mas que el irle pasando a uno cosas en contrarias direcciones.

Las huellas del pie de doble talon del Pytayovai van escamoteando la direccion de la marcha hacia adelante, hacia atras, hacia el pasado, hacia el futuro. Tiene que hacerlo bajo la sangre del sol del mediodia. Solo asi el fugitivo logra escabullirse de sus perseguidores en el no-tiempo, en el no- lugar.

Si la sangre como leche del fulgor cenital no gotea sobre las huellas de los pies bifrontes, estas no plasman rastros fosiles.

El fugitivo cae sin remedio en poder de sus perseguidores.

En la dura intemperie del desierto no hay albergues acogedores. No hay mas que rastros de sangre que el peregrino recoge. Los mete en su bolsa y los lleva consigo.

4

Ningun hijo prodigo -otra de las falaces parabolas del Nuevo Testamento- ha vuelto jamas al hogar paterno.

El mismo Cristo no sera sino un extrano, un intruso, si logro entrar de nuevo en el hogar eterno, despues de haberse hecho hombre.

La crucifixion y la muerte no redimieron la condicion humana. La sellaron para siempre en su depravacion originaria. De donde el hombre, ayudado por Cristo, el primogenito de los muertos, se ha convertido en la bestia mas feroz que habita el planeta.

5

Mientras escribo esta queja contra la mentirosa parabola del Evangelio, oigo la voz del maestro Cristaldo que me habla desde alguna parte, fuera del mundo.

«…No se pierde la infancia. Se la lleva siempre adentro. ?Como quieres regresar a un lugar de donde nunca has salido?»

«?He salido yo acaso de la placenta que me contenia?»

«Hay lugares que subsisten solos y llevan su lugar consigo. Viajan dentro de ti…»

Temblo un poco la voz. La interrumpieron la tos y catarro que no le han abandonado aun.

Luego dijo: «Salvo que ese lugar se haya llevado su lugar a otro lugar… Pero entonces tu eres el que esta perdido y ya nadie te encontrara jamas…»

En todos los libros que he escrito esta copiada esta frase del maestro Cristaldo. Imprecacion premonitoria. Como si todos hubiesemos nacido fuera de lugar y en tiempo ajeno.

Decimocuarta parte

1

El tren se habia alejado mucho. Segui la lucecita roja de la senal. Lo alcance un poco despues de la estacion de Borja.

Me habia olvidado por completo de que yo estaba huyendo.

Me sentia activo, desconocido, libre.

No hay dia que valga si no es el venidero, decia el maestro Cristaldo. Y tambien: Quien sabe esperar vive hasta despues de la vispera.

Hay ocasiones en que uno es hierro de forja. Moldea en lo caliente una espiral inversa a lo que esta formado. Entonces viene el engano aparatoso de la simetria.

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