2

Subi de nuevo al tren. Todo estaba oscuro, abarrotado de olores ronosos, de ronquidos de fiera.

Ocupe mi asiento creyendo que todos estaban dormidos.

La mujer me acechaba. Lo vi en el girar del fuego de su cigarro. Volteo el pucho a su alrededor simulando cierto temor. Me tomo la mano y me obligo a inclinarme hacia ella.

– Usted me pregunto ayer sobre esos tres senores que viajaban en el tren -dijo en voz baja, sibilinamente.

No oi la frase y tuve que hacersela repetir.

– Esos senores son altos capos de la policia. Bajaron en la estacion de Villarrica. Tienen alla un gran trabajo. Le voy a contar un secreto del que me entere por casualidad…

Puso la mano como pantalla sobre su boca. Hizo una pausa calculando los efectos.

– Va a haber un muerto en Manora -dijo con acento agorero.

– ?Quien va a ser ese muerto? -pregunte con naturalidad, casi con indiferencia.

– Un maestrito anciano que se hace todavia el gallito subversivo. Este secreto me puede costar caro. Pero me parecio que a usted le gustaria salvar la vida de su antiguo maestro. No entiendo por que esos projimos de edad tan ida se meten en estos asuntos… Encontraron unos papeles viejos en la carcel y el plano de un tunel para la evasion de los profugos…

3

?Que pretendia la soplona con la revelacion de un «secreto» tan burdo, que no se sostenia en si mismo?

El maestro Gaspar Cristaldo habia muerto hacia varios anos.

Se ahogo en la laguna Piky como el mismo lo habia pronosticado en su conversacion con su madre muerta.

El maestro perecio en su intento de salvar a unos chicos de la escuela, arrastrados hasta alli por los raudales.

Otra inundacion, como la que lo trajo en vida cuarenta anos atras, lo llevo muerto.

La creciente se llevo con el a nuestro karai Gaspar Gavilan.

Prefirieron partir juntos a ese lugar de ninguna parte, de donde habian venido.

4

Recuerdo muy bien aquella helada manana del 13 de junio, en la que el pueblo quedo huerfano de su dos diminutos patriarcas, encarnados uno en otro.

Todos los ninos de la escuela fuimos a cantar el himno ante el cuerpo del maestro Cristaldo, sumergido en las cenagosas aguas de la laguna.

Pequeno, oscuro, deforme, cubierta la cara de costras de hielo, se nos antojo la cara de un feto con cara de anciano que nos miraba debajo del agua, como envuelto en trozos de espejo.

Recuerdo muy bien su entierro en la noche de los fuegos flotantes, el llanto y la afliccion de toda la gente del pueblo, que acudio en procesion, desde las mas lejanas companias, a darle su ultimo adios.

Fue un falso entierro. El maestro no tenia ataud. Su canoa habia desaparecido. Solo se pudo enterrar la caja vacia que Pachico Franco ofrendo a su memoria. La tuvimos que llenar de naranjas y frutos del pais.

El cuerpo de nuestro karai Gaspar fue rescatado en la alcantarilla del desague. Ya estaba muy reducido por la edad y por los diez dias de haber estado hundido en la cienaga, saturada por los acidos de la fabrica.

Le enterraron en la caja de una criatura, como anos antes se habia hecho con Macano Francia, que habia sido la memoria del pueblo.

Karai Gaspar no era sino la imagen del olvido colectivo.

Decimoquinta parte

1

?Que quiso decir la soplona cuando me revelo el secreto, que «podia costarle caro», alertandome sobre el supuesto complot que se tramaba contra el ya extinto maestro Cristaldo?

Silveria Zarza, la antigua pantalonera, en la actualidad soplona de la policia, hacia de lo oblicuo la clave de su profesion.

Por calculo propio o por indicaciones de la Tecnica, el aviso de la mujer trataba de inducirme a descender en Manora, donde los mellizos Goiburu, mis enemigos de infancia, aguardaban para liquidarme.

La trama se iba cerrando con el drapeado de un tejido fantasmal. La mujer sabia que el maestro ya no existia. No ignoraba que la simple mencion de su nombre era un poderoso acicate en clave para que yo descendiera en Manora.

2

Durante mi larga y abstraida caminata por la trocha, al costado del tren, la imperceptible mutacion de los astros habia puesto en orden las cosas de este bajo mundo.

Les habia dado un nuevo sentido del cual yo estaba ausente, como si

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