Cuando regreso, abrazo a Quinn con sentimientos mas complicados que el simple deseo sexual. Se robaron besos en el coche burbuja; mas dolor que placer. Para cuando llegaron a su destino, Miles se encontraba en el estado fisico de excitacion mas incomodo que recordaba. Seguro que toda la sangre habia abandonado su cerebro para bajarle a la entrepierna, volviendolo idiota de hipoxia y lujuria.

Ella lo dejo en el anden del distrito de las embajadas con un angustiado susurro de «?Mas tarde!». Solo despues de que el tubo se la hubiera tragado Miles se dio cuenta de que se habia quedado la bolsa, que vibraba con un ritmico ronroneo.

—Lindo gatito.

Miles se la echo al hombro con un suspiro y empezo a caminar, cojeando, de vuelta a casa.

Desperto a la manana siguiente sofocado por la ronroneante piel negra.

—Amistosa, ?eh? —comento Ivan.

Miles se libero, escupiendo pelos. El vendedor habia mentido: estaba claro que la bestia se nutria de personas, no de radiacion. Las envolvia en secreto durante la noche y se las tragaba como una ameba: la habia dejado a los pies de la cama, maldicion. A millares de ninos pequenos, que se escondian bajo las mantas para protegerse de los monstruos del armario, les esperaba una desagradable sorpresa.

Seguro que el vendedor de pieles cultivadas era un agente provocador asesino cetagandano…

Ivan, en ropa interior y con el cepillo de dientes asomando entre sus brillantes incisivos, se detuvo a pasar las manos por la seda negra, que ondulo intentando arquearse con la caricia.

—Es sorprendente —la barbilla sin afeitar de Ivan se movio y el cepillo cambio de lado—. Dan ganas de frotartela por toda la piel.

Miles se imagino a Ivan acariciando…

—?Uf! —se estremecio—. Dios, ?donde hay cafe?

—Abajo. En cuanto te hayas vestido segun las ordenanzas. Trata de que parezca al menos que has estado en cama desde ayer por la tarde.

Miles olio problemas al instante cuando Galeni lo llamo para que se presentara a solas en su despacho media hora despues de empezado su turno de trabajo.

—Buenos dias, teniente Vorkosigan —sonrio Galeni, con fingida amabilidad. La sonrisa falsa de Galeni era tan horrenda como encantadora la verdadera.

—Buenos dias, senor —asintio Miles, cansado.

—Ya veo que se ha recuperado de su agudo ataque osteoinflamatorio.

—Si, senor.

—Sientese.

—Gracias, senor.

Miles se sento, torpemente: no habia tomado pildoras para el dolor esa manana. Despues de la aventura de la noche anterior, rematada por aquella inquietante alucinacion en el metro, Miles las habia tirado a la basura y anotado mentalmente que debia decirle a su cirujana que habia otro medicamento mas que podia tachar de su lista. Galeni bajo las cejas en un destello de duda. Luego sus ojos repararon en la mano vendada de Miles. Este se rebullo en su asiento, y trato de esconderla disimuladamente a su espalda. Galeni sonrio con acritud y conecto el holovid.

—Esta manana he encontrado un reportaje fascinante en las noticias locales —dijo Galeni—. Me ha parecido que le gustaria verlo tambien.

«Creo que preferiria caerme muerto en su alfombra, senor.» Miles no tenia ninguna duda de lo que se le avecinaba. Maldicion, y solo se habia preocupado de que la embajada cetagandana lo encontrara.

La periodista de Euronews Network comenzo su introduccion. Evidentemente, aquel fragmento habia sido filmado un poco despues, pues el incendio de la licoreria moria al fondo. Cuando la imagen cambio al rostro chamuscado y dolorido del almirante Naismith, aun ardia alegremente.

—… desafortunado error. —Miles oyo toser su propia voz betana—. Prometo una completa investigacion…

La toma de si mismo y la desgraciada empleada rodando por la puerta en llamas fue solo moderadamente espectacular. Lastima que no hubiera sido de noche, para aprovechar todo el esplendor de la pirotecnia. La asustada furia del rostro de Naismith en el holovid tuvo un leve eco en el de Galeni. Miles sintio cierta conmiseracion. No era ningun placer mandar a subordinados que no seguian tus ordenes y se metian en peligrosas estupideces por su cuenta. Galeni no iba a alegrarse de aquel asunto.

La cuna de noticias termino por fin, y Galeni pulso el interruptor de apagado. Se arrellano en el asiento y miro firmemente a Miles.

—?Bien?

Los instintos de Miles le advirtieron de que aquel no era momento para hacerse el gracioso.

—Senor, la comandante Quinn me llamo a la embajada ayer por la tarde para que manejara esta situacion porque yo era el oficial dendarii mas cercano. Sus temores resultaron justificados. Mi rapida intervencion impidio danos innecesarios, quiza muertes. Debo pedir disculpas por ausentarme sin permiso. Sin embargo, no lo lamento.

—?Disculpas? —ronroneo Galeni, reprimiendo la ira—. Se marcho usted sin permiso, sin proteccion y desafiando directamente las ordenes recibidas. Me perdi el placer, evidentemente por cuestion de segundos, de que mi proximo informe al cuartel general de Seguridad fuera para preguntar adonde enviar su cuerpo calcinado. Lo mas interesante de todo es que se las apano usted, segun parece, para entrar y salir de la embajada sin dejar ninguna huella en mis registros de seguridad. ?Y piensa resolverlo todo con una disculpa? Creo que no, teniente.

Miles defendio lo unico que podia.

—No iba sin guardaespaldas, senor. La comandante Quinn estuvo presente. No pretendo resolver nada.

—Entonces puede empezar explicando exactamente como salio, y entro, a traves de mi red de seguridad sin que nadie lo advirtiera —Galeni se echo atras en su asiento con los brazos cruzados, frunciendo ferozmente el ceno.

—Yo…

Aqui estaba el meollo del asunto. Quiza confesar fuese bueno para su alma, ?pero debia delatar a Ivan?

—Sali con un grupo de invitados que se marchaba de la recepcion, por la puerta publica principal. Como llevaba el uniforme dendarii, los guardias supusieron que era uno de ellos.

—?Y el regreso?

Miles guardo silencio. Galeni necesitaba recabar todos los datos para reparar su red, pero entre otras cosas Miles no sabia exactamente como habia manipulado Ivan los escaneres vid, por no mencionar al cabo de guardia. Se habia tendido en la cama sin preguntar los detalles.

—No puede usted proteger a Vorpatril, teniente —puntualizo Galeni—. Ire por el a continuacion.

—?Que le hace pensar que Ivan esta implicado? —continuo la boca de Miles, ganando tiempo para pensar. No, tendria que haber pensado primero.

Galeni parecia disgustado.

—Seamos serios, Vorkosigan.

Miles tomo aire.

—Todo lo que Ivan hizo, lo hizo siguiendo mis ordenes. La responsabilidad es completamente mia. Si accede usted a que no haya ningun cargo contra el, le pedire que le entregue un informe completo de como creo el agujero temporal en la red.

—Eso hara, ?eh? —los labios de Galeni se torcieron—. ?Se ha dado cuenta ya de que el teniente Vorpatril esta por encima de usted en la cadena de mando?

—No, senor —deglutio Miles—. Esto, er… se me paso por alto.

—Y a el tambien, parece.

—Senor, en un principio habia planeado ausentarme durante un corto espacio de tiempo, y preparar mi regreso era la menor de mis preocupaciones. Como la situacion se prolongo, me quedo claro que tendria que volver al descubierto, pero cuando lo hice eran las dos de la madrugada y el se habia tomado un monton de molestias… No quise ser desagradecido…

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