sentada al otro lado de Miles, parecia la hermana gemela de Ivan. Simulaba tranquilidad: el esbelto cuerpo estirado, un brazo extendido cuidadosa y protectoramente sobre el respaldo del asiento y la cabeza de Miles. Pero habia vuelto a morderse las unas. Miles iba sentado entre ellos, vestido con el uniforme barrayares de lord Vorkosigan y sintiendose como un pedazo de jamon entre dos rebanadas de pan de molde. Estaba demasiado cansado para estas fiestecitas nocturnas.

—Claro que es una trampa —dijo Miles—. Quien la tendio, y por que, es lo que queremos averiguar. Y cuanto saben. ?Lo han preparado porque creen que el almirante Naismith y lord Vorkosigan son dos personas distintas… o porque no lo creen? Si es lo segundo, ?comprometera la conexion encubierta de Barrayar con los dendarii en operaciones futuras?

Elli y Miles se miraron de reojo. En efecto. Y si el juego de Naismith se acababa, ?que futuro tenian?

—O tal vez —propuso Ivan— es algo que no tiene ninguna relacion, como criminales locales que pretenden pedir rescate. O algo realmente tortuoso, como los cetagandanos tratando de que el almirante Naismith se meta en un lio gordo con Barrayar, con la esperanza de que nosotros tengamos mas suerte que ellos matando al pequeno fantoche. O tal vez…

—Tal vez tu seas el genio malvado que hay detras de todo esto, Ivan —sugirio Miles afable—. Eliminas la competencia de la cadena de mando para tener la embajada para ti solito.

Elli lo miro bruscamente, para asegurarse de que estaba bromeando. Ivan se limito a sonreir.

—Oh, me gusta esa.

—Lo unico de lo que podemos estar seguros es de que no es un intento de asesinato cetagandano —suspiro Miles.

—Ojala estuviera tan segura como tu —murmuro Elli. Habian pasado cuatro dias desde la desaparicion de Galeni. Las treinta y seis horas transcurridas desde que los dendarii recibieran su peculiar contrato habian dado a Elli tiempo para reflexionar; el encanto inicial se habia esfumado para ella, aunque Miles se sentia cada vez mas atraido por las posibilidades.

—Mira a la logica del asunto —argumento Miles—. Los cetagandanos piensan que soy dos personas distintas, o no. Es al almirante Naismith a quien quieren matar, no al hijo del primer ministro de Barrayar. Asesinar a lord Vorkosigan podria volver a iniciar una guerra sangrienta. De hecho, sabremos que mi tapadera ha sido descubierta el dia en que dejen de intentar asesinar a Naismith… e inicien un gran escandalo publico sobre las operaciones dendarii contra ellos. No perderian esa oportunidad diplomatica. Sobre todo ahora, con el tratado de derechos de paso a traves de Tau Ceti en el aire. Podrian aplastar nuestro comercio galactico de un golpe.

—Quizas intentan demostrar tu conexion como primer paso de ese plan —comento Ivan, pensativo.

—No he dicho que no sean los cetagandanos —dijo Miles suavemente—. Solo que si lo fueran, esto no es un asesinato.

Elli gruno.

Miles miro su crono.

—Hora de la ultima comprobacion.

Miles activo su comunicador de muneca.

—?Sigues ahi, Bel?

La aguda voz del capitan Thorne contesto, transmitiendo desde el coche aereo que los seguia con su tropa de soldados dendarii.

—Os tengo a la vista.

—Muy bien, no nos pierdas. Vigila la retaguardia desde arriba, nosotros vigilaremos el frente. Este sera el ultimo contacto de voz hasta que os invitemos a intervenir.

—Estaremos esperando. Cierro.

Miles se froto la nuca, nervioso. Quinn, al ver el gesto, observo:

—La verdad es que no me entusiasma poner la trampa en funcionamiento dejando que te capturen.

—No tengo ninguna intencion de dejar que me capturen. En el momento en que muestren su mano, Bel aparece y los apresamos a ellos. Pero si no parecen dispuestos a matarme en el acto, aprenderiamos mucho dejando que su operacion avanzara unos cuantos pasos mas. A la vista de la, ah, situacion de la embajada, tal vez merezca la pena correr un pequeno riesgo.

Ella sacudio la cabeza, en mudo gesto de desaprobacion.

Los siguientes minutos transcurrieron en silencio. Miles repasaba mentalmente todas las posibilidades que habia previsto para la accion de esa noche cuando se detuvieron delante de una fila de antiguas casas de tres plantas apinadas en torno a una calle en forma de media luna. Estaban muy oscuras y silenciosas, deshabitadas, aparentemente en proceso de derribo o renovacion.

Elli miro los numeros de las puertas y abrio la burbuja del coche. Miles salio y se coloco junto a ella. Desde el vehiculo, Ivan puso en marcha los escaneres.

—No hay nadie en casa —informo, esforzandose por ver las lecturas.

—?Que? No es posible —dijo Elli.

—Quiza llegamos pronto.

—Ratas —dijo Elli—. Como tanto le gusta decir a Miles, mira la logica. La gente que quiere comprar a lord Vorkosigan no nos dio este punto de encuentro hasta el ultimo segundo. ?Por que? Para que no tuvieramos ocasion de llegar aqui primero y comprobarlo. Tienen que estar cerca y esperando.

Se apoyo en la cabina del coche, pasando la mano por encima del hombro de Ivan. El se encogio de hombros mientras volvia a manejar el escaner.

—Tienes razon —admitio ella—, pero sigue pareciendome extrano.

?Se debia a vandalismo casual que un par de farolas estuvieran rotas, justo alli? Miles escruto la noche.

—No me gusta —murmuro Elli—. Sera mejor que no te atemos las manos.

—?Podras conmigo, tu sola?

—Estas drogado hasta las cejas.

Miles se encogio de hombros y dejo la mandibula colgando y los ojos moviendose erratica y desacompasadamente.

Camino tras ella, que lo agarraba por el antebrazo guiandolo escalones arriba. Elli probo la puerta, una anticuada, que colgaba de sus goznes.

—Esta abierta.

Se abrio con un crujido, revelando negrura.

Elli, reluctante, enfundo el aturdidor y se saco una linterna del cinturon. Apunto a la oscuridad. Un recibidor, escaleras de aspecto desvencijado que subian a la izquierda, unos arcos gemelos a cada lado conducian a las sucias y vacias habitaciones frontales. Suspiro y atraveso cautelosa el umbral.

—?Hay alguien ahi? —llamo en voz baja.

Silencio. Entraron en la habitacion de la izquierda; el rayo de la linterna danzaba de esquina en esquina.

—No llegamos temprano ni tarde —murmuro ella—. La direccion es correcta… ?donde estan?

Miles no podia responder y seguir en su papel. Elli lo solto, se paso la linterna a la mano izquierda y volvio a desenfundar el aturdidor.

—Estas demasiado drogado para ir muy lejos —decidio, como si hablara consigo misma—. Voy a echar un vistazo.

Uno de los parpados de Miles temblo en senal de acuerdo. Hasta que ella terminara de comprobar si habia micros remotos y rayos escaner, seria mejor que siguiera interpretando a lord Vorkosigan en un convincente estado de secuestrado.

Tras un momento de vacilacion, Elli se acerco a las escaleras. Llevandose el aturdidor, maldicion.

El estaba escuchando el suave y debil crujido de sus pasos arriba cuando una mano se cerro sobre su boca y recibio en la nuca el beso de un aturdidor a potencia muy baja, alcance cero.

Se revolvio, pataleando, tratando de gritar, intentando morder. Su atacante bufo de dolor y lo sujeto con mas fuerza. Eran dos: le colocaron a la fuerza las manos a la espalda y le metieron una mordaza en la boca antes de que sus dientes acertaran a cerrarse sobre la mano que la alimentaba. La mordaza habia sido rociada con algun tipo de droga dulce y penetrante; las aletas de su nariz se agitaron salvajemente, pero sus cuerdas vocales

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