de multiples posibilidades. Un hombre complejo, su perdido capitan.

Ivan se sento ante la consola y repaso los archivos de rutina buscando memorandos recientes, mientras que Miles deambulaba por la habitacion buscando… ?que? ?Un mensaje garabateado en sangre en la pared a la altura de las rodillas? ?Fibra vegetal alienigena en la alfombra? ?Una nota de dimision en papel perfumado? Cualquiera de esas cosas, o todas ellas, habrian sido deseables a la neutra nada que encontro.

Ivan alzo las manos.

—Nada aparte de lo habitual.

—Dejame a mi. —Miles giro el respaldo de la silla de Galeni para arrancar de alli a su primo y ocupar su lugar—. Siento una ardiente curiosidad por las finanzas personales del capitan Galeni. Esta es una oportunidad dorada para comprobarlas.

—Miles —dijo Ivan, algo nervioso—, ?no es esto un poco, um, agresivo?

—Tienes los principios de un caballero, Ivan —dijo Miles, absorto en acceder a los archivos codificados—. ?Como lograste entrar en Seguridad?

—No lo se —dijo Ivan—. Yo queria servir en una nave.

—?No queremos todos? Ah —comento Miles mientras la holopantalla empezaba a escupir datos—. Me encantan estas tarjetas de credito universales terrestres. Que reveladoras son.

—?Que esperas encontrar en las cuentas corrientes de Galeni, por el amor de Dios?

—Bueno, antes que nada —murmuro Miles, pulsando teclas—, comprobemos los totales de los ultimos meses y averiguemos si sus gastos superan sus ingresos.

Fue cuestion de un momento responder a esa pregunta. Miles fruncio el ceno, levemente decepcionado. Las dos cuentas estaban equilibradas; habia incluso un pequeno superavit a final de mes, facilmente explicable por la existencia de una modesta cartilla de ahorros. No demostraba nada en un sentido ni en otro, ay. Si Galeni tenia algun problema financiero serio, habia tenido la inteligencia y la experiencia de no dejar pruebas en su contra. Miles empezo a repasar la lista de compras.

Ivan se agito, impaciente.

—?Que estas buscando ahora?

—Vicios secretos.

—?Como?

—Facil. O lo seria si… comparamos, por ejemplo, los registros de las cuentas de Galeni con las tuyas durante el mismo periodo de tres meses. —Miles dividio la pantalla y cargo los datos de su primo.

—?Por que no lo comparas con las tuyas? —dijo Ivan, picado.

Miles sonrio, lleno de cientifica virtud.

—No llevo aqui el tiempo suficiente para ser una base comparable. Tu eres un controlador mucho mejor. Por ejemplo… vaya, vaya. Mira esto. ?Un picardias de encaje, Ivan? Que clase. Va totalmente contra las normas, ya sabes.

—Eso no es asunto tuyo —refunfuno Ivan.

—Vaya. Y no tienes una hermana, y no es el estilo de tu madre. De esta compra se desprende que hay una chica en tu vida o eres un travestido.

—Advertiras que no es de mi talla —dijo Ivan con dignidad.

—Si, te quedaria muy cortito. Una chica con aspecto de silfide, entonces. A quien conoces lo bastante bien para hacerle regalos intimos. Mira cuanto se ya de ti, solo con una compra. ?Fue Sylveth, por casualidad?

—Se supone que es a Galeni a quien estas investigando —le recordo Ivan.

—Si. ?Y que tipo de regalos compra Galeni?

Paso la pantalla. No hizo falta mucho tiempo: no habia tanto.

—Vino —recalco Ivan—. Cerveza.

Miles hizo una comprobacion.

—Una tercera parte de lo que tu te bebiste en el mismo periodo. Pero compra librodiscos en una proporcion de treinta y cinco a… ?solo dos, Ivan?

Ivan se aclaro la garganta, incomodo.

Miles suspiro.

—Aqui no hay ninguna chica. Ningun chico tampoco, no creo… ?eh? Llevas un ano trabajando con el.

—Mm —dijo Ivan—. Me he topado con un par en el servicio, pero… tienen formas de hacertelo saber. No, yo tampoco creo que Galeni…

Miles contemplo el regular perfil de su primo. Si, Ivan probablemente habia recogido insinuaciones de ambos sexos. Otra pista descartada.

—?Ese tipo es un monje? —murmuro Miles—. No es un androide, a juzgar por la musica, los libros y la cerveza, pero… es terriblemente elusivo.

Cerro el archivo con un irritado golpe a los controles. Tras pensarselo un instante, abrio el expediente de Galeni.

—Ja. Eso si que es raro. ?Sabias que el capitan Galeni se doctoro en historia antes de unirse al servicio imperial?

—?Que? No, nunca lo menciono… —Ivan se inclino por encima del hombro de su primo, los principios caballerescos superados al fin por la curiosidad.

—Doctorado con honores en historia moderna y ciencias politicas por la Universidad Imperial de Vorbarr Sultana. Dios mio, mira las fechas. A la edad de veintiseis anos Duv Galeni renuncio a un flamante puesto en la Facultad de Belgravia, en Barrayar, para volver a la Academia del Servicio Imperial con un punado de chavales de dieciocho. Con sueldo de cadete.

No era la conducta de un hombre el centro de cuya existencia fuera el dinero.

—Uh —dijo Ivan—. Debio de ser todo un empollon en los cursos superiores cuando nosotros llegamos. Salio dos anos antes que nosotros. ?Y ya es capitan!

—Debe de haber sido uno de los primeros komarreses a quienes se ha permitido el acceso al Ejercito. Semanas despues de la promulgacion de la ley. Y va a toda maquina desde entonces. Formacion extraordinaria… lenguajes, analisis de informacion, un puesto en el cuartel general imperial… y luego la guinda, este destino en la Tierra. Duvie es un fenomeno, claramente.

Miles veia el porque. Un oficial brillante, educado, liberal… Galeni era un anuncio ambulante del exito del Nuevo Orden. Un ejemplo. Miles sabia bien lo que era ser un ejemplo. Inspiro largamente, y el aire siseo entre sus dientes.

—?Que? —lo acucio Ivan.

—Estoy empezando a asustarme.

—?Por que?

—Porque todo este asunto esta cobrando un sutil tinte politico. Y todo aquel que no se alarma cuando las cosas barrayaresas empiezan a oler a politica no ha estudiado… historia —murmuro la ultima palabra con sibilante ironia. Al cabo de un momento volvio a entrar en el archivo y prosiguio la busqueda.

—Bingo.

—?Eh?

Miles senalo.

—Archivo sellado. Nadie por debajo del rango de oficial del Alto Mando Imperial puede acceder a esta parte.

—Eso nos deja fuera.

—No necesariamente.

—Miles… —gimio Ivan.

—No me propongo nada ilegal —lo tranquilizo Miles—. Todavia. Llama al embajador.

El embajador, nada mas llegar, se sento junto a Miles.

—Si, tengo un codigo de acceso de emergencia que anulara ese otro —admitio cuando Miles lo presiono—. Pero la emergencia prevista era algo que estuviera en la linea de una guerra a punto de estallar.

Miles se mordisqueo el dedo indice.

—El capitan Galeni lleva con usted dos anos ya. ?Que impresion tiene de el?

—?Como oficial, o como hombre?

—Ambas cosas, senor.

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