—Entonces, ?por que no ha pedido asilo como el alferez Corbeau? No. Me temo que lo que tenemos aqui no es a un hombre desaparecido, sino un cadaver desaparecido. Los muertos no pueden reclamar justicia; es deber de los vivos hacerlo por ellos. Y esa si que es una responsabilidad de los mios hacia los mios, senora.

Concluyeron la conversacion en este punto; Miles solo esperaba haber conseguido chafarle la manana tanto como ella a el. Corto la comunicacion y se froto la nuca.

—Ah. Esto me ata para el resto del dia, supongo.

Miro a Roic, cuya silenciosa posicion de guardia ante la puerta se habia relajado un poco y tenia los hombros apoyados contra la pared.

—Roic.

El soldado se enderezo rapidamente.

—?Milord?

—?Has realizado alguna vez una investigacion criminal?

—Bueno…, yo no era mas que un guardia callejero. Pero a veces acompanaba a los oficiales veteranos y los ayudaba en algun caso de fraude y agresion. Y en un secuestro. La recuperamos viva. Varias personas desaparecidas. Oh, y una docena de asesinatos, aunque como dije, apenas eran misteriosos. Y la serie de incendios de aquella vez que…

—Bien. —Miles agito una mano para cortar aquella amable oleada de recuerdos—. Quiero que te encargues por mi de los detalles del caso Solian. Primero, el horario. Quiero que averigues todas las cosas documentadas que hizo ese tipo. Sus informes de guardia, donde estuvo, que comio, cuando durmio (y con quien, si durmio con alguien), minuto a minuto, o lo maximo que puedas, entre el momento de su desaparicion y hasta donde puedas remontarte. Sobre todo cualquier movimiento fuera de la nave y estando de permiso. Y luego quiero su perfil personal: habla con la tripulacion y el capitan de la Idris, intenta averiguar lo que puedas sobre el tipo. Supongo que no hace falta que te recuerde la diferencia entre hecho, conjetura y chismorreo.

—No, milord. Pero…

—Vorpatril y Brun cooperaran y no te pondran impedimentos, te lo prometo. Y si no es asi, hazmelo saber. —Miles sonrio, un poco ominosamente.

—No se trata de eso, milord. ?Quien se encargara de su seguridad personal en la Estacion Graf si yo estoy husmeando por la flota del almirante Vorpatril?

Miles consiguio tragarse un rotundo «no necesito un guardaespaldas». Segun su propia teoria, un asesino desesperado podia estar flotando, tal vez literalmente, por la estacion.

—El capitan Thorne me acompanara.

Roic parecio dubitativo.

—No puedo aprobarlo, milord. El… eso… ni siquiera es de Barrayar. ?Que sabe usted realmente del, hum, practico?

—Muchas cosas —le aseguro Miles. Bueno, las sabia. Coloco las manos sobre la mesa y se puso en pie—. Solian, Roic. Encuentrame a Solian. O su rastro de miguitas de pan, o algo.

—Lo intentare, milord.

De vuelta en lo que empezaba a considerar su gabinete, Miles se encontro con Ekaterin, que salia de la ducha, vestida de nuevo con su tunica roja y las calzas. Maniobraron para darse un beso.

—Tengo una cita involuntaria —dijo el—. Tengo que ir a la Estacion casi inmediatamente.

—?Te acordaras de ponerte los pantalones?

Miles se miro las piernas desnudas.

—Pensaba hacerlo, si.

Los ojos de ella bailaron.

—Ibas distraido. Me ha parecido mas seguro preguntartelo.

El sonrio.

—Me pregunto hasta que punto podria comportarme de manera extrana antes de que los cuadris dijeran algo.

—A juzgar por algunas de las teorias que mi tio Vorthys me cuenta sobre los Auditores Imperiales de generaciones pasadas, algo mucho mas extrano que eso.

—No, me temo que solo serian nuestros barrayareses leales quienes tendrian que morderse la lengua. — Capturo la mano de ella, y la froto seductoramente—. ?Quieres venir conmigo?

—?Para hacer que? —pregunto ella, con logico recelo.

—Para decirles a los pasajeros de la flota comercial que no puedo hacer nada por ellos, que estan atascados hasta que Greenlaw cambie de opinion, muchas gracias, que tengan un buen dia.

—Eso parece… muy poco prometedor.

—Eso es lo menos que me parece a mi.

—Una condesa es por ley y tradicion algo parecido a una ayudante de conde. Sin embargo, la esposa de un auditor no es una ayudante de Auditor —dijo ella con una conviccion que le recordo a Miles a su tia: la profesora Vorthys era una esposa de auditor con cierta experiencia—. Nicol y Garnet Cinco acordaron llevarme esta manana a ver la horticultura cuadri. Si no te importa, creo que me cenire a mi plan original.

Ekaterin suavizo su rotunda negativa con otro beso. Un destello de culpa hizo que Miles torciera el gesto.

—Me temo que la Estacion Graf no es exactamente lo que tenia en mente para nuestra luna de miel.

—Oh, yo me lo estoy pasando bien. Eres tu quien tiene que tratar con toda la gente dificil. —Hizo una mueca, y el recordo su tendencia a mostrarse extremadamente reservada cuando se sentia dolorosamente abrumada. Cierto que eso sucedia cada vez menos. Durante el ultimo ano y medio le habia encantado ver como adquiria confianza y se sentia progresivamente mas comoda en el papel de lady Vorkosigan—. Tal vez, si estas libre para el almuerzo, podamos reunirnos para que te desahogues conmigo —anadio ella como quien ofrece un intercambio de rehenes—. Pero no si tengo que recordarte que mastiques y tragues.

—Solo la alfombra.

Esto le valio una sonrisa; un beso de despedida y se encamino hacia la ducha, tranquilizado de antemano. Aunque podia sentirse afortunado de que ella hubiera accedido a venir con el al Cuadrispacio, todo el mundo en la Estacion Graf, desde Vorpatril y Greenlaw hasta el ultimo mono, tenia mucha mas suerte.

Las tripulaciones de las cuatro naves komarresas ahora retenidas en sus puntos de atraque habian sido conducidas a un hotel y mantenidas alli bajo arresto. Las autoridades cuadris habian fingido no acusar a los pasajeros, un heterogeneo monton de gente de negocios que, con sus articulos, se habian unido al convoy durante varios segmentos de la ruta, ya que era la manera mas economica de viajar. Pero, por supuesto, no podian quedarse a bordo de naves sin tripulacion, y por eso habian sido conducidos a la fuerza a otro alojamiento, mas lujoso.

En teoria, los pasajeros eran libres para deambular por la Estacion sin mas requerimiento que firmar sus idas y venidas a un par de guardias de seguridad cuadris (armados solo con aturdidores, advirtio Miles de pasada) que vigilaban las puertas del hotel. No es que los pasajeros no pudieran abandonar legalmente el Cuadrispacio, pero los cargamentos que la mayoria transportaba estaban todavia inmovilizados a bordo de sus respectivas naves. Y por eso estaban retenidos siguiendo el principio del mono que tiene la mano metida en la jarra de nueces, incapaz de soltar lo que no puede llevarse. El «lujo» del hotel se convertia ademas en otro castigo cuadri, ya que la estancia obligatoria se cobraba a la corporacion de la flota komarresa.

El salon del hotel le parecio grandioso a Miles, con un alto techo abovedado que simulaba una estrella de la manana con nubes ondulantes que probablemente seguian el ciclo del dia con el amanecer, la puesta de sol y la noche. Miles se pregunto que constelaciones de que planeta mostrarian, o si podrian variarse para halagar a los inquilinos de paso. El gran espacio abierto estaba rodeado por una balaustrada a la altura del primer piso, que daba a un vestibulo, un restaurante y un bar donde los clientes podian reunirse, saludarse y comer. En el centro, un conjunto de columnas de marmol de forma aflautada, a la altura de la cintura, sostenia una doble lamina curva de grueso cristal que a su vez sostenia un gran y complejo adorno floral. ?Donde cultivaban esas flores en la Estacion Graf? ?Estaba viendo Ekaterin su origen ahora mismo?

Ademas de los habituales tubos de ascension, una amplia escalera conducia desde el vestibulo a la planta de conferencias. Bel guio a Miles hasta una sala de reuniones menos ostentosa de la planta inferior.

Encontraron la sala repleta. Unos ochenta individuos airados de lo que parecia ser cada raza, vestido, origen planetario y genero del Nexo estaban alli reunidos. Comerciantes galacticos, con un agudo sentido del valor

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