petalos de flores desgajadas que revoloteaban lentamente por el aire para posarse alrededor de todos ellos.
8
—Bel, ?quieres quitarte de encima de mi cabeza? —dijo Miles con voz ahogada.
Hubo una breve pausa. Luego Bel rodo y, cautelosamente, se sento en el suelo, la cabeza encogida entre los hombros.
—Lo siento —dijo Bel a reganadientes—. Por un momento pense que iba a perderte. Otra vez.
—No te disculpes.
Miles, con el corazon acelerado todavia y la boca muy seca, se incorporo y se sento, la espalda contra una columna de marmol ahora mas truncada que antes. Extendio los dedos para tocar la fria piedra sintetica del suelo. Un poco mas alla del estrecho e irregular arco de espacio protegido por las columnas de la mesa, una docena de profundas grietas marcaban el pavimento. Algo pequeno y brillante y metalico paso rodando; Miles intento sujetarlo pero aparto la mano al notar su ardiente calor.
El hermafrodita maduro, Dubauer, tambien se sento en el suelo, y se toco la cara alla donde manaba sangre. Miles hizo un rapido inventario con la mirada: no habia habido otros impactos, aparentemente. Se dio la vuelta, se saco del bolsillo el panuelo con el monograma Vorkosigan y se lo tendio en silencio al sangrante betano. Dubauer trago saliva, lo acepto y se froto la pequena herida. Contemplo su propia sangre en el panuelo un instante, como sorprendido, y luego volvio a colocarlo en su mejilla lampina.
En cierto modo, penso Miles, tembloroso, era bastante halagador. Al menos alguien pensaba que era lo bastante competente y efectivo como para resultar peligroso. «O tal vez estoy sobre la pista de algo. Me pregunto que demonios sera.»
Bel apoyo las manos en la columna destrozada, se asomo con cautela y, luego, muy despacio, se puso en pie. Un planetario vestido con el uniforme del hotel llego corriendo, un poco encorvado, tras sortear la ex pieza central, y pregunto con voz ahogada:
—?Estan ustedes bien?
—Eso creo —dijo Bel, mirando alrededor—. ?Que ha sido eso?
—Llego desde el balcon, senor. La… la persona que habia arriba lo dejo caer y huyo. El guardia de la puerta fue tras el.
Bel no se molesto en corregirlo respecto a su genero, un claro signo de distraccion. Miles se levanto tambien, y casi se desmayo. Todavia hiperventilando, se abrio paso entre los fragmentos de cristal roto, lascas de marmol, piezas de metal medio derretidas y ensalada de flores. Bel lo siguio. Al otro lado del vestibulo, la caja oblonga yacia abierta de lado, notablemente abollada. Los dos se arrodillaron para observarla.
—Un remachador automatico —dijo Bel al cabo de un instante—. Tiene que haber desconectado… un monton de mecanismos de seguridad para conseguir esto.
Miles considero que esa explicacion era quedarse un poco corto. Pero explicaba la falta de punteria del atacante. El aparato habia sido disenado para lanzar sus clavos con enorme precision en un radio de milimetros, no de metros. Con todo…, si el asesino hubiera conseguido apuntar a la cabeza de Miles aunque fuera para una andanada corta… Miro de nuevo el marmol destrozado: ninguna criorresurreccion podria haberlo recuperado esta vez.
Dioses, ?y si no hubiera fallado? ?Que habria hecho Ekaterin, tan lejos de casa y sin ayuda, con un marido decapitado en las manos antes de que su luna de miel hubiera terminado siquiera, sin ningun apoyo inmediato mas que el del inexperto Roic…? «Si me dispararon a mi, ?cuanto peligro corre ella?»
Lleno de tardio panico, conecto su comunicador de muneca.
—?Roic! ?Roic, respondeme!
Pasaron al menos tres agonicos segundos antes de que Roic respondiera:
—?Milord?
—Donde estas… no importa. Deja lo que estes haciendo y ve de inmediato con lady Vorkosigan, y quedate con ella. Llevala a bordo de…
?La
—Quedate con ella hasta que yo vuelva a llamar.
—Milord, ?que esta pasando?
—Alguien ha intentado clavarme a la pared. No, no vengas aqui —corto la incipiente protesta de Roic—. El tipo se escapo y, de todas formas, la seguridad cuadri empieza a llegar.
Dos cuadrumanos uniformados entraron en el vestibulo con sus flotadores mientras Miles hablaba. Siguiendo los gestos de un empleado del hotel, uno subio hasta el balcon. El otro se acerco a Miles y su grupo.
—Tengo que tratar con esta gente ahora —dijo Miles—. Estoy bien. No alarmes a Ekaterin. Y no la pierdas de vista. Cierro.
Miles vio como Dubauer se incorporaba tras examinar la columna masacrada por los remaches, el rostro muy palido. El herm, con la mano todavia en la mejilla, estaba visiblemente conmocionado cuando se acerco a mirar el aparato remachador. Miles se levanto.
—Mis disculpas, honorable herm. Tendria que haberle advertido que no permanezca nunca demasiado cerca de mi.
Dubauer miro a Miles. Abrio los labios con asombro y luego dibujo con ellos un pequeno circulo, «Oh».
—Creo que me han salvado ustedes la vida. Yo… me temo que no vi nada. Hasta que esa cosa me alcanzo… ?Que era?
Miles se agacho y recogio un remache suelto, uno de cientos, ahora ya frio.
—Uno de estos. ?Ha dejado de sangrar?
El herm se quito el panuelo de la cara.
—Si, creo que si.
—Quedeselo de recuerdo —Miles le tendio el trozo de metal reluciente—. Se lo cambio por mi panuelo.
Ekaterin lo habia bordado a mano, como regalo.
—Oh… —Dubauer doblo el panuelo sobre la mancha de sangre—. Oh, vaya. ?Es de valor? Lo hare limpiar y se lo devolvere.
—No es necesario, honorable herm. Mi lacayo se encarga de esas cosas.
El betano parecia apurado.
—Oh, no…
Miles acabo la discusion extendiendo la mano, recuperando la fina tela de entre sus dedos y guardandosela en el bolsillo. La mano del herm intento seguir el panuelo, y luego cayo. Miles habia conocido a gente amabilisima, pero nunca a nadie que pidiera disculpas por sangrar. Dubauer, desacostumbrado a la violencia fisica dados los pocos crimenes que se cometian en la Colonia Beta, estaba al borde del colapso.
Una patrullera de seguridad cuadri se acerco con su flotador. Se la veia ansiosa.
—?Que demonios ha pasado aqui? —exigio saber, poniendo en marcha una grabadora.
Miles hizo un gesto hacia Bel, quien se encargo de describirle el incidente a la grabadora. Bel se mostro tan calmado, logico y desapegado como en cualquier evaluacion Dendarii, cosa que posiblemente dejo mas fuera de juego a la mujer que el punado de testigos que esperaban ansiosos para intentar contar la historia en terminos mas excitados. Para intenso alivio de Miles, nadie mas habia salido herido, a excepcion de por algunas pequenas lascas de marmol al rebotar. La punteria del tipo habia sido mala, pero al parecer no pretendia cometer una masacre general.
Eso era bueno para la seguridad publica de la Estacion Graf, pero no tanto para Miles… Sus hijos podrian haberse quedado huerfanos antes incluso de haber tenido la oportunidad de nacer. Su testamento estaba al dia, del tamano de una disertacion academica completa con bibliografia y notas a pie de pagina. De repente le parecio completamente inadecuado.