—?El sospechoso era un planetario o un cuadrumano? —le pregunto la patrullera a Bel, con cierta urgencia.

Bel nego con la cabeza.

—No pude ver la mitad inferior de su cuerpo tras la balaustrada del balcon. Ni siquiera estoy seguro de que fuera un hombre.

Un transeunte planetario y la camarera cuadri que le estaba sirviendo su bebida en el vestibulo declararon que el atacante era un cuadri, y que habia huido por un pasillo adyacente en su flotador. El transeunte estaba seguro de que era varon, aunque la camarera, ahora que se planteo la pregunta, no tanto. Dubauer pidio disculpas por no haber visto siquiera a la persona.

Miles le dio un golpecito con el pie al remachador y le pregunto a Bel en voz baja:

—?Seria muy dificil pasar algo asi por los puestos de control de seguridad de la Estacion?

—Seria facil —respondio Bel—. Nadie parpadearia siquiera.

—?Fabricacion local? Parece bastante nuevo.

—Si, es una marca de la Estacion Santuario. Hacen buenas herramientas.

—Primer trabajo para Venn, entonces. Averigua donde se vendio esta cosa, y cuando. Y a quien.

—Oh, si.

Miles casi se sentia mareado por una extrana combinacion de deleite y desazon. El deleite era en parte debido al subidon de adrenalina, una adiccion familiar y peligrosa, y en parte porque comprendia que haber sido atacado por un cuadri le daba pie para repeler el implacable ataque de Greenlaw a la brutalidad barrayaresa. Los cuadris tambien eran asesinos, ?ja! No eran tan buenos, eso era todo… Recordo a Solian y descarto aquel pensamiento. «Si, y quien sabe si Greenlaw no me preparo esto ella misma.» Esa si que era una bonita teoria paranoica. La descarto para reexaminarla cuando su cabeza se hubiera enfriado. Despues de todo, un par de cientos de personas, tanto cuadris como visitantes (incluidos todos los pasajeros de la flota galactica) tenian que haber sabido que iria alli aquella manana.

Llego un equipo medico cuadri y tras sus talo… inmediatamente tras ellos, el jefe Venn. Pusieron en seguida al corriente al jefe de seguridad con nerviosas descripciones del espectacular ataque al Auditor Imperial. Solo la victima, Miles, permanecio tranquila, esperando a un lado con cierta diversion sombria.

La diversion era una emocion que, desde luego, no traslucia la cara de Venn.

—?Ha sido alcanzado, lord Auditor Vorkosigan?

—No. —«Hora de decir unas cuantas palabras amables: tal vez las necesitemos mas adelante»—. Gracias a la rapida reaccion del practico Thorne, aqui presente. Si no hubiera sido por este distinguido hermafrodita, tendria usted (y la Union de Habitats Libres) un buen lio entre manos.

Un murmullo de asentimiento confirmo este punto de vista y un par de personas describieron sin aliento la generosa defensa que Bel habia hecho del dignatario visitante, a quien escudo con su propio cuerpo. Bel miro brevemente a Miles, este no supo si con gratitud o todo lo contrario. Las modestas protestas del practico sirvieron solo para afirmar su imagen heroica a los ojos de los testigos, y Miles contuvo una sonrisa.

Uno de los patrulleros cuadrumanos que habia perseguido al atacante regreso, flotando por encima del balcon, para detenerse ante el jefe Venn e informar, sin aliento:

—Lo he perdido, senor. Hemos puesto en alerta a todo el personal, pero no tenemos ninguna descripcion fisica.

Tres o cuatro personas intentaron remediar esta carencia, en terminos apasionados y contradictorios. Bel, al escucharlos, fruncio mas profundamente el ceno.

Miles le dio un codazo al hermafrodita.

—?Hum?

Bel nego con la cabeza, y murmuro:

—Por un momento me parecio que se parecia a alguien que he visto recientemente, pero era un planetario, asi que… no.

Miles reflexiono sobre su propia impresion. Pelo brillante, piel clara, un poco grueso, edad indefinida, probablemente varon… Podia haber varios cientos de cuadris en la Estacion Graf que coincidieran con esta descripcion. Actuaba bajo una presion intensa, pero Miles tambien. Lo habia visto una vez, pero a esa distancia, en tales circunstancias, Miles no creia poder reconocerlo en un grupo de similares caracteristicas fisicas. Por desgracia, ninguno de los visitantes habia estado grabando en vid el decorado del vestibulo o cualquier otra cosa para ensenarselo a los amigos en casa. La camarera y su cliente ni siquiera estaban seguros de cuando habia llegado el tipo, aunque les parecia haberlo visto en posicion durante unos pocos minutos, las manos superiores apoyadas con desenfado en la barandilla del balcon, como si esperara a que un ultimo rezagado de la reunion de pasajeros terminara de subir las escaleras. Y eso estaba haciendo.

Dubauer, todavia aturdido, rechazo a los tecnomeds, insistiendo en que podia ocuparse el solo de la herida y repitiendo que no tenia nada que anadir a los testimonios y que, por favor, lo dejaran regresar a su habitacion para acostarse.

—Lamento todo esto —le dijo Bel a su compatriota betano—. Puede que me entretenga un rato. Si no puedo ir personalmente, hare que el jefe Watts envie a otro supervisor para que le escolte hasta la Idris y cuide de sus criaturas.

—Gracias, practico. Le estare muy agradecido. Llamara a mi habitacion, ?verdad? Es urgentisimo.

Dubauer se retiro rapidamente.

Miles no podia reprocharle que huyera, pues los servicios de noticias cuadris estaban llegando, en grupos de dos ansiosos reporteros con flotadores que mostraban el logotipo de su grupo de trabajo periodistico. Un punado de pequenas vidcams flotantes los seguia. Las vidcams revolotearon alrededor, tomando imagenes. La Selladora Greenlaw llego tras ellas y maniobro con pericia su flotador entre la creciente multitud hasta llegar al lado de Miles. La flanqueaban dos guardaespaldas cuadris con uniforme de la Milicia de la Union, armados y con armadura por inutiles que fueran contra los asesinos, al menos tuvieron el saludable efecto de hacer que los curiosos se apartaran.

—Lord Auditor Vorkosigan, ?ha resultado usted herido? —pregunto Greenlaw de inmediato.

Miles le repitio lo mismo que le habia dicho a Venn. No aparto la mirada de una de las vidcams robot que floto hacia el y grabo sus palabras, y no solo para asegurarse de que lo sacaban por el lado bueno. Pero ninguna vidcam parecia un arma en miniatura disfrazada. Se aseguro de mencionar de nuevo en voz alta la heroicidad de Bel, lo cual tuvo el util efecto de conseguir que las camaras persiguieran al practico betano, ahora situado en el otro extremo del vestibulo e interrogado con mas detalle por la gente de seguridad de Venn.

—Lord Auditor Vorkosigan —dijo Greenlaw, estirada—, reciba mis mas profundas disculpas personales por este desagradable incidente. Le aseguro que todos los recursos de la Union se volcaran en la localizacion de lo que estoy segura debe de ser un individuo desequilibrado y un peligro para todos nosotros.

«Peligro para todos nosotros, ya.»

—No se que esta pasando aqui —dijo Miles. Endurecio el tono—. Y es evidente que usted tampoco. Esto ha dejado de ser una partida de ajedrez diplomatica. Alguien parece que intenta empezar una maldita guerra aqui. Casi han tenido exito.

Ella inspiro profundamente.

—Estoy segura de que esa persona actuaba sola.

Miles fruncio el ceno, pensativo. «Los acalorados siempre estan con nosotros, claro.» Bajo la voz.

—Y, ?por que? ?Por desquite? ?Se ha muerto de pronto alguno de los cuadris heridos por la fuerza de asalto de Vorpatril?

Tenia entendido que todos constaban en la lista de recuperados. Era dificil imaginar a un pariente o un amante o un amigo cuadri vengandose en plan sangriento de algo que no fuera una fatalidad, pero…

—No —dijo Greenlaw, algo dudosa a medida que consideraba esta hipotesis. Lamentablemente, recupero el aplomo—. No. Me lo habrian comunicado.

Bien, asi que Greenlaw deseaba tambien una explicacion sencilla. Pero al menos era lo bastante sincera para no enganarse a si misma.

Su comunicador de muneca emitio un agudo pitido de prioridad; lo atendio al momento.

—?Si?

—?Milord Vorkosigan? —era la voz del almirante Vorpatril, apurada.

No eran Ekaterin ni Roic, gracias al cielo. El corazon de Miles volvio a bajarle por la garganta. Intento no

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