como testigos expertos. Una vez aprobada la solicitud, la visita a la enfermeria de la Rudra fue gratificantemente corta, directa y fructifera.

El suministro base de sangre sintetica de la tecnomed se habia reducido en cuatro litros. Un filopack, con sus cien metros cuadrados de superficie de reaccion almacenada en capas microscopicas en un conveniente envoltorio, habia desaparecido. Y la maquina sintetizadora de sangre habia sido limpiada de manera inadecuada. Miles sonrio ensenando los dientes mientras guardaba personalmente un fragmento de residuo organico y lo pasaba del tubo a una bolsa de plastico para deleite del cirujano de la Principe Xav.

Todo parecia suficientemente probado como para que ordenara a Roic recoger las copias de los archivos de seguridad de la Rudra, con particular atencion al pasajero Firka, y enviara a Bel con los tecnicos a registrar las otras tres enfermerias. Miles regreso a la Kestrel y le entrego su nueva muestra al teniente Smolyani para que la enviara rapidamente a la Principe Xav. Luego se puso a buscar el paradero actual de Firka. Lo localizo en el segundo de los dos hoteles de pasajeros retenidos, pero el cuadri de seguridad que habia alli le dijo que el hombre habia salido antes de la cena y no habia regresado todavia. La anterior salida de Firka ese dia habia sido mas o menos a la hora de la reunion de pasajeros: quizas era uno de los hombres del fondo de la sala, aunque desde luego Miles no habia advertido ninguna mano membranosa alzada para hacer preguntas.

Miles dejo ordenes al cuadri de seguridad del hotel de que lo llamara a el o a Roic cuando el pasajero regresara, no importaba a que hora.

Con el ceno fruncido, llamo al primer hotel para ver como estaba Dubauer. El herm/ba/lo que fuera betano/cetagandes habia regresado sano y salvo de la Idris, en efecto, pero habia vuelto a marcharse despues de cenar. No era algo extrano: pocos de los pasajeros atrapados se quedaban en el hotel cuando podian evitar el aburrimiento buscando diversion en cualquier lugar de la Estacion. Pero ?no era Dubauer la persona que tenia demasiado miedo para recorrer solo la Estacion Graf sin una escolta armada? La preocupacion de Miles aumento, por lo que le dejo la orden al nuevo cuadri de guardia de que le notificara tambien el regreso de Dubauer.

Repaso los vids de seguridad de la Idris rapidamente mientras esperaba el regreso de Roic. Detuvo las imagenes en primeros planos de las manos de varios visitantes de la nave, por lo demas poco notables, pero ninguna tenia membranas. Era casi medianoche cuando Roic y Bel se presentaron.

Bel bostezo.

—Nada interesante —informo el herm—. Creo que solo hay pistas en una. Envie a los tecnomeds de vuelta al hotel con una escolta de seguridad. ?Que hacemos ahora?

Miles se mordisqueo un dedo.

—Esperar a que el cirujano identifique las dos muestras que he enviado a la Principe Xav. Esperar a que Firka y Dubauer regresen a sus alojamientos, o ir a buscarlos por toda la Estacion. O, mejor aun, dejar que lo hagan los patrulleros de Venn, pero la verdad es que no quiero que dejen de buscar a mi asesino hasta que crucifiquen a ese tipo.

Roic, que habia empezado a alarmarse, se relajo otra vez.

—Buena idea, milord —murmuro agradecido.

—A mi me parece que es una oportunidad de oro para irnos a dormir —opino Bel.

Miles, irritado, descubrio que los bostezos de Bel se le estaban contagiando. Nunca habia llegado a dominar la formidable habilidad de su antiguo colega mercenario, el comodoro Tung, para dormir en cualquier parte, en cualquier momento, cada vez que lo permitia una pausa en la accion. Estaba seguro de que estaba todavia demasiado excitado para dormir.

—Una cabezadita, tal vez —admitio a reganadientes.

Bel, inteligentemente, aprovecho de inmediato la oportunidad de irse a casa con Nicol durante un rato. Sin hacer caso a las protestas del herm, que argumentaba que el era un guardaespaldas, Miles obligo a Bel a ir acompanado de un patrullero cuadri. Lamentandolo, Miles decidio esperar a tener noticias del cirujano para llamar y despertar al jefe Venn; no podia permitirse cometer errores ante los cuadris. Se lavo y se acosto en su diminuto camarote para dormir un poco. Si podia elegir entre una buena noche de sueno ininterrumpido y una buena noticia, preferia la noticia.

Venn, presumiblemente, se lo haria saber de inmediato si Seguridad arrestaba al cuadri de la maquina remachadora. Algunas estaciones espaciales de transito estaban deliberadamente disenadas para que fuera dificil ocultarse. Por desgracia, la Graf no era una de ellas. Su arquitectura solo podia ser definida como una aglomeracion. Tenia que estar llena de rincones ocultos. La mejor oportunidad de atrapar al tipo seria si intentaba escapar; ?mantendria la serenidad para ocultarse y pasar desapercibido? O, tras haber fallado la primera vez (fuera quien fuese su objetivo), ?seria lo bastante apasionado para intentarlo de nuevo? Smolyani habia desatracado la Kestrel y la habia situado a unos pocos metros de la Estacion, por si acaso, mientras el lord Auditor dormia.

Sustituir la pregunta de quien podria querer matar a un indefenso herm betano que pastoreaba, bueno, ovejas, por la pregunta de quien podria querer matar a un ba cetagandes que contrabandeaba un cargamento secreto humano (o suprahumano) de valor incalculable, al menos para el Nido Estelar…, abria toda una gama de posibles complicaciones de una manera extremadamente perturbadora. Miles ya habia decidido que el tal Firka iba a tener un encuentro con la pentarrapida, con la cooperacion de los cuadris, si podia conseguirla, o sin ella. Pero, pensandolo bien, era dudoso que la droga de la verdad le hiciera efecto a un ba. Se entretuvo imaginando los antiguos metodos de interrogatorio. Algo de la epoca ancestral del emperador Yuri el Loco, tal vez, o de su tatarabuelo el conde Pierre el Sanguinario Vorrutyer.

Se dio la vuelta en su estrecho camastro, consciente de lo solitario que era el silencio de su camarote sin la tranquilizadora y ritmica respiracion de Ekaterin arriba. Habia ido acostumbrandose a aquella presencia nocturna. Esto del matrimonio se estaba convirtiendo en un habito, y de los mejores. Toco el crono de su muneca y suspiro. Ella estaria dormida ya, probablemente. Demasiado tarde para llamar y despertarla solo para que escuchara sus chistes. Conto los dias que faltaban para el nacimiento de Aral Alexander y Helen Natalia. Su margen de viaje se estrechaba cada dia que hacia el tonto aqui. Su cerebro estaba recomponiendo la letra de una antigua nana infantil, algo sobre pentarrapida y rabos de cachorritos por la manana, cuando por fin se quedo dormido.

—?Milord?

Miles desperto, alerta, al escuchar la voz de Roic en el intercomunicador del camarote.

—Si.

—El cirujano de la Principe Xav esta en la comconsola segura. Le dije que esperara, que queria usted que lo despertase.

—Si.

Miles miro los brillantes numeros del crono de pared; habia dormido unas cuatro horas. Tiempo suficiente por ahora. Tomo su chaqueta.

—Voy para alla.

Roic, de nuevo (no, todavia) uniformado, esperaba en la cada vez mas familiar sala de reuniones.

—Crei haberte dicho que durmieras un poco —dijo Miles—. Manana… hoy, podria ser un dia largo.

—He estado comprobando los vids de seguridad de la Rudra, milord. Creo que he encontrado algo.

—Muy bien. Muestramelo despues, entonces.

Se sento ante la consola, conecto el cono de seguridad y activo la imagen del comunicador vid.

El cirujano jefe de la flota, capitan segun indicaban las insignias de su uniforme verde, parecia ser uno de los jovenes y animosos Nuevos Hombres del reinado progresista del emperador Gregor; por sus ojos brillantes y excitados, no lamentaba mucho haber perdido una noche de sueno.

—Milord Auditor. Soy el capitan Chris Clogston. He analizado su muestra de sangre.

—Excelente. ?Que ha encontrado?

El cirujano se inclino hacia delante.

—Lo mas interesante fue la mancha de ese panuelo suyo. Yo diria que es sangre haut cetagandesa, sin duda, excepto que los cromosomas sexuales son decididamente extranos. En lugar del par anadido de cromosomas donde suelen desarrollar sus modificaciones geneticas, tiene dos pares anadidos.

Miles sonrio. «?Si!»

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