—Ya sabe…, un viaje alrededor de la Tierra.
El hombre maduro estaba relatando de un modo global sus experiencias e impresiones con el rostro sonrojado por la satisfaccion. Su esposa intervenia periodicamente en la conversacion corrigiendo escrupulosamente hasta los detalles mas insignificantes, lo cual era recibido y aceptado con el maximo buen humor imaginable. Los pasajeros del estratosferico escuchaban todo aquello con la mayor atencion, y Arvardan tuvo la impresion de que los terrestres podian llegar a ser tan cordiales y humanos como cualquier otro pueblo de la Galaxia.
—?Y para cuando tienen fijados los sesenta? —pregunto alguien de repente.
—Para dentro de un mes, mas o menos —fue la inmediata y satisfecha respuesta que obtuvo—. El dieciseis de noviembre, para ser exactos.
—Bueno, espero que tengan la suerte de que haga un dia bonito —dijo el hombre que habia hecho la pregunta—. Mi padre llego a sus sesenta en un dia de lluvias torrenciales…, nunca he vuelto a ver otro igual desde entonces. Yo iba con el, porque como ustedes saben a una persona siempre le gusta mas estar acompanad en esas circunstancias, y no paro de quejarse de la lluvia ni un momento. Ademas, ibamos en un vehiculo birrueda abierto, y quedamos calados hasta los huesos. «Eh, papa, ?por que te quejas tanto: —acabe diciendole—. Despues de todo, el que tendra que volver soy yo, ?no?»
Hubo una carcajada general a la que se sumo la pareja que estaba celebrando el aniversario de boda, pero una desagradable y molesta sospecha empezo a cobrar forma en la mente de Arvardan, y el horror le erizo el vello.
—Esos sesenta de los que estan hablando —dijo volviendose hacia su companero de asiento—. Bueno, vera… He tenido la impresion de que se referian a la eutanasia, ?no? Quiero decir que…, que ustedes son eliminados cuando cumplen los sesenta anos, ?verdad?
La voz de Arvardan se debilito un poco cuando su companero de asiento ahogo repentinamente sus ultimas risas para volverse hacia el y escrutarle con una prolongada mirada impregnada de desconfianza.
—?Y de que penso que estaban hablando? —pregunto por fin.
Arvardan hizo un vago gesto con la mano y sonrio estupidamente. Conocia la Costumbre de los Sesenta, pero solo de una manera teorica…, como algo acerca de lo que habia leido varios pasajes en un libro o que se comentaba en una publicacion cientifica. Pero ahora se acababa de convencer de que la Costumbre se aplicaba a seres vivos, de que los hombres y mujeres que habia a su alrededor solo podian vivir hasta los sesenta anos porque asi lo exigia la Costumbre de los Sesenta.
Su companero de asiento seguia mirandole fijamente.
—Oiga, ?de donde viene usted? —pregunto de repente—. ?Es que no conocen los Sesenta en su ciudad?
—Alli los llamamos «La Hora» —respondio Arvardan con un hilo de voz—. Soy de alla…
Movio un pulgar senalando por encima del hombro, y pasados unos segundos el rostro de su companero de asiento fue perdiendo poco a poco su expresion dura e inquisitiva.
Arvardan fruncio los labios. Los terrestres eran muy desconfiados, desde luego. Por lo menos aquella faceta de la caricatura correspondia a la realidad.
El hombre maduro estaba volviendo a hablar.
—Ella me acompanara —explico senalando a su risuena esposa—. No le corresponde hasta tres meses mas tarde, pero cree que no hay por que esperar y que sera mejor que nos vayamos juntos. ?Verdad que si, gordita?
—Oh, si —respondio ella con una risita jovial—. Todos nuestros hijos estan casados y ya tienen sus hogares, asi que seria una carga para ellos. De todas maneras, no podria vivir sin mi viejo…, asi que nos iremos juntos.
Despues todos los pasajeros parecieron enfrascarse en un calculo aritmetico para averiguar cuanto tiempo le quedaba a cada uno, para lo que tuvieron que transformar los meses en dias. El proceso ocasiono varias discusiones entre los matrimonios.
—Me quedan exactamente doce anos, tres meses y cuatro dias —manifesto rotundamente un hombrecillo de expresion decidida al que la ropa le quedaba bastante apretada—. Doce anos, tres meses y cuatro dias, ni uno mas ni uno menos…
—Siempre que no se muera antes, naturalmente —fue la muy razonable respuesta de alguien.
—Tonterias —contesto inmediatamente el hombrecillo—. ?No tengo la mas minima intencion de morirme antes! ?Acaso tengo el aspecto de ser uno de esos hombres que se mueren antes? Vivire doce anos, tres meses y cuatro dias, y no hay aqui un solo hombre con las agallas suficientes para negarlo.
Su expresion al decir aquello era verdaderamente amenazadora.
Un joven esbelto y elegante se quito de los labios un cigarrillo muy largo.
—Tienen mucha suerte al poder calcularlo con tanta exactitud —comento en tono sombrio—. Hay muchos hombres que viven mas tiempo del que les corresponde.
—Ya lo creo que si —respondio el otro.
Hubo un coro general de asentimientos que fue acompanado por un murmullo de indignacion.
—No es que tenga ninguna objecion al hecho de que un hombre o una mujer deseen seguir viviendo despues de haber cumplido los sesenta hasta el proximo dia de reunion del Consejo, sobre todo si tienen que terminar de resolver algun asunto pendiente —siguio diciendo el joven mientras alternaba las caladas al cigarrillo con una complicada maniobra destinada a desprender la ceniza—. Pero esos granujas y parasitos que intentan llegar al proximo Censo consumiendo los alimentos que deberian destinarse a la nueva generacion…
Hablaba como si sintiese un resentimiento personal hacia aquellos casos.
—Pero las edades de todo el mundo estan registradas en los archivos, ?no? —intervino Arvardan en voz baja y suave—. Nadie puede seguir viviendo despues de haber cumplido los sesenta, ?verdad?
Se produjo un silencio general en el que habia una buena dosis de desprecio hacia aquella estupida manifestacion de idealismo. El silencio se prolongo hasta que un pasajero empezo a hablar en tono mesurado y diplomatico, como si quisiera poner punto final al tema.
—Bueno, supongo que vivir mas alla de los sesenta no sirve de mucho —dijo.
—No si uno es granjero —replico vigorosamente otro pasajero—. Despues de haber pasado medio siglo trabajando en los campos hace falta estar loco para no aceptar el fin de ese tipo de vida, desde luego… ?Pero que me dice de los burocratas y de los hombres de negocios?
El hombre maduro cuyo cuadragesimo aniversario de bodas habia iniciado la conversacion acabo emitiendo su parecer, quiza envalentonado porque al ser una victima inminente de los sesenta ya no tenia nada que perder.
—En cuanto a eso, depende de las relaciones que uno tenga —manifesto, y guino un ojo maliciosamente—. En una ocasion conoci a un hombre que cumplio sesenta anos un dia despues del Censo 8io, y que siguio viviendo hasta ser descubierto en el Censo 820. Cumplio sesenta y nueve anos antes de irse… ?Sesenta y nueve anos! ?Imaginenselo!
—?Y como lo consiguio?
—Tenia un poco de dinero y su hermano era miembro de la Sociedad de Ancianos. Con esa combinacion no hay practicamente nada que resulte imposible.
Sus palabras merecieron la aprobacion general.
—Oigan, un tio mio vivio un ano de mas —dijo enfaticamente el joven del cigarrillo—. Apenas un ano… Ya saben, era uno de esos tipos egoistas que no tienen muchas ganas de irse, aunque para lo que le importabamos no entiendo por que queria seguir viviendo. Yo no estaba enterado, porque de haberlo estado le hubiese denunciado. Si, pueden creerme… Cuando te llega la hora tienes que irte, ?no? Es la unica forma de ser justo con la siguiente generacion. Bueno, acabaron descubriendolo y cuando menos nos lo esperabamos mi hermano y yo tuvimos que comparecer ante la Hermandad. Nos preguntaron por que no habiamos denunciado a mi tio. Yo dije que no sabia nada al respecto, y que en mi familia nadie sabia nada. Les explique que hacia diez anos que no habiamos visto a mi tio, y mi padre lo confirmo; pero a pesar de eso nos impusieron una multa de quinientos creditos. Eso es lo que ocurre cuando no tienes ninguna clase de influencias…
Una expresion de repugnancia se fue extendiendo poco a poco por las facciones de Arvardan. ?Seria posible que aquellas personas estuvieran lo suficientemente locas como para aceptar la muerte con tanta tranquilidad y para odiar a los parientes y amistades que intentaban salvar su vida? Arvardan se pregunto si no habria subido