estratosferico.
Vigilo la operacion de descarga de su equipaje e hizo que fuese llevado a un taxi de dos ruedas. AL menos alli seria el unico pasajero, por lo que si no hablaba mas de lo necesario con el conductor no habria muchas probabilidades de que se metiera en lios.
—A la Casa del Estado —dijo, y el conductor puso en marcha el vehiculo.
Asi fue como Arvardan llego por primera vez a Chica, y lo hizo el mismo dia en el que Joseph Schwartz huyo de su habitacion en el Instituto de Investigaciones Nucleares.
Creen siguio con la mirada la marcha de Arvardan. Sus labios estaban curvados en una sonrisa siniestra. Saco su libretita y la estudio detenidamente entre calada y calada al cigarrillo. A pesar de la historia de su tio (un truco que ya habia utilizado frecuentemente con buenos resultados), no habia conseguido gran cosa de los pasajeros. El viejo habia protestado porque un hombre habia vivido mas tiempo del que le tocaba, y habia atribuido el que lo hubiese conseguido a su relacion con la Sociedad de Ancianos. Eso podia ser considerado como una calumnia contra la Hermandad; pero el viejo cumpliria los sesenta dentro de un mes, asi que no valia la pena que anotara su nombre en la libretita.
Pero el espacial…, bueno, eso era muy distinto. Repaso las anotaciones con una sensacion de jubilo. «Bel Arvardan, Baronn, Sector de Sirio. Parece interesado en los Sesenta. Muy discreto respecto a sus actividades. Llego a Chica el 12 de octubre en un vuelo estratosferico comercial a las 11 de la manana, hora de Chica. Claros sentimientos antiterrestres.»
Quiza por fin habia pescado un pez gordo. Pillar a los grunones que hacian comentarios indiscretos resultaba cada vez mas aburrido, pero sorpresas ocasionales como aquella lo compensaban sobradamente.
La Hermandad dispondria de su informe antes de que hubiera transcurrido media hora. Creen salio del aeropuerto sin apresurarse.
8. ENCUENTRO EN CHICA
El doctor Shekt estaba hojeando por vigesima vez su ultimo volumen de anotaciones cuando Pola entro en su despacho. Shekt alzo la mirada, y vio que Pola fruncia el ceno mientras se ponia la bata blanca.
—?Aun no has comido, papa?
—?Eh? Pues claro que si… Oh, ?que es esto?
—Esto es el almuerzo o al menos lo era. Lo que comiste debe de haber sido el desayuno. No se de que sirve que compre comida y la traiga aqui si no te la comes. Acabare teniendo que obligarte a ir a comer a casa.
—Vamos, Pola no te enfades… Te aseguro que me lo comere. ?No puedo interrumpir un experimento vital cada vez que a ti te parece que debo alimentarme! —protesto Shekt. Pero cuando llego al postre ya volvia a estar de buen humor.
—No puedes ni imaginarte que clase de hombre es Schwartz… —dijo—. ?Te he hablado alguna vez de sus suturas craneanas?
—Me dijiste que tienen un aspecto muy primitivo.
—Pero eso no es todo, Pola… Tiene treinta y dos dientes, ?sabes? Tres muelas arriba y tres abajo a cada lado, contando una muela artificial que debe de ser de fabricacion casera a juzgar por su aspecto. Puedo asegurarte que nunca habia visto un puente dental que estuviera sujeto mediante ganchos de metal a los dientes de al lado, en lugar de estar adherido a la mandibula… ?Pero has visto alguna vez a una persona con treinta y dos dientes?
—No me dedico a ir por ahi contando los dientes de la gente, papa. ?Cual es el numero correcto? ?Veintiocho?
—Tan cierto como que el espacio es grande, hija, pero aun no he terminado. Ayer le hicimos un examen interno. ?Que crees que encontramos? ?Venga, adivinalo!
—?Intestinos?
—Pola, me estas tomando el pelo deliberadamente, pero me da igual. No hace falta que intentes adivinarlo, yo te lo dire… Schwartz tiene un apendice vermicular de siete centimetros de longitud, ?y esta abierto! ?Es algo que no tiene precedentes! Hice algunas averiguaciones en la facultad de medicina…, con mucha discrecion, naturalmente…, y me entere de que los apendices jamas superan el centimetro y de que nunca estan abiertos.
—?Y que significa todo eso?
—Pues que estamos ante un caso de regresion…, que Schwartz es un fosil viviente, dicho en otras palabras. —Shekt se habia levantado de la silla y habia empezado a ir y venir rapidamente por la habitacion—. Voy a decirte una cosa, Pola: creo que no debemos devolver a Schwartz. Es un ejemplar demasiado valioso.
—No. No, papa —se apresuro a decir Pola—. No puedes retenerle. Prometiste al granjero que le devolverias a Schwartz al cabo de una semana, y debes hacerlo por el bien del mismo Schwartz. No es feliz aqui.
—?Que no es feliz aqui! ?Pero si le estamos tratando mejor que si fuese un millonario espacial!
—?Y que importa eso? El pobre hombre esta acostumbrado a su granja y a la compania de su familia. Paso alli toda su vida, ?entiendes? Ahora acaba de sufrir una experiencia espantosa y quiza tambien bastante dolorosa, y su mente ha empezado a funcionar de otra manera. No puedes pretender que lo comprenda, papa. Debemos tener en cuenta sus derechos como ser humano y permitir que vuelva con su familia.
—Pero Pola… La causa de la ciencia…
—?Oh, paparruchas! ?Que me importa a mi la causa de la ciencia? ?Que crees que opinara la Hermandad cuando se entere de que has estado haciendo experimentos sin su autorizacion? ;Crees que a ellos les interesa lo mas minimo la causa de la ciencia? Si no quieres pensar en Schwartz, piensa al menos en ti mismo. Cuanto mas tiempo este retenido aqui, mas aumentan las probabilidades de que te descubran. Envia a Schwartz a su casa manana por la noche tal y como pensabas hacer en un principio. ?Me has oido, papa? Ahora bajare para ver si Schwartz necesita algo antes de almorzar.
Pero Pola regreso antes de que hubieran transcurrido cinco minutos. Tenia el semblante cubierto de sudor y tan blanco como la tiza.
—?Papa, se ha ido!
—?Quien se ha ido? —pregunto Shekt dando un respingo.
—?Schwartz! —grito Pola al borde de las lagrimas—. Oh papa… Se te debio de olvidar cerrar la puerta con llave cuando saliste de su habitacion.
—?Cuanto hace que se ha ido? —pregunto Shekt.
Se puso en pie y tuvo que apoyar una mano sobre la mesa para no tambalearse.
—No lo se, pero no puede haber pasado mucho tiempo… ?Cuando estuviste alli por ultima vez?
—No hace ni un cuarto de hora… Cuando entraste llevaba como mucho un par de minutos aqui.
—Bien —exclamo Pola con subita decision—. Quiza este vagando por los alrededores, asi que ire a echar un vistazo. Tu te quedaras aqui. Si alguien le detiene no deben relacionarle contigo. ?Me has entendido?
Shekt estaba tan aturdido que solo consiguio asentir en silencio.
Cambiar el encierro de su habitacion en el hospital por los grandes espacios de la ciudad no habia hecho que Joseph Schwartz se sintiera mas animado. No se habia enganado a si mismo diciendose que contaba con un plan de accion, pues Schwartz sabia muy bien que se estaba limitando a improvisar a cada momento.
Si habia algun impulso irracional que guiara sus pasos (y que se diferenciase del simple deseo ciego de cambiar la inactividad por una actividad de cualquier tipo), este era la esperanza de que el tropiezo casual con alguna faceta de la existencia pudiera devolverle la memoria perdida. Schwartz habia llegado a estar totalmente convencido de que padecia amnesia.
Pero el primer vistazo a la ciudad resulto bastante descorazonador. La tarde ya estaba avanzada, y Chica tenia un aspecto blanco lechoso bajo la luz del sol. Los edificios parecian construidos de porcelana, como aquella casita en el campo que habia encontrado antes.
Un instinto profundamente arraigado en su interior le decia que las ciudades debian ser marrones y rojas, y