tenemos otra extrana coincidencia… Schwartz huye y se dirige a Chica. AL dia siguiente Arvardan se presenta aqui, y despues de soltar un no muy entusiastico discurso sobre su expedicion menciona como por casualidad que piensa ir a Chica para visitar a Shekt.
—?Pero por que lo dijo, Balkis? Me parece una estupidez por su parte.
—Se lo dijo porque usted consiguio inspirarle confianza. Pongase en su situacion, Su Excelencia… El se imagina que no sospechamos nada, y en una situacion asi la audacia siempre acaba alzandose con el triunfo. Va a ver a Shekt. ?Muy bien! Le informa con toda franqueza de sus propositos, e incluso le solicita una carta de presentacion. ?Que mejor garantia puede ofrecerle sobre la honestidad y la inocencia de sus intenciones? Y esto saca a relucir otro problema, desde luego… Es posible que Schwartz descubriese que estaba siendo vigilado, y quiza mato a Natter; pero no tuvo tiempo para prevenir a los otros, porque en tal caso esta comedia habria sido representada de una manera muy distinta. —El secretario entrecerro los ojos mientras iba tejiendo su telarana—. Quien sabe cuanto tiempo transcurrira hasta que la desaparicion de Schwartz despierte sus sospechas, pero podemos calcular que no empezaran a sospechar antes de que Arvardan vaya a visitar a Shekt. Los dos caeran al mismo tiempo, y entonces les resultara mucho mas dificil negar la verdad.
—?De cuanto tiempo disponemos? —pregunto bajando la voz el Primer Ministro.
Balkis levanto la mirada y le contemplo con expresion pensativa.
—El plan es flexible, y desde que descubrimos la traicion de Shekt trabajamos en tres turnos que se suceden uno a otro —informo—. Todo marcha bien, y ahora solo nos faltan los calculos matematicos de las orbitas necesarias. Lo que nos retrasa es el que nuestras calculadoras y ordenadores no son lo suficientemente sofisticados, pero eso ya da igual… Ahora no es mas que cuestion de dias.
—?Dias!
La palabra fue pronunciada con una extrana mezcla de triunfo y horror.
—?Dias! —repitio el secretario—. Pero recuerde…, una bomba apenas dos segundos antes de la hora cero bastaria para detenernos; e incluso despues de la hora cero habra un periodo de tiempo que oscilara entre uno y seis meses durante el que podran tomar represalias. No olvide que la seguridad todavia no es total.
?Dias! Y entonces estallaria la guerra unilateral mas increible de toda la historia de la Galaxia, y la Tierra atacaria a todos los demas planetas.
Las manos del Primer Ministro temblaban levemente.
Arvardan volvia a viajar a bordo de un estratosferico, y su mente era un confuso torbellino de pensamientos. No parecia haber ningun motivo para creer que el Primer Ministro y los psicopatas que tenia por subditos permitirian una invasion oficial de las zonas radiactivas, y Arvardan ya estaba preparado para esa eventualidad. No sabia por que, pero lo cierto era que no lo habia lamentado demasiado. Si le hubiese importado mas habria defendido mejor su causa.
?Y ahora estaba dispuesto a entrar ilegalmente en esas zonas, por toda la Galaxia! Armaria su nave, y si llegaba a ser necesario lucharia. Casi lo deseaba.
?Malditos estupidos!
?Quienes se creian que eran?
Si, si, Arvardan ya sabia quienes creian ser. Los terrestres estaban convencidos de ser los primeros seres humanos, los habitantes del planeta original…
Y lo peor de todo era que Arvardan sabia que tenian razon.
El estratosferico estaba despegando. Arvardan se hundio en el mullido respaldo del asiento. Dentro de una hora veria Chica.
Se dijo que no se trataba de que sintiera muchos deseos de volver a Chica, pero el sinapsificador podia ser importante, y ya que estaba en la Tierra podia aprovechar la ocasion. Despues de partir no pensaba regresar nunca.
?Estaba harto de aquel planeta horrible!
Ennius tenia razon.
Pero el doctor Shekt… Arvardan estudio la carta de presentacion impregnada de formalidad burocratica.
Y de repente se irguio bruscamente…, o intento hacerlo, y lucho contra la fuerza de la inercia que le apretaba contra el asiento a medida que la Tierra se alejaba y el cielo azul iba adquiriendo un color purpura oscuro.
Habia recordado el apellido de la muchacha. Se llamaba Pola Shekt.
?Por que lo habia olvidado? Arvardan sintio una mezcla de desilusion y enfado consigo mismo. Su mente le habia traicionado reteniendo el apellido de la muchacha hasta que ya era demasiado tarde.
Pero en lo mas hondo de su ser algo se alegro de que hubiera ocurrido asi.
14. SEGUNDO ENCUENTRO
Durante los dos meses transcurridos desde el dia en que el doctor Shekt habia utilizado su sinapsificador en Joseph Schwartz, el fisico habia cambiado por completo; no tanto en su aspecto exterior —aunque quiza estaba un poco mas delgado y andaba mas encorvado—, sino en su comportamiento, que se habia vuelto abstraido y casi temeroso. Shekt vivia ensimismado, alejado incluso de sus colegas mas intimos, y solo salia de aquel estado de animo con una desgana que resultaba evidente incluso para el observador menos atento.
Solo podia desahogarse con Pola, quiza porque durante esos dos meses ella tambien se habia mostrado misteriosamente distante y absorta en si misma.
—Me estan vigilando —solia decir Shekt—. Lo intuyo… ?Conoces esa sensacion, Pola? Durante el ultimo mes ha habido varios cambios de personal en el Instituto, y los tecnicos que se van siempre son aquellos a los que mas aprecio y en los que creia poder confiar. Nunca me dejan a solas, siempre hay alguien rondando a mi alrededor… Ni tan siquiera me dejan escribir informes.
A veces Pola se mostraba compasiva, pero en otras ocasiones se burlaba de el.
—?Pero que pueden tener contra ti para hacerte todo esto? —le preguntaba—. Vamos, ni tan siquiera el experimento con Schwartz es un delito tan horrible… Como mucho se habrian limitado a darte una reprimenda, ?no te parece?
Pero cuando contestaba el rostro de Shekt siempre parecia un poco mas amarillento y consumido que antes.
—No dejaran que siga viviendo. Mis sesenta se aproximan, y no permitiran que siga viviendo…
—?Despues de todo lo que has hecho? ?Tonterias!
—Se demasiado, Pola, y ya no confian en mi.
—?Sobre que sabes demasiado?
Aquella noche Shekt estaba muy cansado, y anhelaba librarse del peso invisible que le oprimia…, y se lo conto todo. Al principio Pola no quiso creerle, y cuando por fin le creyo solo fue capaz de quedarse inmovil, paralizada por el horror.
Al dia siguiente Pola llamo a la Casa del Estado desde una cabina de la onda comunal publica al otro extremo de la ciudad. Hablo tapandose la boca con un panuelo, y pregunto por el doctor Bel Arvardan.
No estaba alli. Creian que quiza estuviera en Bonair, a casi nueve mil kilometros de distancia; pero al parecer el doctor Arvardan no se estaba ateniendo de una manera demasiado estricta a su itinerario inicial. Si, esperaban que regresase a Chica, pero no sabian exactamente cuando lo haria. ?Queria dejar su nombre? Intentarian dar con el.
Pola corto la comunicacion, apoyo su suave mejilla sobre el cristal y se dejo reconfortar por su frescura. Sus ojos estaban llenos de lagrimas contenidas y enturbiados por la desilusion.
?Estupida, estupida…!
El la habia ayudado, y ella practicamente habia acabado echandole a patadas. El se habia enfrentado al latigo neuronico y a algo todavia peor para salvar la dignidad de una terrestre frente a un espacial, y ella le habia despreciado a pesar de todo lo que habia hecho.
Los cien creditos que Pola habia enviado a la Casa del Estado al dia siguiente del incidente en los grandes