—Bien… —Pola hizo una pausa para tratar de recobrar un minimo de compostura—. No le he traido aqui por eso, ?sabe? Usted es el unico no terrestre que he conocido en toda mi vida. Se que es capaz de ser noble y bueno…, y necesito su ayuda.

Arvardan sintio un escalofrio. «?Que significa todo esto?», se pregunto.

—?Oh! —exclamo, resumiendo todos sus pensamientos en aquel laconico monosilabo.

—No, doctor Arvardan, no se trata de mi —dijo ella—. Se trata de toda la Galaxia. No tiene nada que ver conmigo, se lo aseguro… ?Nada!

—Bien, ?de que se trata entonces?

—En primer lugar… Creo que no nos ha seguido nadie, pero si oye algun ruido le ruego que…, que… —La muchacha bajo la mirada—. Le ruego que me rodee con sus brazos y…, y… Bueno, ya sabe…

Arvardan asintio.

—Creo que sere capaz de improvisar sin ninguna dificultad —dijo secamente—. ?Es necesario que espere a oir algun ruido?

—No se lo tome a broma, por favor, y no malinterprete mis intenciones —rogo ella, ruborizandose—. Seria la unica forma de evitar que sospecharan el verdadero proposito por el que estamos aqui. Es lo unica excusa que resultaria convincente, ?comprende?

—?Tan grave es el asunto? —pregunto Arvardan en voz baja y un poco mas afable.

La contemplo con curiosidad. Tenia un aspecto tan joven y delicado… Y, sin saber muy bien por que, Arvardan penso que era muy injusto. Nunca se habia comportado de manera irracional, y siempre se habia enorgullecido de ello. Era un hombre de emociones intensas y poderosas, pero luchaba con ellas y las vencia…, y ahora experimentaba la necesidad impulsiva casi irresistible de proteger a aquella muchacha simplemente porque parecia estar tan desvalida.

—Es algo muy grave —dijo Pola—. Voy a contarle algo, y se que al principio no me creera; pero le pido que intente creerlo. Quiero que se convenza de que soy totalmente sincera y, sobre todo, espero y deseo que despues de haber oido lo que le voy a contar tomara la decision de ayudarnos en todo cuanto pueda. ?Lo intentara? Le concedere un cuarto de hora, y si despues de ese plazo cree que no soy merecedora de su confianza o que no vale la pena que se preocupe por lo que pueda ocurrirme…, entonces me ire y lo daremos todo por terminado.

—?Un cuarto de hora? —pregunto Arvardan. Una sonrisa involuntaria curvo sus labios, y se quito el reloj de pulsera y lo coloco delante de el—. De acuerdo.

Pola entrelazo las manos sobre el regazo y clavo la mirada en el parabrisas y en lo que habia mas alla de el, a pesar de que solo se podia ver la pared desnuda del garaje.

Arvardan la estudio con expresion pensativa. Observo la curva suave y delicada de su menton que contradecia la firmeza que ella intentaba darle, la nariz recta y fina y el peculiar color saludable de su tez, tan caracteristico de la Tierra.

Se dio cuenta de que ella le estaba observando por el rabillo del ojo. Pola se apresuro a dejar de hacerlo.

—?Que ocurre? —pregunto Arvardan.

Pola se volvio lentamente hacia el y se mordio el labio inferior con dos dientes.

—Le estaba observando.

—Si, ya lo habia notado… ?Tengo sucia la nariz?

—No —respondio ella, y sonrio por primera vez desde que habia subido al vehiculo de superficie. Arvardan percibia con absurda nitidez hasta los mas minimos detalles concernientes a la muchacha, incluso la forma en que su cabellera parecia ondularse graciosamente cada vez que sacudia la cabeza—. No, es solo que desde…, desde aquella noche me he estado preguntando por que no usa las ropas impregnadas de plomo. Eso fue lo que me despisto, ?comprende? Los espaciales siempre parecen sacos de patatas…

—?Y yo no tengo ese aspecto?

—?Oh, no! —exclamo ella, repentinamente entusiasmada—. Usted parece una…, una estatua de marmol de la antiguedad, con la diferencia de que esta muy vivo. Disculpe, estoy diciendo impertinencias…

—En realidad, lo que quiere decir es que yo la considero como una terrestre mas que no sabe mantenerse en el sitio que le corresponde, ?verdad? Tendra que ir borrando de su mente ese concepto que se ha formado de mi o nunca podremos ser amigos… Vera, no creo en la supersticion de la radiactividad. He medido la radiactividad atmosferica de la Tierra, y he hecho experimentos de laboratorio con animales. Estoy convencido de que en circunstancias ordinarias la radiacion no me hara ningun dano. Hace dos meses que estoy aqui, y todavia no me siento enfermo. No se me cae el pelo —Arvardan tiro de un mechon—, y no se me ha hundido el estomago. Dudo mucho que mi fertilidad corra peligro, aunque confieso que he tomado una pequena precaucion al respecto…, pero la ropa interior impregnada de plomo no se ve.

Arvardan hablo en un tono muy serio, y la muchacha volvio a reirse.

—Me parece que esta un poco chiflado —comento.

—?De veras? Le sorprenderia saber a cuantos arqueologos famosisimos y muy inteligentes les han dicho lo mismo…, y en discursos muy largos.

—Bien, ?me escuchara? —pregunto ella de repente—. Ya ha pasado el cuarto de hora.

—?Que opina usted? Me refiero a la locura de la que hablaba…

—Bueno, es probable que este chiflado. De lo contrario no seguiria sentado aqui…, y menos despues de lo que he hecho.

—?Cree que necesito hacer un gran esfuerzo de voluntad para seguir sentado a su lado? —pregunto el en voz baja—. Si lo cree esta muy equivocada, Pola. ?Sabe una cosa? Creo que nunca habia visto a una muchacha tan bonita, y hablo con toda sinceridad.

Pola alzo rapidamente la mirada hacia el, y Arvardan vio el temor reflejado en sus ojos.

—No, por favor… No he venido a buscar eso. ?No me cree?

—Si, Pola. Digame lo que quiera decirme. Creere en ello y la ayudare.

Arvardan estaba totalmente convencido de lo que acababa de decir, y en ese momento habria aceptado con entusiasmo que Pola le encomendara la mision de derrocar al Emperador. Nunca habia estado enamorado antes…, y al llegar a ese punto detuvo de repente el discurrir de sus pensamientos. Nunca habia utilizado aquella palabra con anterioridad. ?Enamorado de una terrestre?

—?Ha visto a mi padre, doctor Arvardan?

—?El doctor Shekt es su padre? Llameme Bel, por favor, y yo la llamare Pola.

—Si asi lo desea… Intentare complacerle. Supongo que se enojo mucho con el, ?no?

—No estuvo muy amable.

—No podia estarlo —dijo ella—. Estaba siendo vigilado, ?entiende? Ya habiamos decidido que se libraria de usted lo mas pronto posible y que yo le citaria aqui. Vivimos aqui, ?sabe? Bien… La Tierra esta a punto de sublevarse —anadio bajando el tono de voz hasta convertirla en un susurro.

Arvardan no pudo contener un estallido de hilaridad.

—?De veras? —pregunto poniendo los ojos como platos—. ?Toda la Tierra?

—?No se ria de mi! —exclamo Pola, subitamente furiosa—. Prometio que me escucharia y que me creeria. La Tierra esta a punto de sublevarse, y eso es muy grave porque nuestro planeta puede destruir a todo el Imperio.

—?Usted cree? —pregunto Arvardan, conteniendo con exito el impulso de soltar otra carcajada—. Pola, ?que tal se le daba la galactografia cuando era pequena?

—Era una de las primeras de mi clase, profesor. ?Pero que importancia tiene eso?

—Tiene la siguiente, Pola: el volumen de la Galaxia es de varios millones de anos luz cubicos. Contiene doscientos millones de planetas habitados, y la poblacion aproximada es de quinientos mil billones de personas. ?Cierto?

—Si usted lo dice, supongo que si.

—Le aseguro que es asi. Ahora bien, la Tierra es un planeta con veinte millones de habitantes, y se encuentra terriblemente desprovisto de recursos. En otras palabras, que hay veinticinco mil millones de ciudadanos de la Galaxia por cada terrestre. ?Que dano puede hacer la Tierra con un promedio de veinticinco mil millones de probabilidades contra una?

Pola parecio dudar durante unos momentos, pero enseguida recupero su firmeza anterior.

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