—No puedo contestar a eso, Bel, pero mi padre si puede hacerlo —dijo poniendose muy seria—. No me ha explicado los detalles cruciales porque afirma que eso pondria en peligro mi vida, pero si usted me acompana lo hara. Me ha explicado que la Tierra ha descubierto un metodo para barrer toda la vida fuera de nuestro planeta, y mi padre no puede estar equivocado… Siempre ha acertado en todo.

Las mejillas de la muchacha estaban un poco ruborizadas por la emocion, y Arvardan sintio el deseo de acariciarlas. (Pero cuando la habia tocado antes la experiencia le habia resultado muy desagradable, ?no? ?Que le estaba ocurriendo?)

—?Ya son mas de las diez? —pregunto Pola.

—Si —respondio el.

—Entonces ya debe de estar arriba…, si no le ha ocurrido nada. —Miro a su alrededor y sufrio un estremecimiento involuntario—. Podemos entrar en la casa directamente desde el garaje, y si me acompana…

Pola ya tenia la mano sobre el boton que abria la portezuela del vehiculo cuando se quedo paralizada.

—Alguien se acerca —murmuro con voz enronquecida—. Oh, deprisa…

El resto no pudo oirse, pero a Arvardan no le resulto dificil recordar las instrucciones que le habia dado la muchacha. Sus brazos la rodearon rapidamente, y un instante despues ya tenia su peso calido y palpitante apoyado en el pecho. Los labios de ella se estremecieron bajo los de el, mares ilimitados de dulzura…

Durante diez segundos Arvardan intento mirar por el rabillo del ojo en un esfuerzo por ver el primer rayo de luz y trato de captar la primera pisada, pero despues todo fue barrido por las sensaciones maravillosas de aquel momento. Las estrellas le cegaron, y quedo ensordecido por el palpitar de su propio corazon.

Los labios de la muchacha se separaron de los suyos, pero Arvardan volvio a buscarlos sin tratar de disimular lo que hacia…, y los encontro. La estrecho entre sus brazos, y la muchacha parecio fundirse en ellos hasta que los latidos de su corazon se acompasaron a los del corazon de Arvardan.

Tardaron mucho rato en separarse, y despues se quedaron inmoviles un momento descansando mejilla contra mejilla.

Arvardan no habia estado enamorado nunca, y aquella vez no le asusto usar la palabra. ?Que importancia tenia? Terrestre o no, la Galaxia nunca podria volver a producir una criatura tan hermosa como Pola.

—Debe de haber sido un ruido de la calle —comento Arvardan por fin, aun no repuesto de la embriaguez de su dicha.

—No —susurro ella—. No habia oido ningun ruido.

—?Pequeno demonio…! —exclamo el. La aparto a un brazo de distancia y la miro fijamente, pero Pola no bajo la vista—. ?Hablas en serio?

—Queria que me besaras —respondio Pola con los ojos iluminados por la felicidad—. No me arrepiento.

—?Crees que yo lo lamento? Bueno, entonces vuelve a besarme…, y ahora solo porque quiero que me beses, ?de acuerdo?

Hubo otro largo periodo de ensonacion, y de repente Pola se aparto de el y empezo a ordenar su peinado y a arreglarse el cuello del vestido con movimientos tan precisos como tranquilos.

—Sera mejor que entremos en casa —dijo—. Apaga la luz del vehiculo. Tengo un lapiz-linterna de bolsillo.

Arvardan bajo del vehiculo detras de ella, y la repentina oscuridad convirtio la silueta de Pola en una sombra confusa recortada contra el punto de luz que brotaba de su diminuta linterna.

—Sera mejor que me cojas de la mano —dijo la muchacha—. Tenemos que subir una escalera.

—Te amo, Pola —susurro Arvardan detras de ella. Le habia resultado inesperadamente facil confesarlo…, y sonaba muy bien—. Te amo, Pola —repitio.

—Apenas me conoces —murmuro ella.

—No, te he conocido durante toda mi vida. ?Te lo juro! Durante toda mi vida… Pola, te juro que hace dos meses que pienso en ti y que sueno contigo.

—Soy terrestre.

—Pues entonces yo tambien lo sere. Ponme a prueba si no me crees…

Arvardan la detuvo e hizo girar suavemente la mano de Pola hasta que el haz luminoso de la linterna ilumino su rostro sonrojado surcado por las lagrimas.

—?Por que lloras?

—Porque cuando mi padre te cuente lo que sabe descubriras que no puedes amar a una terrestre.

—Bueno, tambien puedes ponerme a prueba en eso.

15. LAS VENTAJAS PERDIDAS

Arvardan y Shekt se encontraron en una habitacion del segundo piso de la casa. Las ventanas habian sido polarizadas para obtener la mas completa opacidad. Pola permanecia abajo, alerta y vigilante en el sillon desde el que dominaba la calle oscura y desierta.

La silueta encorvada de Shekt produjo en Arvardan una impresion distinta de la que habia percibido diez horas antes. El rostro del fisico seguia estando macilento e inmensamente cansado, pero la expresion incierta y temerosa de antes habia sido sustituida por otra de desafio tan tozudo que casi rozaba la desesperacion.

—Debo pedirle disculpas por la forma en que le trate esta manana, doctor Arvardan —empezo diciendo Shekt con voz firme—. Esperaba que comprendiese que…

—Debo confesar que no lo entendi, doctor Shekt, pero ahora creo comprender.

Shekt se sento frente a la mesa y senalo la botella de vino que habia encima de ella. Arvardan hizo un gesto negativo con las manos.

—Si no tiene inconveniente probare la fruta. ?Que es esto? Me parece que no habia visto nunca nada parecido…

—Es una especie de naranja —dijo Shekt—. Creo que no crece fuera de la Tierra. Resulta bastante facil de pelar.

Le hizo una demostracion, y Arvardan hundio los dientes en su jugosa pulpa despues de haberla olisqueado con curiosidad. El sabor era tan exquisito que le hizo lanzar una exclamacion ahogada.

—?Es deliciosa, doctor Shekt! ?Nunca han intentado exportar estos productos?

—La Sociedad de Ancianos no es partidaria de comerciar con los espaciales —murmuro el biofisico con expresion entristecida—, y a nuestros vecinos de la Galaxia tampoco les hace mucha gracia la idea de comerciar con nosotros. Este no es mas que un aspecto de nuestros problemas, doctor Arvardan.

Arvardan se sintio repentinamente dominado por un arranque de colera.

—?Que estupidez! Le aseguro que cuando veo lo que puede llegar a haber en las mentes de los seres humanos desespero de la inteligencia de la raza humana.

Shekt se encogio de hombros con la tolerancia que da el estar acostumbrado a una situacion desde hace mucho tiempo.

—Me temo que eso es una parte del problema general de los prejuicios antiterrestres…, un problema que es casi imposible de resolver.

—Pero lo que hace que resulte casi imposible de resolver es que nadie parece querer resolverlo —exclamo el arqueologo—. ?Cuantos terrestres reaccionan ante esta situacion odiando indiscriminadamente a todos los ciudadanos galacticos? Es una plaga casi universal…, odio por odio. ?Quiere realmente su pueblo que exista igualdad y tolerancia mutua? ?No! Lo que desea la inmensa mayoria de los terrestres es invertir la situacion actual.

—Quiza haya mucho de cierto en lo que dice —asintio Shekt con amargura—, y no puedo negarlo; pero esa no es toda la historia. Si se nos diese la oportunidad llegaria a existir una nueva generacion de terrestres inteligentes, desprovistos de prejuicios localistas y fervorosamente convencidos de que solo existe una raza humana. Los asimilacionistas eran tolerantes y tenian fe en las soluciones justas, y han ejercido muchas veces el poder en la Tierra. Yo soy asimilacionista…, o por lo menos lo fui en tiempos. Pero ahora toda la Tierra esta gobernada por los celotes, nacionalistas extremistas con la cabeza llena de ilusiones de dominio pasado y dominio

Вы читаете Un guijarro en el cielo
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату