—?Pero quieres recordarlo? —pregunto Issib.
—?Como podria olvidarlo?
—Pues lo olvidaras. Si yo no te lo recuerdo. Todos los dias. ?Quieres que te lo recuerde? Sentiras este malestar en cada oportunidad. ?Quieres olvidar o quieres que te lo recuerde?
—?Quien te lo recordo a ti?
—Me dejaba notas. En los ordenadores de la biblioteca. Recordatorios. ?Por que crees que tarde un ano en llegar hasta aqui?
—Quiero recordar —decidio Nafai.
—Te enfureceras conmigo.
—Recuerdame que no me enfurezca.
—Sentiras mareos.
—Pues me desmayare. —Nafai se deslizo por la columna y se sento en el porche, mirando hacia la calle—. ?Por que nadie se ha fijado en nosotros? No estabamos susurrando.
Issib rio.
—Oh, se han fijado. Madre salio una vez y tambien un par de maestras. Nos oyeron hablar un instante y olvidaron a que habian salido.
—Esto es sensacional. Si queremos que nos dejen en paz, solo tenemos que hablar de los
—?Quien no lo esta?
—Pues quien haya pensado en los carros de guerra, por ejemplo.
—Me dijiste que el Alma Suprema habia desistido de vigilarlos.
—Claro, recientemente. Pero habia gente en Basilica que planeaba construir carros de guerra, gente que negocio el asunto con los potoku durante mucho tiempo. Mas de un ano. Ellos no tuvieron problemas con el Alma Suprema. Es como si fueran sordos. Pero la mayoria no lo es… Por eso Gaballufix y sus hombres pudieron guardar el secreto tanto tiempo. Casi todos los que oian hablar de carros de guerra lo olvidaban. Mas aun, es posible que el Alma Suprema haya dejado de prohibir esa idea en los ultimos tiempos, precisamente porque tenia que haber un debate abierto sobre los carros de guerra para detener su construccion.
—De forma que hay gente sorda al Alma Suprema… y el Alma Suprema tiene que dejar de controlarnos a los demas para poder detenerla.
—Es un vinculo doble —asintio Issib—. Para vencer, el Alma Suprema tiene que ceder. Yo diria que el Alma Suprema esta en un verdadero aprieto.
Todo tenia sentido para Nafai, excepto por un detalle.
—?Pero por que comenzo hablando con Padre?
—Eso es lo que debemos averiguar. Eso y que hara Padre a continuacion.
—Oye, dejemos que el Alma Suprema nos reserve algunas sorpresas —rio Nafai, aunque no lo encontraba gracioso. Tampoco Issib.
—Aunque creamos en la causa del Alma Suprema, Nafai, quiza descubramos que el Alma Suprema causa mas perjuicios que beneficios. ?Que haremos entonces?
—Oye, Issya, ultimamente no trabaja muy bien, pero eso no significa que estariamos mejor sin su presencia.
—Supongo que nunca lo sabremos, ?verdad?
7. PLEGARIA
Durante una semana Nafai trabajo con Issib todos los dias. Dormian en casa de Madre. No pidieron permiso, pero Madre no los echo. Fueron momentos agobiantes, no solo por las dificultades del trabajo sino porque la interferencia del Alma Suprema era muy dolorosa. Sin embargo, Issib tenia razon. Podia superarse; y aunque el rechazo de Nafai era mas intenso que el de Issib, logro superarlo mas pronto, quiza porque Issib estaba alli para ayudarlo, para asegurarle que valia la pena, para recordarle de que se trataba.
Confeccionaron una lista de lo que habian tenido los humanos en el pasado y lo que el Alma Suprema les habia impedido reinventar.
Un sistema de comunicaciones gracias al cual una persona podia hablar instantanea y directamente con otra persona de cualquier ciudad del mundo.
Maquinas que podian recibir graficos, obras dramaticas y relatos a traves del aire, no solo de biblioteca a biblioteca, sino en el hogar de la gente.
Maquinas que se desplazaban rapidamente por el suelo, sin caballos.
Maquinas que volaban, no solo por el aire, sino tambien por el espacio.
—Claro que tuvieron que existir maquinas que viajaran por el espacio; de lo contrario no hubieramos llegado a Armonia desde la Tierra —comento Nafai. Pero nunca habia podido concebir semejante idea antes de superar el rechazo.
Y armas belicas. Explosivos. Armas de proyectiles. Algunos tan pequenos que se podian coger con la mano. Otros tan terribles que podian devastar ciudades enteras, y arrasar un planeta si se usaban centenares al mismo tiempo. Enfermedades mutantes. Gases venenosos. Disruptores sismicos. Misiles. Plataformas de lanzamiento orbital. Virus que destruian los genes.
La imagen que surgio era tan bella como espantosa.
—Entiendo por que el Alma Suprema nos hace esto —dijo Nafai—. Para salvarnos de estas armas. Pero el precio es enorme, Issya. Renunciamos a la libertad.
Issib asintio.
—Al menos el Alma Suprema nos dejo algo. La capacidad para extraer energia del sol. Ordenadores. Bibliotecas. Refrigeracion. Los enseres de cocina, los invernaculos. El campo magnetico que hace funcionar mis flotadores. Y tenemos armas de mano bastante sofisticadas. Espadas energeticas. Y pulsadores. Asi los fuertes no aventajan a los debiles y pequenos. El Alma Suprema pudo habernos privado de todo. Herramientas de piedra y metal. Objetos con partes moviles. Tendriamos que quemar arboles para calentarnos.
—Entonces ni siquiera seriamos humanos.
—Ser humanos es una cosa —dijo Issib—. Pero ser civilizados. Este es el gran regalo del Alma Suprema. Civilizacion sin autodestruccion.
Una vez intentaron explicarselo a Madre, pero no sirvio de nada. Ella no logro comprender de que hablaban, y se marcho comentando jovialmente que era agradable que fueran amigos y compartieran esos juegos a pesar de la diferencia de edad. Resulto imposible hablar con Padre.
Pero hubo alguien que se intereso por ellos.
—?Por que has dejado de venir a clase? —pregunto Hushidh.
Estaba sentada en la escalinata del porche junto a Nafai, y masticaba pan con queso. Una buena dentellada, no los delicados mordiscos de Eiadh. Madre ensenaba a sus alumnas a usar la boca para comer, en vez de ingerir pequenos bocados como estaba en boga entre las jovenes de Basilica. Pero Nafai no tenia por que encontrar atractiva la obediencia de Hushidh a Madre.
—Trabajo en un proyecto con Issib.
—Los otros estudiantes dicen que te escondes —dijo Hushidh.
Esconderse. Porque Padre era tan notorio y controvertido.
—No me averguenzo de mi padre.
—Claro que no —dijo Hushidh—. Ellos dicen que te escondes. No yo.
—?Y tu que crees que estoy haciendo? ?O el Alma Suprema ya te lo ha contado?
—Soy descifradora, no vidente.
—Claro. Lo olvide. —Como si le interesara recordar que clase de bruja era.
—El Alma Suprema no tiene que contarme que te estas conectando con el mundo.
—Porque puedes verlo. Hushidh asintio.