—?Por que crees que Meb fue al templo?
—A rezar para que te salgan hemorroides cada vez que hagas una pregunta.
—No, tu fuiste al templo para eso. ?Te imaginas a Meb rezando?
—?Y lastimandose ese hermoso cuerpo? —rio Issib.
Estaban en el patio, frente a la habitacion de Issib. Oyeron pasos y se volvieron. Mebbekew estaba frente a la puerta de la cocina. La estancia estaba a oscuras y ambos habian pensado que Truzhnisha se habia ido y no habia nadie dentro. Meb debia de haber oido la conversacion.
Nafai no supo que decir. Pero eso no significaba que fuera a contener la lengua.
—Parece que no te has quedado mucho tiempo en el templo, ?verdad, Meb?
—No, pero rece, por si querias saberlo. Nafai sintio verguenza.
—Lo siento.
Issib no lo lamentaba.
—Oh, vamos. Muestrame una costra, entonces.
—Antes tengo una pregunta para ti, Issya.
—Claro.
—?Tienes un flotador atado a la polla para levantarla cuando orinas? ?O solo goteas como una mujer?
Estaba oscuro y Nafai no pudo ver si Issib se ruborizaba. Pero Issib guardo silencio y se marcho a su habitacion.
—Bravo —dijo Nafai—. Burlarse de un invalido.
—Me ha llamado mentiroso —dijo Meb—. ?Querias que le diera un beso?
—Solo era una broma.
—Pues no me hizo ninguna gracia. —Mebbekew regreso a la cocina.
Nafai fue a su habitacion, pero no tenia ganas de acostarse. Se sentia pegajoso, aunque la noche era fresca. Le ardia la piel, por el residuo de sangre y desinfectante de la fuente del templo. No le agradaba la idea de lavarse las heridas, pero esa viscosa irritacion resultaria intolerable, asi que se desnudo y fue a la ducha. Esta vez se enjuago primero, aterido de frio a pesar de que el agua se habia calentado durante el dia. Y era muy doloroso enjabonarse, quiza peor que infligirse las heridas, aunque sabia que esto podia ser subjetivo. El dolor del momento es siempre el peor, sentenciaba Padre.
Mientras se enjabonaba en el oscuro silencio vio llegar a Elemak. Fue directamente a los aposentos de Padre y salio poco despues para cerrar el porton con llave. Y no solo el porton externo, sino el de dentro. Esto no era habitual. Nafai no recordaba la ultima vez en que habia visto el porton de dentro cerrado con llave. Una vez habia sido por una tormenta. Otra vez estaban adiestrando un perro y lo guardaban de noche entre ambas puertas. Pero ahora no habia tormenta ni perro.
Elemak fue a su habitacion. Nafai tiro del cordel y se bano nuevamente con agua helada, frotandose las heridas para sacar el jabon antes de que cesara el agua. ?Al cuerno con Padre y su absurda insistencia en curtir a los hijos y transformarlos en hombres! ?Solo los pobres tenian que banarse en una cascada de agua fria!
Esta vez tuvo que enjabonarse dos veces, con una larga espera en la brisa helada mientras se llenaba el tanque de la ducha. Cuando regreso a la habitacion, Nafai tiritaba de frio y le castaneteaban los dientes. No logro calentarse ni siquiera cuando estuvo seco y vestido. Penso en cerrar la puerta de la habitacion, lo cual hubiera activado el sistema de calefaccion, pero el y sus hermanos siempre competian para ver quien era el ultimo en cerrar la puerta en invierno, y esa noche no queria perder la batalla, confesando que una pequena plegaria lo habia debilitado tanto. Saco toda la ropa del baul y se la apilo encima.
No habia una posicion comoda para dormir, pero yacer de costado era lo menos doloroso. La furia, el dolor y la preocupacion le dificultaron el sueno; tenia la sensacion de que no podria dormir mientras escuchaba los ruidos de los otros que se disponian a acostarse, y luego el incesante silencio del patio. En ocasiones oia el canto de un pajaro, o un perro salvaje en las colinas, o el resoplido de los caballos del establo o los animales de carga de la cuadra.
Luego debio de dormirse, pues de lo contrario no habria podido despertar con un subito sobresalto. ?Lo desperto un ruido? ?O un sueno? ?Y con que sonaba? Algo oscuro y temible. Estaba temblando, pero no hacia frio. Incluso sudaba bajo el monton de ropa.
Se levanto y guardo la ropa en el baul. Trato de no hacer ruido al abrirlo y cerrarlo, pues no queria despertar a nadie. Cada movimiento era desgarrador. Debia de tener fiebre, a juzgar por los musculos tensos y la ropa caliente. Pero tenia la mente despejada, los sentidos alerta. En cualquier caso era una fiebre extrana, pues nunca se habia sentido tan lucido y vital. A pesar — o a causa— del dolor tenia la sensacion de que podria oir el correteo de un raton en una viga del establo.
Salio al patio y se quedo alli en silencio. La luna aun no habia despuntado, pero la clara noche estaba cuajada de abundantes estrellas. El porton aun estaba cerrado con llave. ?Pero por que le llamaba la atencion? ?De que tenia miedo? ?Que habia visto en el sueno?
Meb y Elya tenian la puerta cerrada. Que absurdo, aqui estoy yo, lastimado y dolorido, y dejo la puerta abierta, mientras que ellos dos cierran la puerta como unos chiquillos.
O quiza solo los chiquillos se preocupan por estas tontas competencias de virilidad.
Fuera hacia mas frio que nunca y la sensacion febril que lo habia instado a levantarse se habia aplacado. Pero aun titubeaba en regresar a su habitacion. Al fin comprendio que, aunque varias veces habia decidido regresar, en cada ocasion su mente habia divagado disuadiendolo de dar un paso.
El Alma Suprema, penso. El Alma Suprema quiere que este levantado. Quiza desea que haga algo. ?Pero que?
A estas alturas del mes, faltaban tres horas para el alba si la luna aun no habia despuntado. Dos horas, pues, para que Padre se levantara y acudiera a su cita en el cobertizo donde cultivaban las plantas del helado norte.
?Por que debia celebrarse alli la reunion?
Nafai experimento el inexplicable deseo de salir y mirar hacia el noreste, mas alla del Valle del Tsivet, hacia las altas colinas del otro lado, donde la Puerta de la Musica indicaba el linde sureste de Basilica. Era una tonteria y el chirrido de los portones podria despertar a alguien. Pero Nafai sabia que el Alma Suprema estaba presente, tratando de impedir que regresara a la cama. Tal vez el impulso de salir tambien proviniera del Alma Suprema. Nafai habia rezado, asi que esta podia ser una respuesta. ?No era posible que su deseo de salir fuera similar al impulso que habia sentido Padre, el que lo habia alejado del Camino del Desierto y lo condujo al lugar donde tuvo la vision del fuego ?
?No era posible que tambien Nafai estuviera a punto de recibir una vision del Alma Suprema?
Camino quedamente hacia el porton, alzo el pesado aldabon. Ningun ruido; sus sentidos y reflejos estaban tan alerta que podia moverse en absoluto silencio. El porton crujio ligeramente, pero no era preciso abrirlo de par en par para salir.
El porton de fuera se usaba con mayor frecuencia y estaba mejor cuidado, asi que se abrio sin un chirrido. Nafai salio cuando la luna trazaba un arco sobre la cima de las montanas Seggidugu hacia el este. Rodeo la casa y distinguio el cobertizo, pero antes de ir alli oyo un ruido procedente del cuarto de los viajeros.
Como era costumbre en todas las fincas de aquella parte del mundo, cada casa tenia una habitacion cuya puerta se abria desde fuera y nunca se cerraba con llave, un sitio acogedor donde un viajero podia refugiarse de las inclemencias y recobrarse de la fatiga. Padre tomaba su obligacion de hospitalidad ante los forasteros con mas seriedad que la mayoria y no solo brindaba una habitacion, sino tambien una cama y sabanas limpias, y un gabinete provisto con alimentos. Nafai ignoraba quien era el sirviente responsable de la habitacion, pero sabia que se usaba con frecuencia y se reabastecia a menudo. No le sorprendio que estuviera ocupada.
Aun asi, supo que debia detenerse en la puerta y echar una ojeada.
La rendija de la puerta arrojo una luz tenue en el cuarto.
Nafai la abrio un poco mas, y la luz se derramo en la cama. Nafai enfrento los anchos ojos de Luet.
—Tu —susurro.
—Tu —respondio ella con alivio.
—?Que haces aqui? —pregunto Nafai—. ?Quien esta contigo?
—Estoy sola. No sabia adonde habia venido. Nunca he salido de la ciudad.
—?Cuando llegaste?
—Acabo de venir. El Alma Suprema me guio. Naturalmente.