que mi muerte cumple algun proposito… no le temo. Pero el Alma Suprema me ha pedido que me fuera.

—En un sueno —objeto Elemak.

—No necesito un sueno para saber que Gaballufix es peligroso cuando esta irritado, y tampoco tu. Cuando no me presente en el cobertizo esta manana, quien sabe como reaccionara. Debo estar en el desierto cuando el lo descubra. Tomaremos la Senda de Hematites.

—Los camellos no podran resistirlo —alego Elemak.

—Podran porque deben hacerlo —dijo Padre—. Llevaremos provisiones para un ano.

—Esto es monstruoso —protesto Mebbekew—. No lo hare.

—?Que haremos al cabo de un ano? —pregunto Elemak.

—El Alma Suprema me mostrara algo para entonces.

—Quiza las cosas ya se hayan calmado en Basilica —sugirio Issib.

—Si nos vamos, Gabya pensara que lo has traicionado, Padre —senalo Elemak.

—?Ah, si? Pues si me quedo, el me traicionara a mi.

—Segun lo que dice un sueno.

—Segun lo que dice mi sueno. Te necesito. Quedate si quieres, pero no como hijo mio.

—No me fue bien como hijo tuyo —observo Mebbekew.

—No —dijo Elemak—. Te fue bien fingiendo que no eras hijo suyo. Pero todos lo sabian.

—Vivia de mi talento.

—Vivias de la esperanza de la gente de la farandula, que aspiraba a que tu padre invirtiera en sus espectaculos… o tu, en el futuro, cuando heredaras.

Mebbekew reacciono como si lo abofetearan.

—?Tu tambien, Elya?

—Hablare contigo mas tarde —dijo Elemak—. Si Padre dice que nos vamos, pues nos vamos… y no hay tiempo que perder. —Se volvio hacia Padre—. No porque hayas amenazado con desheredarme, anciano. Sino porque eres mi padre y no permitire que vayas al desierto sin mas ayuda que la de estos.

—Yo te ensene todo lo que sabes, Elya —dijo Padre.

—Cuando eras mas joven. Y siempre tuvimos sirvientes. Supongo que los dejaremos a todos.

—Excepto a los criados de la casa. Mientras preparas los animales y las vituallas, Elya, dare instrucciones a Rashgallivak.

Durante la hora siguiente, Nafai trabajo con mas prisa de la que habria creido posible. Todos tenian una tarea que cumplir, incluido Issib, y Nafai admiro nuevamente a Elemak por su destreza. Siempre sabia que hacer y quien debia hacerlo, y cuanto tardaria; tambien sabia como lograr que Nafai se sintiera idiota por no aprender sus faenas con mayor celeridad, aunque el sabia que no lo hacia tan mal por ser la primera vez.

Al fin estuvieron preparados: una verdadera caravana del desierto, formada solo por camellos, aunque eran los animales de carga mas temperamentales y los mas incomodos para montar. La silla de Issib iba amarrada al flanco de un camello, con sacos de agua en polvo al otro lado. El agua serviria luego para emergencias; Padre y Elemak conocian todos los pozos del primer tramo del viaje, y las lluvias otonales del desierto les aumentarian la provision. Pero en verano estaria mas seco y seria demasiado tarde para regresar a Basilica en busca del precioso polvo. ?Y si los perseguian obligandolos a internarse en parajes apartados del desierto? Entonces quiza necesitaran verter parte del polvo en una sarten, encenderlo y observar como la llama lo transformaba en agua al absorber el oxigeno del aire. Nafai la habia probado una vez: era repelente, con ese sabor metalico que le daban los agentes quimicos que permitian transformar el hidrogeno en polvo. Pero la beberian con gusto si alguna vez la necesitaban.

La silla de Issib seria la mayor incomodidad. Nafai sabia que Issya realizaria el mayor sacrificio, privado de sus flotadores y amarrado a la silla. Los flotadores le daban la sensacion de tener un cuerpo agil y fuerte; en la silla sentia la presion de la gravedad y necesitaba todas sus fuerzas para operar los controles. Al cabo de un dia en la silla Issya quedaba exhausto. ?Como podria afrontarlo dia tras dia, semana tras semana, mes tras mes? Quiza se fortaleciera, quiza se debilitara, quiza muriera; quizas el Alma Suprema lo ayudara.

Quiza descendieran angeles para llevarlos a la luna.

Aun faltaba una hora para el alba cuando se pusieron en marcha.

Habian actuado con tanto sigilo que no habian despertado a los criados. O quiza los hubieran despertado, pero como nadie les pidio ayuda y los empleados no querian ofrecerse para ninguna faena a esa hora de la noche, habian decidido seguir durmiendo.

La Senda de Hematites era muy traicionera, pero el claro de luna y las instrucciones de Elemak les permitieron cruzarla. Nafai sintio renovada admiracion por su hermano mayor. ?Nada era imposible para Elya? ?Nafai llegaria a ser tan fuerte y competente?

Al fin cruzaron el Sendero Sinuoso en la cresta del risco mas alto; abajo se extendia el desierto. Las primeras luces del alba ya despuntaban en el este, pero habian marchado a buena velocidad. Ahora seguirian cuesta abajo, todavia con dificultad, pero faltaba poco para la gran meseta del desierto occidental. No seria facil seguirlos hasta alli, y menos para gente de la ciudad. Elemak repartio pulsadores entre todos y los hizo practicar, senalando piedras hacia las que disparaban ese haz de luz fulgurante. Issib era bastante torpe —no podia empunar el pulsador con firmeza—, pero Nafai se enorgullecio al comprobar que tenia mejor punteria que Padre.

Claro que ignoraba si tendria agallas para matar a un salteador. Sin duda no seria necesario. Cumplian una mision del Alma Suprema, ?verdad? El Alma Suprema alejaria a los salteadores. Y el Alma Suprema los guiaria hacia el agua y la comida cuando se les acabaran las provisiones.

Pero Nafai recordo que todo eso habia comenzado porque el Alma Suprema no era tan competente como antes. ?Como sabia si el Alma Suprema podia hacer esas cosas? ?O si tenia un plan? Si, habia enviado a Luet a avisarles y habia despertado a Nafai para que oyera la advertencia, y tambien habia enviado un sueno a Padre. Pero eso no significaba que el Alma Suprema tuviera la intencion de protegerlos o de conducirlos a alguna parte. ?Quien sabia cuales eran sus planes ? Tal vez solo necesitaba liberarse de Wetchik y su familia.

Con ese sombrio pensamiento, Nafai oteo el desierto, la pierna enganchada en el pomo de la silla de montar, en busca de salteadores, perseguidores, cosas extranas, senales del Alma Suprema. La unica musica eran las quejas de Mebbekew, las ordenes de Elemak y el ruido blando que hacian los camellos al vaciar las tripas. La bestia de Nafai, sin mas preocupacion que fijarse donde pisaba, continuo su marcha bamboleante hacia el calor del dia.

9. MENTIRAS Y DISFRACES

A la luz del claro de luna Luet pudo regresar a la ciudad con menos dificultades de las que habia tenido para ir a casa de Wetchik. Ademas, ahora conocia su destino; siempre es mas facil regresar a casa que encontrar un lugar extrano.

Extranamente, sin embargo, no temio ningun peligro hasta que se encontro de regreso en la ciudad. El guardia de la Puerta del Embudo estaba lejos de su puesto. Quiza lo habian pillado durmiendo o quizas el Alma Suprema le habia creado una subita necesidad. Luet sonrio ante la idea de que el Alma Suprema se molestara en inducir a un hombre a descargar la vejiga para salvaguardar a su mensajera.

Pero dentro de la ciudad la Luna le ayudaba menos. Como aun no estaba en lo alto, proyectaba profundas sombras y las calles norte-sur aun estaban sumidas en una profunda negrura. Cualquiera podia merodear a esas horas. Los tolchocks circulaban a horas mas tempranas, cuando aun circulaban muchas mujeres por las calles, pero a esa hora solitaria, poco antes del alba, podia haber personajes mas peligrosos que los tolchocks.

—Que bonita.

La voz la sobresalto, pero era una mujer, una mujer de voz sedosa. Luet tardo un instante en localizarla en las sombras.

—No soy bonita —dijo—. En la oscuridad tus ojos te han enganado.

Tenia que ser una mujer sagrada para estar en la calle a esas horas. Cuando salio de la oscura esquina donde se habia refugiado de la brisa nocturna, su piel mugrienta parecia mas palida que las sombras circundantes. Estaba desnuda de pies a cabeza. Al verla, Luet sintio el frio de la noche otonal. Mientras caminaba,

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