basto. Arqueo el cuerpo, no con la actitud reverente de la plegaria, sino con una sed desesperada; hundio la cabeza bajo la superficie y bebio avidamente, apoyando la mejilla en la fria piedra del cauce, mientras el agua le acariciaba la espalda, las pantorrillas. Bebio sin cesar, irguio la cabeza y los hombros para respirar el aire nocturno, se derrumbo de nuevo en el agua para beber con igual ansiedad.
A pesar de todo, era una especie de plegaria, comprendio al erguirse, tiritando de frio mientras la oscura brisa evaporaba el agua que le perlaba la piel.
—Estoy contigo —le dijo al Alma Suprema—. Hare lo que pides, porque ansio que cumplas tu proposito. Hare todo lo que pueda para preparar nuestro regreso a la Tierra.
Estaba aterido cuando regreso a la tienda. Ya no goteaba agua, pero tampoco estaba seco. Se tendio temblando en la estera, dejando que el aire de la tienda y el calor del cuerpo de Issib lo calentaran, hasta que al fin logro conciliar el sueno.
Por la manana habia mucho que hacer; a pesar de su cansancio, Nafai no pudo dormir hasta tarde, asi que realizo sus tareas con lentitud y torpeza mientras Elemak y Padre le ladraban. ?Presta atencion! ?Usa la cabeza! Solo con el calor de la tarde, cuando durmieron la siesta que en el desierto era tan esencial para la supervivencia como el agua, Nafai tuvo la oportunidad de recobrarse de su paseo nocturno, de su vision. Pero entonces no deseaba morir. Tendido en su estera, conto a Issib lo que habia visto y lo que le habia revelado el Alma Suprema. Cuando Nafai concluyo, Issib lagrimeaba. Con gran esfuerzo estiro la mano para coger la de Nafai.
—Sabia que tenia que haber un proposito en todo esto —susurro—. Asi cobra mucho sentido. Todo concuerda. Fuiste muy afortunado al oir la voz del Alma Suprema. Aun con mayor claridad que Padre, creo. Con tanta claridad como Luet. Eres como Luet.
Nafai se sintio incomodo un instante. Habia desdenado a Luet en sus pensamientos y a veces en sus palabras. La habia tildado de bruja. ?Era esto lo que ella sentia cuando el Alma Suprema le enviaba una vision? ?Como podia haberla ridiculizado por eso?
Durmio de nuevo, y desperto, y finalizaron su labor: un corral permanente para los camellos, construido con piedras apiladas unidas por un campo gravitatorio alimentado por colectores solares; cobertizos refrigerados para almacenar los alimentos deshidratados que los mantendrian durante un ano, si tardaban tanto en regresar a Basilica; dispositivos de vigilancia situados en el perimetro del valle, para que nadie los espiara sin que ellos lo supieran. No encendieron fogatas, por supuesto: en el desierto, la madera era demasiado preciosa para quemarla. Pero fueron aun mas lejos; no cocinarian nada, pues una fuente de calor inexplicable podria llamar la atencion. El calor de sus cuerpos seria toda la radiacion infrarroja que despedirian, y el ruido electromagnetico emitido por sus dispositivos de vigilancia, el campo gravitico, el refrigerador, los colectores solares y la silla de Issib no eran tan potentes como para ser detectados mas alla del perimetro, excepto con instrumentos mucho mas sensibles de los que poseian los merodeadores y las caravanas. Estaban bastante seguros.
Durante la cena Nafai comento que era innecesario.
—Cumplimos una mision del Alma Suprema —dijo—. El Alma Suprema ha mantenido a la gente alejada de este paraje durante anos, preparandolo para nosotros… De todos modos alejaria a los extranos.
Elemak rio y Mebbekew lanzo una carcajada histerica.
—Bien, Nafai el teologo —se burlo Meb—, si el Alma Suprema es tan capaz de protegernos, ?por que nos envio a este sitio infernal en vez de permitir que nos quedaramos en casa?
—?Y desde cuando eres tan experto en el Alma Suprema, Nafai? —pregunto Elemak—. Es evidente que tu madre ha pasado demasiado tiempo con brujas.
Por una vez, Nafai acal o sus airadas replicas. Era inutil discutir. Pero en otras ocasiones eso no le habia impedido hablar mas de la cuenta. Nafai comprendio que la diferencia radicaba en que ya no era solo Nafai, el hijo menor de Wetchik. Ahora era el amigo y aliado del Alma Suprema. Tenia preocupaciones mas importantes que discutir con Elya y Meb.
—Nafai —intervino Padre—, tu razonamiento es endeble. ?Por que permitir que el Alma Suprema pierda tiempo protegiendonos cuando somos capaces de cuidarnos solos?
—Tienes razon, Padre —admitio Nafai. Habia hecho un comentario tonto. Era erroneo sobrecargar al Alma Suprema cuando el Alma Suprema necesitaba que ellos la ayudaran a sobrellevar su carga—. Lo siento.
Elemak sonrio y Mebbekew solto otra carcajada.
—Escuchadlos —dijo—. Hombres supuestamente racionales preguntandose si el Alma Suprema deberia cuidar de nuestros camellos.
—Fue el Alma Suprema quien nos trajo aqui —contesto Padre glacialmente.
—Fuiste tu quien nos hizo partir —replico Mebbekew— y Elemak quien nos guio.
—Fue el Alma Suprema quien me advirtio que partiera, y fue el Alma Suprema quien nos trajo a este valle bien irrigado.
—Si, claro, lo olvidaba —se mofo Meb—. Pense que era un buitre volando en circulos, pero no. Era el Alma Suprema, indicandonos el camino.
—Solo un necio bromea con lo que no entiende.
—Solo un viejo tonto llama necios a los hombres racionales. Eres tu quien ve complots y conspiraciones en las sombras, Padre.
—Callate —exigio Elemak.
—No me ordenes que me calle.
—Callate —repitio Elemak, enfrentando los airados ojos de Mebbekew.
Nafai noto que Elya despedia fuego por los ojos, a pesar de tenerlos entornados como si estuviera durmiendose.
—Bien —suspiro Mebbekew, untando pasta de habichuelas fria en otra galleta—. Parece que soy el unico que no considera que ir de excursion es lo mas apasionante del mundo.
—No estamos de excursion —observo Padre—. Estamos en el exilio.
—Me pregunto que he hecho yo para merecer el exilio.
—Eres mi hijo. Ninguno de nosotros estaba seguro alla.
—Vamos —replico Meb—. Todos estabamos seguros.
Nafai comenzaba a entender. Elemak no queria que Mebbekew hablara de la conspiracion contra Padre ni de las razones para que toda la familia huyera al desierto. Era un tema delicado y Nafai supuso que ambos sabian mas de lo que estaban dispuestos a confesar. Si ocultaban un oscuro secreto, era logico que Elemak procurase esconderlo eludiendo toda conversacion al respecto, y que Mebbekew procurase esconderlo tras una pantalla de negaciones despectivas y mentiras socarronas.
—Ambos sabeis que la vida de Padre peligraba en Basilica —declaro Nafai.
Ambos lo miraron de un modo que confirmaba la verdad de sus sospechas. Si hubieran sido inocentes, habrian tomado ese comentario como si solo significara que debian creer en la vision de Padre. Pero reaccionaron con mayor vehemencia.
—?Desde cuando sabes lo que saben los demas? —pregunto Elemak.
—Si estas tan seguro de que la vida de Padre peligraba —anadio insidiosamente Meb—, significa que tu formabas parte de la conspiracion.
De nuevo las reacciones tipicas: Elemak se defendia de la acusacion de Nafai alegando que no podria probar nada, Mebbekew se defendia volviendo la acusacion contra Nafai.
Ahora deben comprender que estan confesando, penso Nafai.
—?Que conspiracion? —pregunto—. ?De que hablas? Mebbekew se dio cuenta de que habia hablado en exceso.
—Solo supuse… que insinuabas que nosotros conociamos algo de antemano.
—Si sabias que habia un complot contra la vida de Padre —replico Nafai—, tendrias que haberle prevenido, si tienes algo de decencia. Y sin duda no estarias gimiendo que no era necesario marcharse de la ciudad.
—No soy yo quien gime, chiquillo —estallo Mebbekew. Su furia habia perdido toda sutileza. No sabia como interpretar las palabras de Nafai, quien habia hablado asi precisamente con esa intencion. Queria que Meb se preguntara cuanto sabia su hermano menor.
—Callate, Meb —mascullo Elemak—. Y tu tambien, Nafai. Que ya tenemos bastantes problemas sin vuestras pendencias.
Elya el pacificador. Era cosa de risa. Pero quiza fuera cierto. Quizas Elemak no supiera. Quiza Gaballufix nunca le habia confiado sus propositos en ese sentido. Claro que no, comprendio Nafai. Elya podia ser