Gaballufix. Pero, a juzgar por su nombre, sospecho que es una guia para una biblioteca.
—Que util —se burlo Elemak—. ?Y para eso nos envias a Basilica? ?A buscar un objeto cuyo proposito no entiendes?
—A buscarlo y traermelo. A cualquier precio.
—?Hablas en serio? —se asombro Elemak—. ?A cualquier precio?
—Es lo que desea el Alma Suprema. No se trata de sentimientos personales. Quiero que regreseis sanos y salvos.
—De acuerdo —asintio Mebbekew—. Puedes darlo por hecho. Ningun problema.
—?Traemos mas provisiones? —pregunto Nafai.
—No habra mas provisiones. Ordene a Rashgallivak que vendiera todos los suministros para caravanas.
Nafai noto que Elemak se ruborizaba bajo la piel tostada.
—Y cuando nuestro exilio haya terminado, Padre, ?como piensas reiniciar los negocios?
Nafai comprendio que era un momento crucial: Elemak se daba cuenta de que los actos de Padre estaban destinados a ser irrevocables. Si Elya iba a rebelarse, se valdria de este pretexto, lo que el consideraba un derroche de su herencia. Asi que Padre respondio sin remilgos.
—No me propongo reiniciar nada. Obedece, Elemak, o tu no deberas preocuparte por la fortuna Wetchik.
Mas claro imposible. Si Elemak deseaba ser Wetchik alguna vez, mas le valia acatar las ordenes del Wetchik actual.
—De todas formas, nunca me gustaron esos animales pestilentes —cloqueo Mebbekew—. ?Quien los necesita?
Su mensaje era igualmente claro: no me importaria en absoluto ser Wetchik en tu lugar, Elemak, asi que hazme el favor de irritar a Padre.
—Te traere el indice, Padre —aseguro Elemak—. ?Pero por que enviar a estos otros? Dejame ir solo. O dejame llevar a Mebbekew, y quedate con los pequenos. Ninguno de los dos me servira de nada.
—El Alma Suprema me mostro que los cuatro viajabais. Asi que los cuatro ireis a Basilica, y los cuatro regresareis. ?Entendido?
—Perfectamente —dijo Elemak.
—Anoche te burlaste de Nafai porque el declaro que tenia visiones —continuo Padre—. Pero te aseguro que podrias aprender muchisimo de Nafai e Issib. Al menos ellos procuran ayudar. Mis hijos mayores solo aportan quejas.
Mebbekew miro a Nafai de hito en hito, pero Nafai tenia mas miedo de Elemak, quien observaba a Padre con ojos entornados. Anoche no me creias, Padre, penso Nafai. Y hoy haces que mis hermanos me odien aun mas que antes.
—Sabeis mucho, Elemak y Mebbekew —prosiguio Padre—, pero en vuestro aprendizaje no llegasteis a asimilar el concepto de lealtad y obediencia. Aprendedlo de vuestros hermanos menores y entonces sereis dignos de la riqueza y los honores a que aspirais.
Es el fin, penso Nafai. Ahora estoy muerto. Bien podria ser un gusano en el pan, por el modo en que me trataran durante este viaje. Preferiria quedarme antes que ir en estas condiciones, Padre, muchisimas gracias.
—Padre, hare lo que me pides —respondio Elemak, pero con una voz glacial que causaba escalofrios.
Elemak inicio huranamente los preparativos. Como Nafai esperaba, Elya lo ignoro por completo cuando le pregunto que debia hacer para ayudar. Y Mebbekew le clavo una mirada que le provoco escozor. Quiere matarme, penso. Meb quiere matarme.
Como no le permitian ayudar, y como lo mas prudente era pasar inadvertido, Nafai regreso a la tienda que compartia con Issib y ayudo a su hermano a hacer el equipaje, una tarea que se reducia a envolver los flotadores y guardarlos en un saco. Issib miraba tan avidamente los flotadores que Nafai comprendio que no le importaba lo que Elemak y Mebbekew pensaran de el: queria estar de vuelta donde pudiera usar nuevamente el cuerpo, donde fuera libre y nadie tuviera que vestirlo ni llevarlo a hacer sus necesidades, como un crio o una mascota. Es un prisionero encerrado en su propio cuerpo, penso Nafai. Terminaron la tarea e Issib se quedo en su silla, balanceandose sobre el suelo como un monarca malhumorado en su trono. Ansiaba marcharse, regresar a Basilica.
Todos ansian regresar, penso Nafai. Pero no por razones correctas. Nadie ansia llegar por afan de ayudar al Alma Suprema.
Nafai fue a orillas del rio y cogio una rama de diez centimetros de grosor, que curvo como si fuera una herradura. Oponia resistencia, pero cedia ante la fuerza de sus manos.
—No la rompas —advirtio Padre.
Nafai se volvio sobresaltado. Solto la rama, que se elevo bruscamente haciendo caer algunas hojas.
—Le llevo tiempo crecer —dijo Padre.
—No iba a romperla.
—Faltaba poco. Yo conozco las plantas, tu no. Faltaba poco para que se partiera.
—No soy tan fuerte.
—Mas fuerte de lo que crees. —Padre lo midio con la mirada—. Catorce anos. —Rio entre dientes—. Los genes de tu madre, no los mios, me temo. Te miro y veo…
—?A Madre?
—Lo que Issib pudo haber sido, en cuerpo y mente. Pobre muchacho.
Pobre muchacho. ?Por que no me miras alguna vez, Padre, y me ves a mi? En vez de un hijo imaginario. En vez de un chiquillo que inventa visiones, ?por que no ves lo que soy? Un hombre que ha oido la voz del Alma Suprema con mas claridad que tu.
—Tengo miedo —dijo Padre.
Nafai miro al padre a los ojos. ?Se burla de mi?
—Te envio a una mision mas peligrosa de lo que suponen tus hermanos. Pero tu lo entiendes, ?verdad, Nafai?
—Eso creo.
—Despues de lo que has visto —dijo Padre. Pero era tanto una pregunta como una respuesta. ?Que preguntaba: si Nafai sabia la verdad sobre Elya y Meb? No podia ser, pues ni siquiera Padre lo sabia. No, Padre preguntaba si de veras veia visiones.
La primera reaccion de Nafai fue enfurecerse, ofenderse. Pero comprendio que era un error. Pues Padre tenia derecho a preguntar, derecho a tomarse tiempo para creer en sus visiones, tal como decia Issib. Trataba de aceptar la idea de que Nafai era su camarada, otro servidor del Alma Suprema.
—Si —respondio Nafai—. He visto. Pero nada sobre el indice.
—Gaballufix no lo entregara facilmente. En la vision lo entregaba, pero el Alma Suprema no puede verlo todo. El indice no es simplemente algo que pides prestado. Es muy poderoso.
—?Por que? ?Que puede hacer?
—No se que puede hacer por si mismo. Pero se que significa poder. Se que, entre los Palwashantu, el que guarda el indice cuenta con la confianza del clan. El maximo honor. Gabya no lo entregara. Antes matara. Y alla mando a mis hijos.
Padre estaba furioso. Nafai comprendio: esta furioso con el Alma Suprema, que le ha ordenado hacer esto.
Pero poco a poco Padre domino su furia y recobro la calma.
—Espero que el Alma Suprema haya pensado bien todo esto.
—Padre, yo ire y hare lo que el Alma Suprema nos ha pedido, porque se que el Alma Suprema no nos pediria que lo hicieramos sin preparar un modo de lograrlo.
Padre le estudio el rostro largo rato, luego sonrio. Nafai jamas habia visto semejante sonrisa en el rostro de su padre, llena de alivio, de confianza.
—No estas fingiendo, ?verdad? —dijo—. No te limitas a decir lo que crees que deseo oir.
—?Desde cuando un hijo tuyo dice lo que tu quieres oir? —pregunto Nafai.
Padre lanzo una estentorea carcajada.