—?Jamas! —trono. Y dejo de reir subitamente. Cogio la cabeza de Nafai entre las manos, unas manazas callosas, nervudas, curtidas por anos de manejar cortezas, arneses de cuero y piedras toscas. Apoyo esas grandes palmas en ambos lados de la cara de Nafai y se inclino para besarle la boca—. Hijo mio —susurro—. Hijo mio.
Permanecieron juntos un instante junto al arbol, junto al agua, hasta que oyeron pasos y se volvieron. Era Elemak, con semblante avinagrado.
—Hora de partir —anuncio—. Si hoy queremos avanzar algo.
—Marchaos, por favor —dijo Padre—. No quiero retrasaros un solo instante.
Poco despues montaron en sus camellos para emprender el regreso a la ciudad.
11. HERMANOS
Basilica aun no estaba a la vista, pero Elemak conocia el camino. Lo conocia tan bien como el reflejo de su rostro en el espejo, cada lunar, cada protuberancia o hendidura donde se atascaba la navaja haciendole sangrar. Conocia las sombras de cada hora del dia, cada lugar donde habia agua despues de una lluvia, cada escondrijo de los salteadores.
Ahora Elemak conducia a sus hermanos hacia uno de esos lugares. Hacia rato que no avanzaban por el camino, pero hasta ahora lo habian tenido siempre a la vista. Se alejaron de el y pronto el suelo se volvio tan escarpado que tuvieron que detenerse y desmontar.
—?Por que nos detenemos aqui? —pregunto Mebbekew.
—Los flotadores funcionan —dijo Issib—. Estamos cerca. Puedo moverme sin la maldita silla.
Elemak miro a su hermano invalido sacudiendo la cabeza.
—Aun no son seguros. Bajaremos la silla… tendras que usarla.
Issib solia ser obediente, pero no ahora.
—Usala tu, si crees que es tan comoda.
—Mirate. Los flotadores funcionan de forma intermitente. Perderas el control, te caeras y puedes hacerte dano. Usa la silla.
—Mejorara a medida que nos aproximemos.
—No nos aproximaremos.
—?Entonces que haremos? —pregunto Mebbekew.
—Bajaremos a ese barranco, donde el campo magnetico de Basilica no surte efecto, y alli aguardaremos hasta el anochecer.
—?Y luego? —pregunto Mebbekew—. ?Desde cuando das las ordenes?
Elemak se habia enfrentado a esta situacion con muchos viajeros, y a veces con peones contratados. Sabia manejarla: represion drastica, instantanea y publica, para que no quedaran dudas sobre quien estaba al mando. En vez de responder, cogio a Mebbekew por los brazos — brazos delgados, femeninos… ?brazos de actor, por el Alma Suprema!— y lo aplasto contra una pared de roca. El brusco movimiento asusto a un camello. El animal pateo, escupio, resoplo. Por un instante Elemak temio tener que ir a tranquilizarlo, pero Nafai se le habia acercado y lo calmaba. El chico a veces servia para algo mas que para lamerle el culo a Padre. No como Mebbekew, de quien nunca podias fiarte. No entendia por que Gaballufix habia confiado en el. Sin duda Gabya sabia que Mebbekew se delataria. Aunque no hubiera hablado con Padre de la conspiracion, sin duda se lo habia contado a alguien. ?De que otro modo se habia enterado Padre?
Meb dilato los ojos de panico y dolor. Se habia dado un golpe brutal contra la piedra. Bien, penso Elemak. Piensa un poco en el dolor. Piensalo bien antes de cuestionar mi autoridad en el desierto.
—Yo estoy al mando aqui —jadeo Elemak. Meb asintio.
—Y digo que esperemos el anochecer.
—Solo bromeaba —gimio Meb—. No tienes que tomartelo todo tan a pecho, ?verdad?
Elemak sintio ganas de pegarle. ?A pecho? ?No comprendes que en Basilica el hombre mas poderoso de la ciudad debe de estar convencido de que lo traicionamos y avisamos a Padre de que huyera? Para Mebbekew, Basilica era una ciudad de placer y movimiento. Bien, tal vez hubiera mucho movimiento dentro de esas murallas, pero muy poco placer.
Pero Elemak no le pego, porque seria excesivo y provocaria resentimiento en vez de respeto entre los demas. Elemak sabia conducir hombres y sabia dominar sus sentimientos sin permitir que le obnubilaran el juicio. Solto a Mebbekew y le dio la espalda, tanto para mostrar su plena confianza en su liderazgo corno su desprecio por Mebbekew. Meb no se atreveria a atacarlo, ni siquiera por la espalda.
—Al anochecer haremos algo muy sencillo. Yo entrare en la ciudad, hablare con Gaballufix y traere el indice.
—No —objeto Issib—. Padre dijo que debiamos ir todos. Otra insubordinacion, pero menor. Y tratandose de Issib, el invalido, no era aconsejable recurrir a la fuerza.
—Y todos hemos venido. Pero yo conozco a Gaballufix. Es mi hermanastro, tan hermano mio como cualquiera de vosotros. Soy el mas indicado para convencerlo de que nos de el indice.
—?Quieres decir que hemos viajado tanto para que ahora me dejes aqui —protesto Issib—, en este ataud de metal?
—Mejor tu silla que un ataud verdadero —replico Elemak—. Si crees que entrar en la ciudad sera divertido, eres un tonto. Gaballufix es peligroso.
—En efecto —intervino Nafai—. Elya tiene razon. Si entramos todos juntos, un fracaso podria significar la muerte o la carcel para todos. Si va uno solo, el resto de nosotros puede lograr algo aunque el fracase.
—Si fracaso, regresad adonde Padre —dijo Elemak.
—Claro —rezongo Meb—. Si todos hemos memorizado el camino.
—No puedes ir tu —objeto Issib—. De todos nosotros, eres el unico imprescindible para guiarnos de vuelta.
—Ire yo —se ofrecio Nafai.
—Seguro —rio Elemak—. Tu eres el mas parecido a Rasa. Creo que no entiendes, Nyef. Con solo echarte un vistazo, Gaballufix recordara la unica humillacion que jamas pudo vengar, Rasa anulando el contrato despues de tener dos hijas, para pactar a la semana un nuevo contrato con Padre… el cual aun no ha roto. Si entras solo en casa de Gaballufix, sin que nadie lo sepa, puedes darte por muerto.
—Yo, entonces —dijo Mebbekew.
—Solo te emborracharias o buscarias una mujerzuela —rechazo Elemak—, y luego regresarias y mentirias, diciendo que hablaste con Gaballufix y el dijo que no.
Mebbekew parecio pensar en enfadarse, pero pronto se arrepintio.
—Tal vez —convino—. Pero nadie ha propuesto un plan mejor.
—?Y que hay de mi? —sugirio Issib—. Yo ire a preguntar. ?Que le haria Gaballufix a un invalido? Elemak sacudio la cabeza.
—Partirte en dos con sus manazas, si le viene en gana.
—?Y tu eres su amigo? —pregunto Mebbekew.
—Hermano. Somos hermanos. Nadie escoge a sus hermanos, ?sabes? Nos conformamos con lo que nos toca.
—No haria dano a un invalido —insistio Issib—. Lo avergonzaria ante sus hombres.
Elemak sabia que Issib tenia razon. El invalido era el mas indicado para salir vivo de una entrevista con Gaballufix. El problema era que no podia permitir que Issib o Nafai hablaran con ese hombre, Gaballufix podia decir algo comprometedor. No, tenia que ir en persona, hablar a solas con Gabya, arreglar las cosas, persuadir a su hermano de que el no habia advertido a Padre en lo referente al plan para matar a Roptat en circunstancias que implicarian y desacreditarian a Wetchik. Si se enteraban de esto, Meb, Issya y Nyef no comprenderian que a fin de cuentas era lo mejor para la seguridad de Padre. Si no lo neutralizaban de este modo, seria Padre quien terminaria muriendo en circunstancias misteriosas.
—Os dire que vamos a hacer —dijo—. Ya que no nos ponemos de acuerdo, dejemos que el Alma Suprema decida. Una vieja tradicion: lo echaremos a suertes.