—Mirame… ?Ves el polvo del desierto en mis ropas? Me bane en su casa. Sere companero de su sobrina favorita. Me dijo que preferiria haberse apareado con un conejo que pasar otra noche contigo.
Por un instante temio que Gaballufix desenfundara un arma para matarlo en el acto. Pero Gabya se distendio, sonrio.
—Ahora se que estas mintiendo. Rasa jamas diria semejante groseria.
—Claro que me lo he inventado —dijo Elemak—. Solo queria ver quien era el necio que se creia todas las historias que oia.
—Una cosa es creer por un momento. Muy distinto es creer en las ideas mas estupidas y aferrarse a ellas.
Elemak comprendio de pronto a que mentira se referia Gaballufix. Y Gabya tenia razon: Elemak era un necio por haberla creido, y mas necio aun por seguir creyendola hasta ahora.
—Nunca pensaste en acusar a Padre de matar a Roptat, ?verdad?
—Claro que si.
—Pero no en llevarle a juicio.
—Oh, no… eso seria una estupidez. Una perdida de tiempo. Te lo dije.
—Dijiste que seria una perdida de tiempo porque el prestigio de Padre en la ciudad impediria que lo condenaran. Pero lo cierto es que jamas hubiese comparecido en un juicio porque tendrias testigos que descubririan no solo el cadaver de Roptat, sino tambien el de Padre.
—Que terrible acusacion. Lo niego todo. Tienes una imaginacion perversa, muchacho.
—Me usabas para traicionar a mi propio padre y para poder matarlo.
—Durante mucho tiempo supuse que lo sabias. Supuse que comprendias que no hablariamos directamente de ello porque era un tema desagradable. Pense que comprendias que el unico modo de lograr que heredaras pronto era tramando la muerte de tu padre.
Elemak se enfurecio tanto por haber sido complice de una conspiracion parricida que perdio todo su control. Se lanzo contra Gaballufix, pero este le apunto con un pulsador.
—Si, si, veo que sabes lo que un pulsador puede hacer a quemarropa. Mataste a un hombre con un arma parecida, ?verdad? —dijo Gaballufix—. Mas aun, pudo ser esta misma arma, ?eh?
Elemak miro el pulsador y reconocio las marcas del uso: los aranazos, las muescas, el color destenido por el sol mientras el lo llevaba en la cadera durante interminables horas de viaje por el desierto.
—Preste ese pulsador a Mebbekew cuando regrese de mi ultima travesia —dijo estupidamente.
—Y Mebbekew me lo presto a mi. Hablando de estupidos… Le dije que lo queria para sorprenderte en una fiesta, para honrarte por derramar sangre. Le dije que usaria tu anecdota para inspirar a mis soldados —rio Gaballufix.
—Por eso incluiste a Mebbekew. Para conseguir mi pulsador.
?Pero por que? Elemak imagino a su padre muerto, y a alguien descubriendo el pulsador de Elemak a poca distancia, como si lo hubiera abandonado al darse a la fuga. Imagino a Gaballufix tratando de explicar todo lo sucedido al consejo de la ciudad, con lagrimas en los ojos: «A esto conduce la codicia de los jovenes… mi propio hermanastro, dispuesto a asesinar a su padre con tal de recibir la herencia.»
—Tienes razon —murmuro Elemak—. Fui un necio.
—Lo fuiste y lo eres —dijo Gaballufix—. Hoy te han visto en la ciudad… en toda la ciudad. Mis hombres te siguieron en varios vecindarios. Hay muchos testigos… y pronto sera delicioso ver a Rasa obligada a atestiguar contra el primogenito de su amado Volemak. Porque alguien morira esta noche, asesinado por este pulsador, que se hallara cerca del cadaver, y entonces todos sabran que el asesino fue el hijo del Wetchik, quiza siguiendo ordenes de su padre. Y lo mejor de todo es que puedo contarte esto, puedo revelartelo, puedo dejarte salir con vida de la ciudad, y aun asi tu no podras hacer nada. Si decides mencionar mi plan para matar a alguien, sea quien fuere, supondran que solo tratas de encubrir tu crimen por anticipado. Eres un estupido, Elemak, igual que tu padre. Aun sabiendo que yo no temi matar para cumplir mis propositos, pensaste que tu y tu familia seriais inmunes, que yo me mostraria mas tierno contigo porque el mismo fatigado vientre nos albergo nueve meses, mientras sorbiamos la vida de una placenta.
Elemak nunca habia visto tanto furor, tanto odio, tanta malevolencia en un rostro humano; nunca habia imaginado que fuera posible. Pero ahora enfrentaba el deleite de Gabya al describir un crimen que se proponia cometer. Le dio miedo, pero tambien le inspiro una descabellada confianza. Como si Gaballufix, al revelar su mezquindad, le permitiera comprender que el era mucho mas noble, a pesar de todo.
—?Quien es el estupido, Gabya? ?Quien?
—Creo que ya no hay ninguna duda —dijo Gaballufix.
—Es verdad. Lograras que sea imposible que Padre y yo regresemos a la ciudad, al menos por un tiempo, pero la muerte de Roptat no te allanara el camino. ?De veras eres tan ingenuo? Nadie creera ni por un instante que Padre mataria a Roptat, o que yo lo haria.
—?Tendre el arma! —exclamo Gaballufix.
—El arma, si, pero ningun testigo de la muerte, solo tu version divulgada por tu gente. Los basilicanos no son tan imbeciles. ?Quien gana con la muerte de Roptat y el exilio de Padre? Solo tu, Gabya. La ciudad se alzara en una rebelion sangrienta. Tus soldados pereceran en las cal es.
—Sobreestimas la voluntad de mis timoratos enemigos —dijo Gaballufix. Pero ya no hablaba con el mismo aplomo ni con el mismo deleite.
—Tus enemigos no son timoratos solo porque rehusen matar para lograr sus propositos. Pero estan dispuestos a matar para detener a un hombre de tu calana. Una garrapata sin cerebro, envidiosa, despechada y maligna.
—?Tanto deseas morir?
—Si, matame aqui, Gabya. Cientos de personas saben que estoy aqui. Cientos aguardan para oir lo que dire. Tu plan esta al desnudo y no funcionara. Porque eres tan estupido que tenias que jactarte.
Las palabras de Elemak eran puro alarde, pero Gaballufix lo creyo, al menos lo suficiente como para titubear. Para dudar. Sonrio.
—Elya, hermano mio, me enorgullezco de ti. Elemak sabia reconocer una rendicion. No respondio.
—A fin de cuentas eres mi hermano… la sangre de Volemak no te ha debilitado, a pesar de todo. Quizas hasta te haya fortalecido.
—?Acaso crees que ahora me tragare tus adulaciones?
—Claro que no. Claro que no las tendras en cuenta… pero eso no impide que te admire, ?verdad? ?Solo impide que tu creas en mi admiracion! Eres tu quien pierde, querido Elya.
—He venido a buscar el indice, Gaballufix —dijo Elemak—. Una cosa sencilla. Damelo y me largare. Wetchik y su familia no volveran a molestarte, y tu podras seguir con tus tejemanejes hasta que alguien te apunale por la espalda con tal de acallar esos chillidos de cerdo que sueltas cada vez que crees haber dicho algo ingenioso.
Gaballufix ladeo la cabeza.
Me lo dara, penso Elemak triunfalmente.
—No —respondio Gaballufix—, me gustaria, pero no puedo. Seria dificil explicar la desaparicion del indice ante el consejo del clan. Causaria muchos problemas, ?y para que ponerme en apuros solo para deshacerme de Wetchik? A fin de cuentas, ya me he librado de el.
Ahora, al fin, Elemak habia conseguido lo que buscaba: regatear como un mercader.
—?Que mas se requeriria para que valiera la pena entregarmelo? —pregunto.
—Hazme una oferta. Suficiente dinero como para compensar las molestias a que me vere sometido.
—Dame el indice y Padre liberara sus fondos para ti. Lo que quieras.
—?Debo esperar por los fondos? ?Esperar a que Wetchik me pague despues por un indice que te doy ahora? Ah, ya entiendo. —Gaballufix rio despectivamente—. No puedes darme dinero ahora porque no tienes nada. Wetchik aun no te ha dado ni una pizca de su fortuna. ?Te ha enviado con este encargo y ni siquiera te ha dado acceso a su dinero!
Era humillante, en efecto. Padre tendria que haber comprendido que al negociar con Gaballufix el dinero seria decisivo; tendria que haberle revelado un codigo que le diera acceso a los fondos familiares de los Wetchik. Rashgallivak, el mayordomo, tenia mas control sobre la fortuna Wetchik que Elemak. Sintio furia y resentimiento contra su padre por haberlo puesto en esta posicion de debilidad. Ese viejo estupido y miope, siempre a trompicones en los negocios.