—Dime, Elya —dijo Gaballufix, ya serio—. Si tu padre no te confia su dinero, ?por que he de confiarte yo el indice?

Gaballufix metio la mano bajo la mesa. Debio de activar un interruptor, pues tres puertas se abrieron al instante y tres soldados identicos irrumpieron en la biblioteca. Aprehendieron a Elemak, se lo llevaron al vestibulo y lo sacaron a empellones.

Y no se conformaron con eso. Lo llevaron a rastras hasta la puerta mas proxima, la Puerta Trasera, pasando frente a la casa de su madre, y lo arrojaron al polvo frente a los guardias.

—?He aqui a uno que abandona la ciudad! —grito un soldado.

—?Y no regresara nunca! —exclamo otro.

Los guardias, sin embargo, reaccionaron con calma.

—?Eres ciudadano? —pregunto uno.

—Si —respondio Elemak, sacudiendose el polvo.

—El pulgar, por favor. —Acercaron la pantalla y Elemak apoyo el pulgar—. Ciudadano Elemak, hijo de la dama Hosni por el Wetchik. Es un honor servirte. —Todos los guardias se cuadraron para hacer un saludo militar.

Elemak quedo apabullado. En todas sus visitas a Basilica, nadie habia hecho mas que enarcar las cejas cuando el ordenador comunicaba su ilustre linaje. ?Y ahora un saludo militar!

Los soldados de Gaballufix se burlaron de nuevo, describiendole lo que harian si alguna vez se atrevia a regresar, y Elemak comprendio. Los guardias oficiales de la ciudad le daban a entender a el y a todos los que estuvieran cerca que ellos no formaban parte del ejercito de Gaballufix. Mas aun, el mero hecho de que el hijo de Wetchik fuera enemigo de Gaballufix inspiraba el respeto de los guardias. Si Elemak hallaba un modo de aprovechar esa situacion, quiza pudiera volverla en su favor. ?Que ocurriria si regreso a la ciudad como el libertador, al mando de la guardia y la milicia, para aplastar a Gabya y su odiado ejercito de disfrazados ? La ciudad me dara con gusto todo lo que Gabya procura ganar mediante el timo, la intimidacion y el homicidio. Tendria todo el poder que Gaballufix ha imaginado… y la ciudad me adoraria.

12. FORTUNA

Era un dia espantoso en el desierto, a pesar de que el barranco, excepto en pleno mediodia, estaba sumido en las sombras y una brisa suave lo recorria. Ningun lugar es comodo, penso Nafai, cuando esperas que otro cumpla una tarea que consideras tuya. Peor que el calor, que el sudor que le goteaba en los ojos, que la arena que se le metia en la ropa y entre los dientes, era el temor que sentia Nafai al pensar que Elemak tenia a su cargo la mision del Alma Suprema.

Nafai sabia que Elemak habia hecho trampa al echar la eleccion a suertes. No era tan tonto como para pensar que Elemak dejaria semejante cosa librada al azar. Aunque admiraba la destreza con que Elya lo habia manejado, estaba enfadado con el. ?Intentaria realmente conseguir el indice? ?O iria a la ciudad a reunirse con Gaballufix para planear una nueva traicion contra Padre y la ciudad y, en ultima instancia, contra la tutela que el Alma Suprema ejercia sobre la humanidad?

?Regresaria?

Por la tarde oyeron crujir piedras, y Elemak descendio ruidosamente al escondrijo. Tenia las manos vacias, pero los ojos brillantes. Hemos sido traicionados, penso Nafai.

—Se ha negado, por supuesto —dijo Elemak—. Ese indice es mas importante de lo que dijo Padre. Gaballufix no quiere entregarlo… al menos no lo hara a cambio de nada.

—?Que quiere, pues? —pregunto Issib.

—No lo preciso. Pero tiene un precio. Dejo bien claro que esta dispuesto a oir una oferta. El problema es que debemos regresar donde Padre y tener acceso a sus finanzas.

Nafai no estaba muy conforme. ?Como podia saber lo que Elemak y Gaballufix habian pactado?

—Regresar con las manos vacias —dijo Mebbekew—. Te dire que haremos, Elya. Tu regresaras, y los demas aguardaremos aqui a que vengas con el codigo de las cuentas de Padre.

—De acuerdo —asintio Issib—. No pienso pasar la noche en el desierto cuando puedo entrar en la ciudad y usar los flotadores.

—?Tan estupido eres? —exclamo Elemak—. ?No comprendes que las cosas han cambiado? No puedes andar paseando anonimamente por la ciudad. Hay tropas de Gabya por todas partes. Y Gaballufix no es amigo de Padre, por tanto tampoco lo es nuestro.

—Es tu hermano —observo Mebbekew.

—No es hermano de nadie —rezongo Elemak—. Tiene tantos escrupulos morales como el barro, y es igualmente viscoso. Lo conozco mejor que vosotros y os aseguro que no tendria el menor reparo en matarnos.

Nafai se asombro de que Elemak hablara de este modo.

—Crei que querias que gobernara Basilica.

—Pensaba que su plan ofrecia la mejor esperanza para Basilica en las inminentes guerras. Pero nunca crei que Gaballufix se preocupara por nada salvo su propio provecho. Sus soldados merodean por toda la ciudad usando un traje holografico que les cubre el cuerpo, asi que todos parecen absolutamente identicos.

—?Mascaras para todo el cuerpo! —exclamo Mebbekew—. ?Que gran idea!

—Eso significa —explico Elemak— que cuando alguien vea a un soldado de Gaballufix cometer un delito, como secuestrar o matar a un hijo del viejo Wetchik, nadie podra identificar al culpable.

—Oh —dijo Mebbekew.

—Pues bien —intervino Nafai—, aunque Padre nos de acceso a su dinero, ?de que serviria? ?Por que crees que Gaballufix lo venderia?

—Piensa, Nafai. Incluso un chiquillo de catorce anos puede comprender las cosas de hombres hasta cierto punto. Gaballufix paga a centenares de soldados. Tiene una fortuna inmensa, pero no tanto como para mantener esta situacion para siempre, a menos que logre echar mano de los impuestos de Basilica. El dinero de Padre cambiaria la situacion. En este momento, Gaballufix necesita el dinero mas que el prestigio de poseer el indice, del cual ya nadie se preocupa.

Tragandose la condescendencia de Elemak, Nafai comprendio que el analisis era correcto.

—Entonces el indice esta en venta.

—Tal vez. Asi que regresemos a ver a Padre para ver si vale la pena gastar dinero en el indice… y cuanto dinero. El nos dara acceso a las finanzas y podremos regresar para regatear…

—Yo digo que tu regreses a ver a Padre mientras yo pruebo suerte en la ciudad —dijo Mebbekew.

—Quiero dejar mi silla esta noche —insistio Issib.

—Cuando regresemos —respondio Elemak— podras entrar en la ciudad.

—?Como esta vez? Nos haras esperar de nuevo, y nunca entraremos.

—De acuerdo —concedio Elemak—. Regresare solo y dire a Padre que abandonaste su causa tan solo para entrar en la ciudad, pasear con tus flotadores e ir a follar.

—?No pienso ir a follar! —protesto Issib.

—?Y yo no pienso ir a flotar! —bromeo Mebbekew.

—Un momento —los interrumpio Nafai—. ?Que pasara si regresamos para obtener la autorizacion de Padre? Eso nos llevara casi una semana. Quien sabe cuanto habran cambiado las cosas. Podria estallar la guerra civil en Basilica. O Gaballufix podria conseguir otros medios de financiacion, de modo que nuestro dinero no significaria nada para el. Hay que hacer la oferta ahora.

Elemak lo miro sorprendido.

—Si, claro, es cierto. Pero no tenemos acceso al dinero de Padre.

Por toda respuesta, Nafai miro a Issib. Issib revolvio los ojos.

—?Tu tienes acceso al codigo de Padre? —pregunto Mebbekew.

—Me dijo que alguien mas debia saberlo, en caso de necesidad —asintio Issib—. ?Pero como te diste cuenta, Nafai?

—Vamos, no soy tan idiota. En tus investigaciones tenias acceso a archivos de la ciudad que jamas dejarian

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