hermanos estuvieran muriendo en ese instante o ya estuvieran muertos, o tal vez los hubieran capturado y encarcelado a la espera de algun rescate. ?Que haria entonces? ?Como podria regresar? La silla podia llevarlo, pero no estaba disenada para viajes de larga distancia. Sabia por experiencia que la silla solo podia desplazarse una hora seguida y luego necesitaba varias horas de recarga solar.

Madre me ayudara, penso Issib. Si no regresan esta noche, Madre me ayudara. Si puedo llegar a ella.

Mebbekew corrio en medio de la multitud. Advirtio que varios hombres intentaban acercarse a el, pero su experiencia de actor —un actor que debia circular en medio del publico para recaudar el dinero— le habia ensenado a moverse en una muchedumbre y buscaba el modo de burlar a sus perseguidores internandose en los lugares mas atestados, cruzando claros que pronto quedaban cerrados por la marea de gente. Enseguida dejo atras a los matones. Entonces apuro el paso, un trote desmanado que no daba la impresion de gran prisa pero cubria mucho terreno a gran velocidad. Parecia estar corriendo por puro placer, y asi era, pero nunca dejaba de vigilar. Cuando veia soldados enfilaba directamente hacia ellos, pensando que Gaballufix no se atreveria a usar hombres claramente identificados como suyos para asesinar a alguien a plena luz del dia.

A la media hora habia llegado a Villa de las Munecas, el barrio que mejor conocia. Habia menos soldados, y aunque alli abundaban los criminales a sueldo, eran de la clase que no permanecia comprada mucho tiempo. Ademas Meb tenia amistades que conocian ese barrio mejor que el ordenador de la ciudad.

No confieis en ningun hombre, habia dicho Elemak. Bien, eso era facil. Meb conocia a muchos hombres, pero sus mejores amigos eran mujeres. La eleccion resulto facil desde que tuvo edad suficiente para conocer las aplicaciones practicas de la diferencia entre hombres y mujeres. Casi se habia reido cuando Padre le consiguio una instructora a los dieciseis anos. Se divirtio fingiendo que era virgen cuando fue a visitarla, pero al cabo de unos dias ella lo despidio riendo, diciendo que si seguia visitandola pronto le ensenaria a ella cosas que no deseaba aprender. Meb tenia buena mano con las mujeres. Ellas lo amaban, y seguian amandolo, no porque supiera complacerlas —aunque en efecto sabia hacerlo— sino porque sabia escucharlas; sabia hablarles de tal modo que se sentian necesitadas y protegidas al mismo tiempo. No todas las mujeres le profesaban simpatia, pero las que gustaban de el no lo olvidaban.

Asi que al cabo de pocos minutos en Villa de las Munecas Mebbekew se hallaba en la habitacion de una citarista de la Calle de la Musica, y al cabo de pocos minutos estaba en sus brazos, y al cabo de pocos minutos mas estaba dentro de ella; luego hablaron durante una hora y ella salio a buscar la ayuda de algunas actrices que ambos conocian, que tambien simpatizaban con Mebbekew. Poco despues del anochecer, Mebbekew, con peluca, tunica y maquillaje, hablando y caminando como una mujer, atraveso la Puerta de la Musica con un grupo de mujeres risuenas y cantarinas. Solo se revelo el disfraz cuando Mebbekew apoyo el pulgar en la pantalla, y el guardia, al leer el nombre, le guino el ojo y le deseo buenas noches.

Mebbekew conservo el disfraz hasta que llego al lugar de la cita, y solo lamento que fuera Issib y no Elemak quien lo miro boquiabierto sin reconocerlo. Le habria gustado festejar la travesura con su hermano mayor. De todos modos, puesto que acababan de arrebatarles toda su fortuna y el titulo de su padre, era improbable que Elemak estuviera de animos para bromas.

Elemak fue quien cruzo la ciudad con menos dificultades. No se topo con ningun maton y tardo poco en llegar a la casa de Hosni, cerca de la Puerta Trasera. Temiendo que los asesinos aguardaran en la puerta misma, entro para visitar a su madre. Ella le ofrecio una esplendida comida —siempre contrataba a las mejores cocineras de Basilica—, escucho atentamente su relato, convino en que si hubiera abortado cuando estaba embarazada de Gaballufix el mundo seria un lugar mas agradable, y al fin lo despidio despues del anochecer con una pieza de oro en el bolsillo, un fuerte cuchillo de metal en el cinturon y un beso. Elemak sabia que si Gaballufix aparecia mas tarde, alardeando de haber arrebatado su fortuna y el titulo de Wetchik a los hijos de Volemak, Madre reiria y lo alabaria. Amaba todo lo que fuera divertido, y casi todo la divertia. Una mujer jovial, aunque totalmente vacia. Elemak sospechaba que Gaballufix habia heredado de ella sus principios morales, aunque desde luego no su inteligencia. Aunque, a decir verdad, su maestra Rasa le habia dicho una vez que su madre era muy inteligente, demasiado inteligente para permitir que los demas lo supieran. «Es como estar entre extranjeros peligrosos — explico Rasa—. Es mejor hacerles creer que no sabes el idioma, para que hablen sin tapujos. Asi actua la querida Hosni cuando se codea con quienes se consideran cultos y educados. Se burla despiadadamente de ellos cuando se van.»

?Se burla de mi ante Gaballufix, o se burla de Gaballufix ante mi? ?O nos ridiculiza a ambos ante sus amigas cuando nos vamos?

En la puerta, los guardias lo reconocieron de inmediato, se cuadraron nuevamente y le ofrecieron su ayuda. Elemak les dio las gracias y se interno en la noche. La luz de las estrellas le bastaba para reconocer las tortuosas veredas que conducian desde Bosque Sin Sendas hasta el desierto. Durante ese oscuro viaje solo pudo pensar en su furia contra Gaballufix, quien lo habia burlado logrando el apoyo de Rash. Las carcajadas de su madre le resonaban en la mente como si se divirtiera solo a costa de el. Se sentia desamparado, humillado.

Y luego recordo el peor momento, cuando Nafai se inmiscuyo torpemente en sus regateos y regalo la fortuna de Padre. Si no hubiera hecho eso, tal vez Rashgallivak no hubiera pensado que eran indignos de la fortuna Wetchik. Entonces no habria actuado contra ellos y podrian haberse marchado con el tesoro y el titulo de Padre intactos. Nafai les habia hecho perder aquella batalla. Si hubiera dependido solo de Elemak, el lo habria logrado. Tal vez Gaballufix le hubiera cedido el indice por un cuarto de la fortuna de Padre, lo cual representaba mas dinero del que Gaballufix podia obtener de otra manera. Nafai, ese chiquillo imbecil que no podia mantener la boca cerrada, que fingia tener visiones propias para granjearse el afecto de Padre, que por el mero acto de nacer habia transformado a Gaballufix en enemigo jurado de Padre.

Si lo tuviera ahora mismo en mis manos lo mataria, penso Elemak. Me ha arrebatado la fortuna y el honor, y por tanto mi futuro. Para el es facil entregar la fortuna Wetchik, que de todos modos jamas le habria pertenecido. Habria sido mia. Yo naci para ella. Me prepare para ella. La habria duplicado una y otra vez, porque soy mucho mejor hombre de negocios que Padre. Pero ahora soy un exiliado y un renegado, acusado de robo y privado de fortuna, sin siquiera el respeto del hombre que debio haber sido mi mano derecha, Rashgallivak.

Todo por culpa de Nafai.

Nafai corrio a ciegas, sin rumbo fijo. Solo cuando se aparto de la muchedumbre y se encontro en un espacio abierto procuro calmarse para pensar donde estaba y que debia hacer. Se encontraba en la Vieja Pista de Baile, otrora un espacio tan vasto como la Orquesta de Villa de las Munecas, que la habia reemplazado siglos atras. Pero ahora los edificios la invadian por doquier. Habia perdido su redondez y hasta la forma de cuenco del anfiteatro se perdia entre las casas y tiendas. Pero aun era un espacio abierto, y alli se quedo Nafai, mirando el cielo, rosado hacia el oeste, gris hacia el este. Anochecia y Nafai no sabia si aun lo estaban siguiendo. Algo era seguro: en la oscuridad, en esa zona de la ciudad, las multitudes desaparecerian y seria mucho mas facil matarle a escondidas. Su loca carrera lo habia alejado de la seguridad y no sabia que hacer.

—Nafai —llamo una voz infantil. Dio media vuelta. Era Luet.

—Hola —saludo. Pero no tenia tiempo para charlas. Tenia que pensar.

—Pronto —dijo ella.

—?Pronto que?

—Ven conmigo.

—No puedo. Tengo que hacer algo.

—Si. Tienes que venir conmigo.

—Tengo que largarme de la ciudad.

Ella lo cogio por la camisa y se irguio de puntillas con el proposito de mirarlo a los ojos, pero solo quedo colgada de la camisa como una marioneta. Nafai rio, pero ella no le vio la gracia.

—Escucha, hombre ocupado, ?has olvidado que soy una vidente del Alma Suprema?

Si, lo habia olvidado. Incluso habia olvidado que al acudir en medio de la noche ella habia salvado a Padre de la conspiracion de Gaballufix. Comprendio que habia cosas que ella aun ignoraba sobre aquel punto. Se creyo obligado a ponerla al corriente.

—Elemak y Mebbekew eran complices de la conspiracion —dijo—. Pero creo que Gaballufix les mintio acerca de sus propositos.

Luet no tenia paciencia para esos farfulleos.

—?Crees que ahora me importa? Te estan buscando, Nafai. Lo he visto en un sueno… un soldado con manos ensangrentadas merodeando en las calles. Supe que tenia que encontrarte. Para salvarte.

Вы читаете La memoria de la Tierra
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату