—?Como puedes tu salvarme a mi?

—Ven conmigo. Conozco el camino.

Nafai no tenia una idea mejor. Mas aun, cuando trato de pensar en una alternativa, la mente se le quedo en blanco. No podia retener el pensamiento. Comprendio que era un mensaje del Alma Suprema, que lo instaba a acompanarla. El Alma Suprema la habia enviado, asi que debia acompanarla adondequiera que lo llevara.

Ella le tomo la mano y lo saco de la Vieja Pista de Baile, tomando por la calle del mismo nombre, hasta que llegaron a un punto donde se hacia mas estrecha y a una encrucijada donde doblaron a la izquierda.

—Hemos perdido nuestra fortuna —dijo Nafai—. Y por mi culpa. Solo que Rashgallivak nos traiciono.

—Callate —le ordeno Luet—. Este vecindario no es respetable.

Tenia razon. Estaba oscuro y la calle continuaba entre casas viejas, derruidas y mugrientas. Habia pocas personas y todas tenian un aire furtivo.

Doblaron en un par de recodos bruscos y desembocaron en la Calle del Manantial, cerca del sitio donde descendia al bosque sagrado. En ese momento Nafai vio un grupo de soldados que montaban guardia como si supieran que el apareceria alli. Quiso girar sobre los talones para huir, pero por la calle que acababan de coger se aproximaban un par de hombres cuyas espadas energeticas refulgian en la oscuridad.

—Buen trabajo, Nyef —rezongo Luet—. Tal vez no se hubieran fijado en nosotros, pero ahora si parecemos sospechosos.

—Ya saben quienes somos —dijo el, senalando a los hombres que avanzaban por la calle oscura.

—Bien. Esperaba entrar por el camino facil, pero habra que conformarse con este.

Le cogio la mano y lo arrastro por la Calle del Manantial, alejandose de la ciudad y acercandose al Bosque Sagrado. Nafai sabia que era lo mas estupido que podian hacer. En los lindes del bosque no habria testigos. Los asesinos podrian salirse con la suya. Si Luet imaginaba que Nafai era un habil luchador, capaz de desarmar o matar a los atacantes, pronto descubriria la triste verdad de que jamas le habia interesado pelear y no tenia la menor preparacion. No recordaba haberle pegado a nadie en un arrebato de furia, ni siquiera a sus hermanos mayores, pues resistirse contra Meb o Elemak solo empeoraba las cosas. Nafai era corpulento para su edad, el mas alto de los hijos de Wetchik, pero eso no significaba nada en una refriega.

Al internarse en la oscuridad del extremo de la Calle del Manantial, los matones se envalentonaron.

—Muy bien —murmuro uno, aunque en voz audible para Nafai y Luet—. A las sombras. Ahi entablaremos nuestra conversacion.

—No tenemos nada que podais robarnos —respondio Luet con voz asustada y tremula. Pero Nafai, por la firmeza de su mano, supo que ella no estaba temblando.

Aunque el si estaba temblando.

—A las sombras —repitio el hombre.

Asi que le obedecieron. Se internaron en la oscuridad, bajo los arboles. Pero, para sorpresa de Nafai, no se detuvieron, ni giraron al sur para bordear el bosque y regresar a la ciudad por la proxima cal e. Ella lo conducia directo hacia el este. Cada vez se internaban mas en la zona prohibida.

—No puedo ir alla —objeto Nafai.

—Callate. Tampoco pueden ellos, a menos que nos oigan hablar y sigan el sonido.

Nafai contuvo la lengua y la siguio. Al cabo de un trecho el terreno comenzo a descender, pareciendose mas a un barranco que a un declive, y el avance se volvio dificultoso. El cielo estaba totalmente oscuro, y aunque ya habian caido muchas hojas, la sombra de los arboles era muy profunda.

—No veo nada —susurro Nafai.

—Yo tampoco —respondio Luet.

—Detente. Escucha. Quizas hayan dejado de seguirnos.

—Si, han dejado de seguirnos. Pero no podemos detenernos.

—?Porque no?

—Tengo que sacarte de la ciudad.

—Si me sorprenden aqui, el castigo sera terrible.

—Lo se. Y tambien para mi, por traerte.

—Entonces llevame de vuelta.

—No. El Alma Suprema quiere que vayamos alla.

Resultaba dificil andar cogidos de la mano. Ambos necesitaban las dos manos para abrirse paso por la escabrosa ladera del penasco. No hubiera sido un descenso tan peligroso a plena luz del dia, pero en la oscuridad quiza no vieran un precipicio mortal, asi que debian andar a tientas a cada paso. Al menos en esa cuesta los arboles eran mas escasos, asi que la luz de las estrellas comenzo a ayudarles. Al menos, asi fue hasta que llegaron a la niebla.

—Ahora tenemos que detenernos —dijo Nafai.

—Sigue bajando.

—?En la niebla? Nos perderemos en la cuesta, caeremos y moriremos.

—Es buena senal. Significa que hemos hecho la mitad de trayecto hasta el lago.

—?No pensaras llevarme al lago!

—Silencio.

—?Por que no me tiro de cabeza, pues, y les ahorro el esfuerzo de matarme?

—Callate, hombre estupido. El Alma Suprema nos protegera.

—El Alma Suprema es un enlace por ordenador con satelites que estan en orbita de Armonia. No tiene maquinas magicas para cogernos en el aire si nos caemos.

—Nos esta alertando —dijo Luet—. Al menos me esta ayudando a mi a encontrar el camino. Podrias dejar de hablar y dejarme escucharla.

Pasaron horas bajando por la niebla, o eso creyo Nafai, pero al fin llegaron al fondo. Hierba en una llanura, y despues barro.

Un barro tibio. No, caliente.

—Hemos llegado —dijo Luet—. No podemos bajar al agua, que viene de una profunda grieta de la corteza del mundo, donde es tan caliente que hierve y despide vapor. El agua nos escaldaria hasta pelarnos los huesos si nos quedaramos sumergidos mucho tiempo, aun cerca de la costa.

—?Y como hacen las mujeres…?

—Adoramos cerca del otro extremo, donde el lago recibe helados arroyos de montana. Algunas se sumergen en las aguas mas frias. Pero en general recibimos visiones cuando flotamos en el lugar donde confluyen las aguas frias y calientes. Un sitio turbulento donde el agua gira sin cesar, congelando y quemando alternativamente. El lugar donde se encuentran el corazon del mundo y su superficie mas gelida. Un lugar donde los dos corazones de cada mujer se convierten en uno.

—No es para mi —objeto Nafai.

—Lo se. Pero aqui nos ha traido el Alma Suprema, asi que aqui nos quedaremos.

Y entonces, lo que Nafai mas temia. Una mujer, a poca distancia.

—Ya os asegure que habia oido una voz de hombre. Venia de alla.

Se acercaron faroles y muchas mujeres. Sus pies chapoteaban al pisar el barro caliente, y hacian ruidos de succion al desprenderse. ?Cuanto me he hundido en el barro?, se pregunto Nafai. ?Les costara sacarme? ?O simplemente me sepultaran vivo, dejando que el barro decida si debe cocerme o asfixiarme?

—Yo lo he traido —declaro Luet.

—Es Luet —dijo una anciana. Un murmullo recogio el nombre y lo transmitio a la muchedumbre.

—El Alma Suprema me condujo hasta aqui. Este hombre no es como los demas. El Alma Suprema lo ha escogido.

—La ley es la ley —declaro la anciana—. Has asumido la responsabilidad, pero eso solo desplaza el castigo. Tu en vez de el.

Nafai noto lo tensa que estaba Luet. Comprendio: Entiende al Alma Suprema tanto como yo. Tal vez al Alma Suprema no le importe si ella vive o muere, y quiza se contente con dejarle pagar con la vida por haberme salvado.

—Muy bien —declaro Luet—. Pero debeis llevarle a la Puerta Privada, y ayudarle a atravesar el bosque.

—?No puedes darnos ordenes, infractora! —exclamo una mujer. Pero otras la silenciaron. Nafai comprendio

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