Ti le miro, pero escondio la cabeza para evitar la mirada de Silver.

Una voz aguda resono en el corredor.

—?Leo? ?Leo!

—?Aqui! —respondio. ?Que pasaria ahora?

Uno de los cuadrumanos mas jovenes aparecio y se abalanzo nadando hacia ellos.

—?Leo! Le hemos buscado por todas partes. ?Venga pronto!

—?Que sucede?

—Un mensaje urgente. Por el intercomunicador. Desde Rodeo.

—No respondemos a ningun mensaje. Incomunicacion total, ?recordais? Cuanta menos informacion les demos, mas tiempo les va a llevar imaginar de que se trata todo esto.

—?Pero es Tony!

A Leo se le contrajeron las entranas y se lanzo tras el mensajero. Silver, palida, lo siguio y detras de ella, todos los demas.

La imagen del holovideo se aclaro y mostro una cama de hospital. Tony estaba apoyado en el respaldo y miraba directamente a la pantalla. Llevaba camiseta y shorts. Tenia un vendaje blanco en el biceps inferior izquierdo y la rigidez de torso indicaba que tenia vendajes debajo de la ropa. Tenia la frente arrugada y un leve rubor no llegaba a esconder su palidez. Movia los ojos azules de un lado a otro con cierto nerviosismo. A la derecha de la cama estaba de pie Bruce van Atta.

—Has tardado bastante tiempo en responder a nuestra llamada, Graf —dijo Van Atta. Sonreia con un deje de afectacion.

Leo trago.

—Hola, Tony. No nos hemos olvidado de ti aqui arriba. Claire y Andy estan bien y juntos…

—Estas aqui para escuchar, Graf, no para hablar —interrumpio Van Atta. Opero un control—. Asi esta mejor, acabo de cortar tu audio, asi que puedes ahorrarte la saliva. Muy bien, Tony —Van Atta apunto al cuadrumano con una varilla de color plateado. ?Que pretenderia?, se pregunto Leo, con temor—. Explicale lo que tenias que decirle.

Tony volvio a mirar a la imagen silenciosa de la pantalla y dilato los ojos. Respiro profundamente y comenzo a hablar.

—No importa lo que esteis haciendo, Leo, seguid adelante. No os preocupeis por mi. Que Claire escape… que Andy escape…

La imagen se esfumo de repente, pero el canal de audio permanecio abierto durante un momento. Emitio un ruido extrano, un grito y la voz de Van Atta que decia:

—?Quedate quieto, maldita mierda!.

Luego tambien desaparecio el sonido.

Leo se descubrio aferrado a una de las manos de Silver.

—Claire venia hacia aqui —dijo Silver, en un tono grave—, para poder escuchar la llamada.

Leo la miro.

—Creo que es mejor que vayas a distraerla.

Silver asintio al comprender el mensaje.

—Muy bien.

Se alejo.

La imagen regreso. Tony estaba acurrucado silenciosamente en el extremo opuesto de la cama, con la cabeza gacha. Las manos le cubrian el rostro. Van Atta le estaba mirando y se balanceaba furioso, sobre sus talones.

—Evidentemente, el chico es un poco lento —le dijo Van Atta—. Yo lo hare breve y claro, Graf. Puedes retener a tus rehenes, pero si llegaras a tocarlos, podrias ser juzgado en cualquier corte de la galaxia. Yo tengo un rehen al que le puedo hacer lo que me plazca y bajo el amparo de la ley. Y si crees que no lo hare, intenta comprobarlo. Ahora bien, vamos a enviar una nave de Seguridad alli arriba en poco tiempo, para reestablecer el orden. Y tu vas a cooperar. —Levanto la varilla plateada y apreto algo. Leo vio salir una chispa electrica de la punta—. Este es un mecanismo simple, pero me puedo volver realmente creativo, si me obligas. No me fuerces a hacerlo, Leo.

—Nadie te esta forzando a… —comenzo a decir Leo.

—Ah —Van Atta lo interrumpio—, espera un minuto… —toco el control de su pantalla—, ahora habla, asi puedo oirte. Y es mejor que sea algo que quiera oir.

—Nadie aqui puede forzarte a hacer nada —dijo Leo irritado—. Cualquier cosa que hagas, la haces por voluntad propia. Nosotros no tenemos ningun rehen. Lo que tenemos son tres voluntarios, que decidieron quedarse… supongo que por el bien de sus conciencias.

—Si Minchenko es uno de ellos, sera mejor que te cubras la espalda, Leo. Al diablo con la conciencia. Lo que quiere es no desprenderse de su pequeno imperio. Eres un tonto, Graf. Acerquese —hizo un movimiento fuera de la pantalla—, venga a hablarle en su mismo idioma, Yei.

La doctora Yei aparecio en la pantalla, se enfrento a los ojos de Leo y se humedecio los labios.

—Senor Graf, por favor, no siga adelante con toda esa locura. Lo que intenta hacer es increiblemente peligroso, para todos los que estan involucrados… —Van Atta acompanaba sus palabras mientras agitaba la varilla electrica sobre su cabeza, con una sonrisa. Ella lo miro con irritacion, pero no dijo nada y siguio adelante con lo que estaba diciendo—. Rindase ahora y el dano por lo menos resultara minimizado. Por favor. Por el bien de todos. Usted tiene el poder para detener todo esto.

Leo permanecio silencioso durante un momento y luego se inclino hacia adelante.

—Doctora Yei, estoy cuarenta y cinco mil kilometros mas arriba. Usted esta en la misma habitacion. Detengalo usted. —Apago la pantalla y permanecio en silencio.

—?Le parece que eso ha estado bien? —le pregunto Ti, con incertidumbre.

Leo sacudio la cabeza.

—No lo se. Pero si no hay publico, se acabo la funcion.

—?Eso era una actuacion? ?Hasta donde puede llegar ese hombre?

—En el pasado, solia tener un temperamento bastante incontrolable, cuando se veia amenazado. Cualquier cosa que elogiara sus intereses personales, solia calmarlo. Pero como tu mismo has podido comprobar, los beneficios para su carrera en todo este desorden son minimos. No se hasta donde puede llegar. Tampoco se si el mismo lo sabe.

Despues de una larga pausa, Ti dijo:

—?Todavia, necesitas… un piloto para la nave, Leo?

14

Silver se aferro a los brazos del asiento del copiloto de la lanzadera, en una mezcla de excitacion y de miedo. Tenia los brazos inferiores sobre el borde delantero del asiento, donde encontraba un punto de apoyo. La desaceleracion y la gravedad la sacudian. Solto una mano para verificar el cinturon de seguridad justo en un momento en que la lanzadera altero su rumbo hacia abajo y pudieron ver el suelo. Las montanas deserticas coloradas, rocosas y amenazantes, se encorvaban debajo de ellos, cada vez a mas velocidad a medida que se acercaban.

Ti estaba sentado junto a ella en el asiento del comandante. Casi no despegaba las manos y los pies de los controles. Su mirada pasaba de una lectura a la otra y luego al horizonte real, totalmente absorto. La atmosfera crujia sobre la superficie de la nave, que se sacudia violentamente al atravesar fuertes rafagas de viento. Silver comenzo a entender por que Leo, a pesar de su angustia manifiesta ante el riesgo que representaria para todos ellos perder a Ti, no habia puesto a Zara o a otro piloto de las naves remolcadoras en su lugar. Incluso exceptuando el hecho de manejar los pedales, aterrizar en un planeta era una disciplina muy diferente a pilotar una nave en caida libre, especialmente en un vehiculo del tamano de un modulo de Habitat.

—Alli esta el lecho seco del lago —Ti senalo con la cabeza sin sacar los ojos de su tablero—. Justo en el

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