horizonte.
—?Sera mucho mas dificil que aterrizar en una pista de la Estacion de Lanzaderas? —pregunto Silver, preocupada.
—No hay problema —Ti sonrio—. Si hay alguna diferencia, es mas facil. Es un gran charco. De todas maneras, es uno de nuestros sitios de aterrizaje de emergencia. Solo hay que evitar las hondonadas en el extremo norte y estamos libres en casa.
—Oh —dijo Silver, aliviada—. No sabia que habias aterrizado aqui antes.
—Bueno, en realidad, no lo hice —murmuro Ti—, porque todavia no ha habido ninguna emergencia… —se incorporo y se concentro aun mas en los controles. Silver decidio que por el momento tal vez era mejor no distraerlo con su conversacion.
Se asomo por encima del borde de su respaldo para mirar al doctor Minchenko, que ocupaba el asiento del ingeniero detras de ellos, para ver como se lo estaba tomando. La sonrisa que le devolvio el doctor fue sarcastica, como si se estuviera burlando de su ansiedad, pero Silver percibio que tambien el estaba verificando el cinturon de seguridad de su asiento.
El suelo se acercaba a toda velocidad. Silver lamentaba que, despues .de todo, no hubieran esperado que fuera de noche para hacer el aterrizaje. Por lo menos, no habria podido ver como se acercaba la muerte. Por supuesto, podia cerrar los ojos. Los cerro, pero los volvio a abrir casi de inmediato. ?Por que perderse la ultima experiencia de su vida? Lamentaba que Leo nunca le hubiera hecho una proposicion amorosa. Seguramente, tambien el estaba bajo los efectos de la tension acumulada.
Mas y mas rapido…
La nave choco, reboto, resono, se mecio y rugio sobre la superficie plana, pero agrietada. Silver lamentaba no haberle hecho una proposicion a Leo. Obviamente, uno podia morir esperando que otra gente comience la vida por uno. El cinturon de su asiento le comprimio el pecho cuando la desaceleracion la absorbio hacia adelante. La vibracion ruidosa le hizo rechinar los dientes.
—No es tan uniforme como una pista —grito Ti, que por fin le sonrio y le ofrecia una mirada luminosa—. Pero lo suficientemente buena para ser trabajo de la compania…
Muy bien. Al parecer, nadie temblaba de miedo. Tal vez asi era como debia ser un aterrizaje. Rodaron hasta detenerse en medio de la nada. Unas montanas rojas dentadas enmarcaban un horizonte vacio. Todo era silencio.
—Bien —dijo Ti—, aqui estamos… —Se solto el cinturon con un movimiento rapido y se dirigio al doctor Minchenko, que hacia esfuerzos por salir del asiento del ingeniero—. ?Ahora que? ?Donde esta?
—Si fuera tan amable —dijo el doctor Minchenko—, ?no nos mostraria un panorama exterior?
Una vista del horizonte paso varias veces por el i monitor, mientras los minutos sonaban en el cerebro de Silver. La gravedad, descubrio Silver,, no era tan horrible como la habia descrito Claire. Era algo muy Aparecido al tiempo que se pasa bajo aceleracion en el camino hacia un agujero de gusano, solo que muy estable y sin vibracion, o como estar en la Estacion de Transferencia, solo que mas fuerte. Seria mejor si el diseno del asiento se hubiera ajustado a su cuerpo. —?Que pasa si el Control de Trafico de Rodeo nos ha visto aterrizar? —dijo Silver—. ?Que pasa si Galac-Tech llega aqui antes?
—Es mucho peor si Control de Trafico no nos ha visto —dijo Ti—. En cuanto a quien llega aqui antes… ?Bueno, doctor Minchenko?
—Hum —dijo con seriedad. Luego se le ilumino el rostro, se inclino hacia adelante y congelo la toma. Puso un dedo sobre una pequena mancha en la pantalla, tal vez a unos quince kilometros de distancia. —?Una nube de polvo? — dijo Ti, que intentaba controlar sus esperanzas.
La mancha se hizo mas nitida. —Un Land Rover —dijo el doctor Minchenko, que sonreia de satisfaccion—. Buena chica.
La mancha se transformo en un remolino de polvo color anaranjado, que se levantaba detras de un Land Rover. Cinco minutos mas tarde, el vehiculo se detuvo junto a la escotilla delantera de la nave. La figura debajo de la cubierta corrediza se detuvo para ajustar una mascara de oxigeno. Luego la cubierta se elevo y bajo la rampa lateral.
El doctor Minchenko se ajusto su propia mascara sobre la nariz y, seguido de Ti, bajo a toda carrera las escaleras de la nave para asistir a la mujer, debil y de cabello plateado, que estaba luchando con un monton de paquetes de formas extranas. La mujer los entrego todos a los hombres con una felicidad evidente, excepto una caja negra pesada, con la forma de una cuchara, que apreto contra su pecho, casi de la misma manera que Claire aferraba a Andy. El doctor Minchenko condujo a su esposa con ansiedad hacia arriba —le costaba mucho subir las escaleras—, donde finalmente pudiera sacarse la mascara y hablar claramente.
—?Estas bien, Warren? —pregunto la senora Minchenko.
—Perfectamente —la tranquilizo su esposo.
—No pude traer casi nada. Casi ni sabia que elegir.
—Piensa en todo el dinero que ahorraremos en costes de embarque.
Silver estaba fascinada por la manera en que la gravedad daba forma al vestido de la senora Minchenko. Era un tejido de abrigo y oscuro, con un cinturon plateado en la cintura, y caia con gracia hasta los talones. La falda se movia mientras la senora Minchenko caminaba, haciendo eco a su movimiento.
—Es una locura total. Somos demasiado viejos para ser refugiados. He tenido que dejar el clavicembalo.
El doctor Minchenko le dio unas palmaditas en el .hombro.
—No importa, en caida libre no sonaria. Los plectros funcionan gracias a la gravedad. —Su voz se resquebrajo por la urgencia—. ?Pero ellos estan tratando de matar a mis cuadrumanos, Ivy!
—Si, si, entiendo… —La senora Minchenko sonrio a Silver, pero su sonrisa era tensa y hasta ausente—. Tu debes de ser Silver, ?no es asi?
—Si, senora Minchenko —dijo Silver, casi sin aliento, con su voz mas cortes. La mujer era, sin duda, la planeticola de mas edad que Silver habia visto, a excepcion del doctor Minchenko y del mismo senor Cay. —Ahora debemos ir a recoger a Tony —dijo el doctor—. Volveremos tan pronto como podamos. Silver te ayudara. Es muy buena. ?Proteged la nave!
Los dos hombres salieron y en pocos minutos, el Land Rover desaparecia a toda velocidad en el paisaje inhospito.
Silver y la senora Minchenko se quedaron solas, mirandose entre si.
—Bueno —dijo la mujer.
—Lamento que haya tenido que dejar todas sus cosas —se disculpo Silver, con timidez.
—Bueno, no puedo decir que lamento irme de este lugar —exclamo, mientras con los ojos senalaba el compartimento de carga de la nave, aunque en realidad se estaba refiriendo a Rodeo.
Se dirigieron al compartimento del piloto y se sentaron. El monitor no hacia mas que registrar el horizonte monotono. La senora Minchenko seguia aferrada a su cuchara gigante. Silver se dio media vuelta en su asiento e intento imaginar como seria estar casada con alguien dos veces mayor que uno. ?La senora Minchenko habria sido joven alguna vez? Seguramente, el doctor Minchenko siempre habia sido viejo.
—?Como es que se caso con el doctor Minchenko? —curioseo Silver.
—A veces me lo pregunto —murmuro friamente la senora Minchenko, casi para si.
—?Usted era enfermera o tecnica de laboratorio?
Levanto la mirada, con una leve sonrisa en los labios.
—No, mi querida, nunca fui una biocientifica. Gracias a Dios. —Su mano no cesaba de acariciar la caja negra—. Soy musica. O algo parecido.
Silver se mostro interesada.
—?Sintetizadores? ?Sabe programar? Tenemos algunos sintetizadores en nuestra biblioteca, es decir, en la biblioteca de la compania.
La senora Minchenko esbozo una tenue sonrisa.
—No hay nada sintetico en lo que hago. Soy una historiadora e interprete. Mantengo vivas las viejas tradiciones. Piensa que soy un museo viviente, que de alguna manera necesita el polvo y que tiene telaranas en el codo. — Desabrocho la caja y la abrio para que Silver la inspeccionara. Una madera rojiza barnizada reflejaba las luces coloreadas del compartimiento del piloto. La senora Minchenko levanto el instrumento y lo coloco debajo de su manton —. Es un violin.