—He visto fotos de violines — dijo Silver —. ?Es real?

La senora Minchenko sonrio y paso el arco por las cuerdas en una rapida sucesion de notas. La musica subia y bajaba como… como los pequenos cuadrumanos en el gimnasio. Fue lo unico que se le ocurrio a Silver. El volumen era impresionante.

—?Donde se ajustan esos cables que tiene arriba, a los altavoces? — pregunto Silver, que se irguio sobre sus manos inferiores y extendio el cuello.

—No hay altavoces. El sonido proviene de la madera.

—?Pero ha invadido todo el compartimento!

La sonrisa de la senora Minchenko se volvio casi feroz.

—Este instrumento podria llenar todo un teatro.

—?Usted… toca conciertos?

—Antes, cuando era joven… Tal vez cuando tenia tu edad. Iba a una escuela que ensenaba estas cosas. La unica escuela de musica de mi planeta. Un mundo colonial, no habia mucho tiempo para las artes. Habia una competicion… El ganador viajaria a la Tierra y alli haria carrera con sus grabaciones. Y asi fue. Pero la compania grabadora que estaba debajo de todo ese asunto solamente estaba interesada en el mejor. Yo quede segunda. Hay lugar para tan pocos… — su voz se desvanecio en un suspiro —. Lo unico que consegui fue un logro personal que me complacia, pero que nadie queria oir y menos cuando lo unico que tenian que hacer era poner un disco y escuchar, no solamente lo mejor de mi mundo, sino lo mejor de la galaxia. Afortunadamente, conoci a Warren en esa epoca. Mi patron y mi publico al mismo tiempo. Probablemente fue que yo tampoco tenia en mente hacer una carrera de esto. En esa epoca nos trasladabamos mucho. El estaba terminando su formacion y comenzaba a trabajar con Galac-Tech. Ensene aqui y alla, para anticuarios interesados…

—Inclino la cabeza y miro a Silver —. ?Te han ensenado musica, entre todas esas cosas que os han estado ensenando en ese satelite?

—Aprendimos algunas canciones cuando eramos pequenos — dijo Silver, con timidez —. Y despues vinieron los pitos. Pero no duraron mucho tiempo.

—?Los pitos?

—Si, tubos pequenos de plastico en los que se soplaba. Eran de verdad. Una de nuestras nodrizas los trajo cuando yo tenia unos… ocho anos. Pero despues invadieron todo el lugar y la gente comenzaba a protestar por los pitidos. Asi que tuvieron que llevarselos.

Entiendo. Warren nunca me menciono los pitos.

—La senora Minchenko arqueo las cejas —. Ah, tipo de canciones?

—Oh… —Silver tomo aire y canto—: Roy G. Biv, Roy G. Biv, es el cuadrumano de color que nos da el espectro. Rojo-naranja-amarillo, verde y azul, anil, violeta, todos para ti… —se detuvo, ruborizada. Su voz sonaba tan debil, comparada con el sorprendente sonido del violin.

—Entiendo —dijo la senora Minchenko, en un tono de voz entrecortado. Los ojos le brillaban, asi que a Silver ni se le ocurrio que pudiera estar ofendida—. Oh, Warren —suspiro—, todas las cosas que me vas a tener que explicar…

—?Podria… ? —comenzo a decir Silver, pero se detuvo. Seguramente no le permitirian tocar esa antiguedad. ?Que pasaria si olvidaba sostenerlo un minuto y la gravedad se lo sacaba de las manos?

—?Intentarlo? —la senora Minchenko termino su idea—. ?Por que no? Aparentemente tenemos que matar el tiempo.

—Tengo miedo…

—Tonterias. Antes solia protegerlo. Nadie lo toco durante anos, encerrado en lugares protegidos del clima… muerto. Ultimamente comence a preguntarme ; para que lo estaba cuidando tanto. Vamos, mira. Levanta el menton, asi. Pon el violin asi —la senora Minchenko doblo los dedos de Silver en el cuello del violin—. ?Que dedos tan largos tienes, querida! Y…? Cuantos! Me pregunto si…

—?Que? —pregunto Silver, cuando la senora Minchenko se alejo.

—?Como? Oh, estaba imaginandome a un cuadrumano en caida libre con una guitarra de doce cuerdas. Si no estuvieras acurrucada en una silla como lo estas en este momento, podrias levantar esa emano inferior…

Tal vez era el efecto de la luz del sol de Rodeo que se escondia en el horizonte y enviaba sus rayos rojos a traves de las ventanas de la cabina, pero la senora Minchenko parecia brillar.

—Ahora arquea los dedos, asi…

Fuego.

El primer problema habia sido encontrar suficiente titanio puro en el Habitat para agregar al espejo vortice rajado y asi recuperar las perdidas inevitables durante la refabricacion. Leo se habria sentido tranquilo con un margen de masa adicional del cuarenta por ciento.

Tendria que haber habido recipientes de titanio para los liquidos corrosivos. Un solo tanque —digamos de cien litros— le habria servido. Durante la primera media hora desesperada de busqueda, Leo estaba convencido de que su plan finalizaria en el Paso Numero Uno. Luego, de entre todos los sitios posibles, lo encontro en Nutricion. Un refrigerador lleno de latas de titanio, que llegaria a medio kilo por pieza. Leo y otros cuadrumanos colocaron su variado contenido en cualquier recipiente disponible.

—La limpieza —dijo Leo, con un tono acusador, por encima del hombro a la muchacha cuadrumana a cargo ahora de Nutricion—, se considera un ejercicio para el estudiante.

El segundo problema habia sido encontrar un lugar donde trabajar. Pramod habia sugerido uno de los modulos abandonados del Habitat, un cilindro de cuatro metros de diametro. Les llevo otras dos horas de trabajo hacer agujeros en el lateral para poder acceder y cubrir un extremo con toda la masa metalica conductiva que encontraron. Luego cubrieron la masa con mas placas externas del modulo del Habitat. Intentaron que el resultado tuviera una textura lo mas parecida a un cristal, colocando la masa en una concavidad hueca con un arco cuidadosamente calculado que abarcaba el diametro del modulo.

Ahora la masa de chatarra de titanio pendia, ingravida, en el centro del modulo. Las piezas rotas del espejo vortice y las latas de alimentos debidamente aplastadas estaban unidas por una bobina de cable de titanio puro que un cuadrumano habia extraido de Almacenes. El metal, de un gris intenso, brillaba bajo la luz de sus lamparas de trabajo, Leo echo una ultima mirada a la camara. Cuatro cuadrumanos en trajes de trabajo manejaban cada uno una unidad laser asegurada a la pared y frenaban la masa de titanio. Los instrumentos de medicion de Leo flotaban junto a el, atados a su cinturon, listos para su uso. Habia llegado el momento. Leo toco el control de su casco y oscurecio la placa de recubrimiento.

—Comenzad a disparar —dijo Leo por el intercomunicador de su traje.

Cuatro rayos de luz laser dispararon al unisono, en direccion a la chatarra. Durante los primeros minutos, parecio no suceder nada. Luego comenzo a brillar, un rojo oscuro, rojo brillante, amarillo, blanco… Entonces una de las ex latas de aumentos comenzo a ablandarse y a introducirse en la mezcla. Los cuadrumanos continuaban suministrando energia. La masa comenzaba a desplazarse lentamente, segun una de las lecturas de Leo, aunque el efecto todavia no era visible a simple vista.

—Unidad Cuatro, aumenta la energia aproximadamente en un diez por ciento —ordeno. Uno de los cuadrumanos movio una palma inferior, en senal de acatamiento, y toco su caja de control. El movimiento se detuvo. Bien, el plan estaba funcionando. Habia tenido el horrible presentimiento de que la masa fundida de metal se estrellaria contra la pared. O aun peor, que se estrellaria fatalmente contra alguien. Pero los mismos rayos que la habian fundido parecian poder controlar su movimiento, por lo menos en ausencia de otras fuerzas mas potentes.

Ahora la fundicion era obvia. El metal se habia convertido en un liquido blanco brillante que flotaba en el vacio, intentando adquirir la forma de una esfera perfecta. Chico, ?conseguiremos que quede sin imperfecciones!, penso Leo con satisfaccion.

Verifico los controles. Ahora se estaban acercando a un momento critico: ?cuando parar? Tenian que suministrar suficiente energia para lograr una fundicion absolutamente uniforme, sin que quedaran grumos en el centro de la pasta. Pero no demasiada. Si bien no era visible al ojo humano, Leo sabia que en este momento habia vapores que salian de la burbuja. Era parte de la perdida que habia estimado.

Pero lo mas importante de todo era ver cual seria el proximo paso. Tendria que recuperar cada kilocaloria que aplicaban a esa masa de titanio. En los planetas, la forma que intentaba lograr se habria obtenido en un molde de cobre, con mucha, mucha agua que redujera el calor hasta el punto deseado, en este caso rapidamente. Se llamaba enfriamiento por rociamiento de un unico cristal. Bueno, al menos habia imaginado como lograr la

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