El Portero se rio, pero no dijo nada.

—A todos os parece, entonces —dijo el Archimago—, que no hay nada demasiado grave; o que si lo hay, consiste en esto: que nada gobierna nuestros paises, o que estan mal gobernados, y que por esa causa se descuidan las artes y los talentos de los hombres. Hasta aqui, estoy de acuerdo. Es cierto que por estar el Sur practicamente perdido para el comercio pacifico, tenemos que depender de rumores; ?y quien puede decir con alguna certeza lo que acontece en el Confin de Poniente, fuera de estas noticias llegadas a Narveduen? Si los navios partieran y regresaran a buen puerto como antano, si hubiese entre nuestros paises de Terramar una verdadera union, podriamos saber como estan las cosas en las regiones remotas, y actuar en consecuencia. ?Y yo creo que tendriamos que actuar! Porque, senores mios, cuando el Principe de Enlad nos dice que pronuncio las palabras de la Creacion para un sortilegio, sin saber que significado tenian; cuando el Maestro de Formas dice que hay miedo en las raices, y no quiere decir nada mas: ?tan infundada es nuestra preocupacion? Al principio una tempestad es solo una pequena nube en el horizonte.

—Tu tienes un don para los presentimientos sombrios, Gavilan —dijo el Portero—. Siempre lo has tenido. Dinos lo que segun tu anda mal.

—No se. Hay un debilitamiento de poder. Hay una falta de resolucion. Hay un oscurecimiento del sol. Tengo la impresion, senores mios, tengo la impresion de que nosotros, sentados aqui, hablando, estamos todos mortalmente heridos, y que mientras hablamos y hablamos, la sangre fluye lenta por nuestras venas…

—Y tu querrias levantarte, y actuar.

—Si, eso quisiera —dijo el Archimago.

—Pues bien —dijo el Portero—. ?Pueden los buhos impedir el vuelo del halcon?

—Pero ?a donde irias? —pregunto el Transformador. Y el Cantor le respondio:

—?A buscar a nuestro rey y llevarlo a su trono! —El Archimago miro con interes al Cantor, pero dijo solamente: —Iria adonde hay afliccion.

—Al sur, o quiza al oeste —dijo el Maestro de Vientos.

—Y al norte y al este, si fuera menester —dijo el Portero.

—Pero tu eres necesario aqui, mi senor —dijo el Transformador—. En vez de partir en una busqueda ciega entre gentes hostiles, por mares extranos, ?no seria mas sabio que permanecieras aqui, donde la magia es fuerte, y descubrieras por medio de tus artes que es este mal, o este trastorno?

—Mis artes de nada me sirven —dijo el Archimago. Habia algo en su voz que hizo que todos lo mirasen, serios y con ojos inquietos—. Yo soy el Guardian de Roke. No abandonaria Roke a la ligera. Desearia que vuestra opinion y la mia fuesen la misma; mas no hay esperanzas de que sea asi, por ahora. La decision ha de ser mia: y debo partir.

—Ante esta decision nos inclinamos —dijo el Invocador.

—Y parto solo. Vosotros sois el Consejo de Roke, que no ha de desmembrarse. Sin embargo, a alguien llevare conmigo, si quiere venir. —Miro a Arren—. Tu me ofreciste tu servicio, ayer. Anoche, el Maestro de las Formas dijo: «No por azar llega hombre alguno a las costas de Roke. No por azar es un hijo de Morred el portador de estas nuevas». Y ninguna otra palabra tuvo para nosotros en toda la noche. Por consiguiente, yo te pregunto, Arren: ?quieres venir conmigo?

—Si, mi senor —respondio Arren, con la garganta seca.

—El Principe, tu padre, no dejaria que te expusieras a semejante peligro —dijo el Transformador con cierta aspereza, y al Archimago—: El muchacho es joven, e inexperto en hechiceria.

—Yo cuento con anos y artes suficientes para los dos —dijo el Archimago con voz seca—. Arren, ?que diria tu padre?

—Me dejaria ir.

—?Como puedes saberlo? —pregunto el Invocador.

Arren no sabia a donde le pedian que fuese, ni cuando, ni por que. Se sentia intimidado, apabullado por aquellos hombres graves, honestos, terribles. Si hubiese tenido tiempo para pensar, no habria podido decir absolutamente nada. Pero no tenia tiempo para pensar; y el Archimago le habia dicho: «?Quieres venir conmigo?».

—Cuando me envio aqui, mi padre me dijo: «Me temo que una era de oscuridad se cierne sobre el mundo, una era de peligro. De modo que te envio a ti antes que a cualquier otro mensajero, ya que tu podras juzgar si hemos de pedir ayuda a la Isla de los Sabios en este trance, u ofrecerles a ellos la ayuda de Enlad». Asi pues, si se me necesita, aqui estoy.

Noto que el Archimago sonreia al oirlo. Habia una gran dulzura en aquella sonrisa, pero duro poco. —?Lo veis? —les dijo a los siete magos—. ?Podrian los anos, o la hechiceria, anadir algo a esto?

Arren sintio entonces que los siete magos lo miraban con aprobacion, aunque todavia con un aire un tanto pensativo o preocupado. El Invocador tomo la palabra, y las cejas arqueadas se le juntaron en una linea recta:

—Yo no lo entiendo, mi senor. Que tu te sientas inclinado a partir, si. Cinco anos hace que estas aqui enjaulado. Pero siempre, antes, estuviste solo; siempre has partido solo. ?Por que acompanado ahora?

—Antes nunca necesite ayuda —dijo Gavilan, con un dejo de amenaza o de ironia en la voz—. Y he encontrado un companero apto. —Habia algo desafiante en el, y el Invocador no hizo mas preguntas, aunque aun fruncia el entrecejo.

Pero la figura monumental del Maestro de Hierbas, los ojos serenos y oscuros como los de un buey sabio y paciente, se levanto de su asiento y dijo: —Ve, mi senor, y lleva al muchacho. Y toda nuestra confianza va con vosotros.

Uno a uno, los otros asintieron en silencio, y de uno en uno, o de dos en dos, se retiraron, hasta que de los siete solo quedo el Invocador. Gavilan dijo entonces:

—No pretendo cuestionar tu decision. Digo tan solo: si estas en lo cierto, si hay desequilibrio y el peligro de un gran mal, un viaje a Wathort, o al Confin de Poniente, o al fin del mundo, no sera suficientemente largo. Alla adonde tengas que ir, ?puedes llevar a este companero, y es justo para el?

Estaban algo alejados de Arren, y el Invocador habia bajado la voz, pero el Archimago hablo abiertamente: —Es justo.

—Tu no me dices todo lo que sabes —dijo el Invocador.

—Si yo supiera, hablaria. No se nada. Adivino mucho.

—Dejame ir contigo.

—Alguien tiene que cuidar las puertas.

—El Portero las cuida…

—No solo las puertas de Roke. Quedate aqui, y observa la salida del sol para ver si brillara, y vigila el muro de piedra para ver quienes lo cruzan y hacia donde vuelven el rostro. Hay una brecha, Thorion, hay una rotura, una herida, y es eso lo que voy a buscar. Si yo me pierdo, quiza la encuentres tu. Pero dame tiempo. Te pido que me esperes. —Hablaba ahora en la Antigua Lengua, en la Lengua de la Creacion, aquella en que se pronuncian todos los encantamientos y de la que dependen todos los grandes actos de la magia; raras veces, sin embargo, se la emplea en la conversacion, excepto entre dragones. El Invocador no arguyo ni protesto mas: inclino en silencio la alta cabeza ante el Archimago y Arren, y se marcho.

El fuego crepitaba en el hogar. No se oia ningun otro sonido. Fuera, la niebla se amontonaba contra las ventanas, mortecina e informe.

El Archimago contemplaba las llamas y parecia haber olvidado la presencia de Arren. El muchacho se mantenia a cierta distancia del hogar, sin saber si tenia que saludar o retirarse o esperar a que lo despidiesen; indeciso y un tanto atribulado, se sentia de nuevo una figura minuscula en un espacio oscuro, ilimitado, enganoso.

—Iremos ante todo a Hortburgo —dijo Gavilan, volviendose de espaldas al fuego—. Alli confluyen todas las noticias del Confin Austral y quiza descubramos una pista. Tu navio te aguarda aun, anclado en la bahia. Habla con el capitan, para que transmita el mensaje a tu padre. Tendriamos que partir lo mas pronto posible. Manana al alba. Ve a la escalera junto a la caseta de los botes.

—Mi senor, que… —La voz se le atraganto un momento—. ?Que es lo que buscais?

—No lo se, Arren.

—Entonces…

—Entonces, ?como podre buscarlo? Tampoco lo se. Tal vez eso que busco me busque a mi —dijo, y miro a

Вы читаете La costa mas lejana
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату