amor, el amor que sentia por Therru y el que Therru sentia por ella, levantaban un puente que cruzaba la hondonada, un puente hecho de telarana, pero el amor no la cubria ni la hacia desaparecer. Nada la cubria ni la hacia desaparecer. Y la nina lo sabia mejor que ella.

Llego el dia del equinoccio, con un brillante sol otonal que quemaba a traves de la niebla. Las primeras pinceladas color bronce cubrian las hojas de los robles. Mientras restregaba las cacerolas para la nata en el establo, con la ventana y la puerta abiertas de par en par al aire fresco, Tenar penso que el joven rey estaba siendo coronado ese dia en Hav-nor. Penso que los senores y las damas se pasearian en sus ropajes azules y verdes y carmesies, pero que el se vestiria de blanco. Subiria las gradas de la Torre de la Espada, las gradas por las que ella y Ged habian subido. Le cenirian la corona de Morred. El se volveria cuando tocaran las trompetas y se sentaria en el trono que habia estado vacio por tantos anos, y contemplaria su reino con esos ojos oscuros que sabian lo que era el dolor, lo que era el temor. «Reinad bien, reinad por largo tiempo —penso—, ?pobre muchacho!» Y penso: «Deberia haber sido Ged quien le cinese la corona. Deberia haber ido».

Pero Ged estaba pastoreando las ovejas de un hombre acaudalado, o cabras tal vez, en las altas praderas. Era un otono agradable, seco, dorado, y no harian bajar a los rebanos hasta que nevara en las cumbres.

Cuando fue a la aldea, Tenar se preocupo especialmente de ir a la cabana de Hiedra al final de la Callejuela del Molino. El haber conocido a Musgo en Re Albi la habia hecho interesarse por conocer mejor a Hiedra, siempre que alguna vez lograra que la bruja dejase de lado sus sospechas y sus celos. Aunque Alondra estaba alli, extranaba a Musgo; habia aprendido de ella y habia llegado a quererla, y Musgo le habia dado a ella y a Therru algo que necesitaban. Esperaba encontrar alli a alguien que la sustituyera. Pero aunque Hiedra era mucho mas limpia y mas digna de confianza que Musgo, no tenia la menor intencion de renunciar a la antipatia que sentia por Tenar. Respondio a sus propuestas de amistad con el desprecio que, como Tenar reconocia, probablemente merecieran. —Sigue tu camino que yo seguire el mio —le dijo la bruja con toda claridad aunque sin palabras; y Tenar obedecio, aunque siguio tratando a Hiedra con notorio respeto cuando se encontraban. La habia tratado con desprecio muy a menudo y por mucho tiempo, penso, y le debia un desagravio. La bruja, que evidentemente estaba de acuerdo, acepto lo que se le debia con una ira inconmovible.

A mediados del otono el brujo Haya se interno por el valle, llamado por un acaudalado granjero para que lo curara de la gota. Se quedo por un tiempo en las aldeas del Valle Central, como solia hacer, y paso una tarde en la Granja de los Robles, observando a Therru y charlando con Tenar. Le interesaba saber todo lo que quisiera contarle de los ultimos dias de Ogion. Era el pupilo de un pupilo de Ogion y un devoto admirador del mago de Gont. Tenar se dio cuenta de que no le costaba tanto hablar de Ogion como de otras personas de Re Albi, y le conto todo lo que pudo. Cuando hubo terminado, el le pregunto con cierta cautela: —Y el archimago, ?fue alli?

—Si —dijo Tenar.

Haya, un hombre de mas de cuarenta anos, de tez suave y aspecto apacible, con cierta tendencia a engordar, con semicirculos oscuros bajo los ojos que no se avenian con la dulzura de su rostro, le echo una mirada y no pregunto nada.

—Llego despues de la muerte de Ogion. Y se marcho —dijo. Y luego—: Ya no es archimago. ?Lo sabiais?

Haya asintio.

—?Ha llegado alguna nueva sobre la eleccion de un nuevo archimago?

El brujo nego con la cabeza. —No hace mucho llego un barco de las Enlades, pero sus tripulantes no hablaban sino de la coronacion. ?Era lo unico que les importaba! Y pareceria que todos los auspicios y los sucesos son favorables. Si la buena voluntad de los magos tiene algun valor, entonces nuestro joven rey es un hombre de fortuna… Y activo al parecer. Antes de que me marchara de Valmouth, desde el Puerto de Gont llego por tierra la orden de que los nobles y los mercaderes y el alcalde y su concilio se reunieran y se ocuparan de que los alguaciles del distrito fueran hombres respetables y responsables, porque ahora son oficiales del rey, y deben hacer lo que el ordene y hacer cumplir sus leyes. Y bien, ?podeis imaginaros como recibio eso el Senor Heno! — Heno era un famoso protector de piratas, que por largo tiempo habia tenido a la mayoria de los alguaciles de tierra y de mar de Gont Sur en el bolsillo.— Pero habia hombres dispuestos a enfrentarse con Heno, ahora que el rey los apoyaba. Destituyeron inmediatamente a la vieja pandilla y nombraron a quince nuevos alguaciles, hombres decentes, a quienes se les paga con los fondos de la alcaldia. Heno se enfurecio y juro que los aniquilaria. ?Es una nueva epoca! No surgio de un momento a otro, por supuesto, pero esta comenzando. Como desearia que el Maestro Ogion estuviese vivo para verlo.

—Lo vio —dijo Tenar—. Poco antes de morir sonrio y dijo: «?Todo ha cambiado…!».

Haya reacciono con serenidad, asintiendo lentamente. —Todo ha cambiado —repitio.

Al cabo de un rato dijo: —La pequena esta muy bien.

—Bastante bien… A veces pienso que no esta del todo bien.

—Senora Goha —dijo el brujo—, si yo o cualquier otro brujo u otra bruja o quizas un hechicero la hubiese tomado a su cargo y hecho uso de todo su poder de curacion del Arte de la Magia para ayudarla durante todos estos meses desde que sufrio las heridas, no estaria mejor. Habeis hecho todo lo que se puede hacer, senora. Habeis hecho algo prodigioso.

Ella se conmovio ante su sincera alabanza, pero la entristecio; y le dijo por que: —No es suficiente —dijo—. No puedo curarla. Es… ?Que va a hacer? ?Que va a ser de ella? —Se le acabo el hilo que habia estado enrollando en el huso y dijo:— Tengo miedo.

—Por ella —dijo Haya, en una semipregunta.

—Tengo miedo porque su miedo atrae hacia el, hacia ella, la causa de su miedo. Tengo miedo porque…

Pero no supo como decirlo.

—Si vive atemorizada, hara dano —dijo finalmente—. A eso le temo.

El brujo reflexiono. —He pensado —dijo al cabo con su habitual timidez— que tal vez, si tiene el don, como creo, habria que ensenarle algo del Arte. Y como bruja su… apariencia no se volveria tanto en contra suya… posiblemente. —Carraspeo.— Hay brujas que hacen cosas muy loables —dijo.

Tenar se entrelazo una tira de la lana que habia hilado entre los dedos para ver si habia quedado pareja y resistente. —Ogion me dijo que le ensenara. «Ensenale todo», me dijo y despues dijo: «No lo de Roke». No se que habra querido decir.

A Haya no le resulto dificil comprenderlo. —Lo que quiso decir es que las ensenanzas de Roke, las Altas Artes, no eran adecuadas para una nina —le explico—. Menos aun para una nina tan baldada. Pero si el os dijo que le ensenarais todo salvo esa ciencia, pareceria que el tambien se dio cuenta de que su camino bien podria ser el de las brujas. —Reflexiono una vez mas, mas animado, por tener de su lado la autoridad de la opinion de Ogion.— En un ano, o dos, cuando este bastante fuerte y haya crecido un poco mas, podriais pensar en pedirle a Hiedra que empiece a ensenarle un poco. No mucho, por supuesto, ni siquiera de ese tipo de cosas, hasta que sepa su verdadero nombre.

Tenar sintio una fuerte e inmediata resistencia ante esa sugerencia. No dijo nada, pero Haya era un hombre sensato. —Hiedra es hosca —dijo—. Pero hace con honestidad lo que sabe hacer. Lo que no se puede decir de todas las brujas. Debil como magia de mujer, ya lo sabeis, y ?maligno como magia de mujer! Pero he conocido a brujas con verdadero poder para curar. El curar es algo propio de la mujer. Algo que le es natural. Y es posible que la nina se sienta atraida a eso… por haber sido malherida.

Su bondad era inocente, penso Tenar.

Le agradecio, diciendole que iba a reflexionar en lo que le habia dicho. Y de veras lo hizo.

Antes de que acabara el mes, los aldeanos del Valle Central se reunieron en el Corral Redondo de Sodeva para nombrar a sus propios alguaciles y guardias y para imponerse un tributo para pagarles a los alguaciles. Esas eran las ordenes del rey que habian recibido los alcaldes y los ancianos de las aldeas y que fueron obedecidas sin demora, porque en los caminos seguia habiendo mendigos y ladrones tenaces, y los aldeanos y los granjeros estaban ansiosos por tener orden y seguridad. Corrian algunos rumores desagradables, entre otros que el Senor Heno habia organizado un Concilio de Bribones y que estaba reclutando a todos los tunantes que habia en los campos para que salieran en pandillas a romperles la cabeza a los magistrados del rey; pero casi todos decian: —?Dejadlos que lo intenten! —Y regresaban a sus casas comentando que ahora un hombre honesto podia irse a dormir seguro de noche y que el rey estaba arreglando todo lo que antes estaba mal, aunque los tributos eran

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