moverse.
Junto al fuego —un fuego mas aromatico que el de Hiedra, porque los lenos provenian de un viejo manzano que habian cortado en el huerto la primavera pasada—, Tenar y Therru se sentaron a hilar y charlar despues de sacar los platos de la cena.
—Cuenta la historia de los fantasmas de gatos —dijo Therru con su voz aspera mientras empezaba a hacer girar la rueca para hilar un monton de lana de cabra oscura y sedosa.
—Esa es una historia para el verano.
Therru alzo la cabeza.
—En invierno hay que contar historias importantes. En el invierno se aprende
—Yo no puedo cantar —dijo la nina en un susurro.
Tenar iba haciendo un ovillo con la lana hilada que iba sacando de la rueca, con movimientos habiles y ritmicos.
—No solo la voz canta —dijo—. La mente canta. La voz mas hermosa del mundo no sirve de nada si no se conocen las canciones. —Desato el ultimo trozo de lana, el primero que habia sido hilado.— Tienes fuerza, Therru, y la fuerza acompanada de ignorancia es peligrosa.
—Como los que no querian aprender —dijo Therru—. Los salvajes. —Tenar no sabia que queria decir y la pregunta se le reflejo en la cara.— Los que se quedaron en el oeste —dijo Therru.
—?Ah!, los dragones de la cancion de la Mujer de Kemay. Si. Exactamente. Por eso… ?por cual empezamos?, ?por como sacaron las islas del oceano o por como el Rey Morred hizo retroceder a los Navios Negros?
—Las islas —musito Therru. Tenar habria preferido que eligiese la
Cuando llego la hora de que se fuera a acostar, Therru ya sabia como Segoy habia sacado las primeras islas de los abismos del Tiempo. En lugar de cantarle, Tenar se sento en la cama despues de arroparla y juntas recitaron, lentamente, la primera estrofa de la cancion de La Creacion.
Tenar llevo de vuelta a la cocina la pequena lampara de aceite, escuchando el silencio absoluto. La helada habia cenido al mundo, lo habia encerrado. No se veia una sola estrella. La negrura se apretujaba contra la unica ventana de la cocina. El frio cubria el piso empedrado.
Regreso junto al fuego, porque aun no tenia sueno. Las grandiosas palabras de la cancion la habian conmovido, y aun sentia la colera y la inquietud que le habia provocado su charla con Hiedra. Cogio el atizador para avivar la llamita que ardia en el leno de soporte. Cuando golpeo el leno, el sonido desperto un eco en el fondo de la casa.
Se enderezo y se quedo de pie, escuchando.
Otra vez: un ruido o un golpe, apagado, sordo, fuera de la casa, ?contra la ventana del establo?
Sosteniendo el atizador en la mano, Tenar atraveso el oscuro pasillo hasta llegar a la puerta que daba a la bodega. El establo estaba del otro lado de la bodega. La casa estaba apegada a una pequena colina y esos dos cuartos se internaban en la colina como si fuesen sotanos, aunque estaban al mismo nivel que el resto de la casa. La bodega solo tenia respiraderos; el otro cuarto tenia una puerta y una ventana, baja y ancha como la ventana de la cocina, en uno de sus muros exteriores. Desde la puerta de la bodega, Tenar oyo que alguien forzaba o trataba de abrir con una palanca esa ventana, y voces de hombres que hablaban en voz baja.
Pedernal habia sido un dueno de casa metodico. Todas las puertas de la casa salvo una tenian un cerrojo a cada lado, un solido trozo de hierro forjado que se apoyaba en una corredera. Todos estaban siempre limpios y aceitados; ninguno de ellos se cerraba jamas.
Le echo el cerrojo a la puerta de la bodega. Se deslizo sin hacer ruido, entrando perfectamente en la pesada ranura de hierro de la batiente.
Oyo que alguien abria la puerta exterior del establo. A uno de ellos se le habia ocurrido finalmente empujarla, antes de romper la ventana, y habia descubierto que no estaba cerrada. Una vez mas oyo hablar entre dientes. Luego silencio, un silencio tan largo que sintio el latido del corazon retumban-dole en los oidos con tanta fuerza que temio no poder escuchar nada mas. Sintio que las piernas no dejaban de temblarle, y sintio que el frio del suelo se le deslizaba por debajo de la falda como una mano.
—Esta abierta —musito una voz de hombre cerca de ella y el corazon le dio un vuelco doloroso. Apoyo la mano en el cerrojo, creyendo que estaba abierto… Lo habia descorrido en lugar de cerrarlo. Casi habia vuelto a cerrarlo cuando oyo crujir la puerta que habia entre la bodega y el establo. Conocia el crujido de la bisagra de arriba. Tambien conocia la voz del que habia hablado, pero de otra manera—. Es una bodega —dijo Diestro y luego, cuando la puerta en^que estaba apoyado golpeteo contra el cerrojo—: Esta esta cerrada. —Volvio a golpetear. Un tenue rayo de luz, como la hoja de un cuchillo, revoloteo entre la puerta y la jamba. Le dio en el pecho y ella retrocedio como si la hubiese cortado.
La puerta golpeteo una vez mas, pero no mucho. Era solida, estaba bien sujeta por las bisagras y el cerrojo era resistente.
Los hombres hablaban en voz baja al otro lado de la puerta. Sabia que planeaban ir hasta el otro extremo de la casa e intentarlo nuevamente en la puerta de entrada. De pronto se encontro junto a esa.puerta, echando el cerrojo, sin saber como habia llegado alli. Quizas era una pesadilla. Ya habia sonado eso, que trataban de entrar a la casa, que metian a la fuerza delgados cuchillos en las rendijas de las puertas. Las puertas…, ?habia otra puerta por donde pudiesen entrar? Las ventanas…, los postigos de las ventanas de los cuartos… Le costaba tanto respirar que penso que no podria llegar al cuarto de Therru, pero alli estaba, cubrio el vidrio con los pesados postigos de madera. Las bisagras estaban trabadas e hicieron ruido al abrirse. Ahora ya sabian. Se acercaban. Irian a la ventana del cuarto contiguo, su cuarto. Llegarian alli antes de que alcanzara a cerrar los postigos. Y alli estaban.
Vio los rostros, manchas borrosas que se movian en la oscuridad, afuera, mientras trataba de quitarle el pestillo al postigo de la izquierda. Estaba trabado. No podia moverlo. Una mano toco el vidrio, aplastandose blanca contra el.
—Alli esta.
—Dejanos entrar. No te haremos dano.
—Solo queremos hablar contigo.
—Solo quiere ver a su nina.
Solto el postigo y tiro de el con esfuerzo hasta cubrir la ventana. Pero si rompian el vidrio podrian empujar los postigos y abrirlos desde afuera. El pestillo no era mas que un gancho que se zafaria de la madera si lo forzaban.
—Dejanos entrar y no te haremos dano —dijo una de las voces.
Oyo sus pasos en la tierra helada, haciendo crujir las hojas caidas. ?Therru estaba despierta? El golpe de los postigos al cerrarse podria haberla despertado, pero ella no habia hecho ruido. Tenar se quedo en la puerta entre su cuarto y el de Therru. Estaba oscuro como boca de lobo, silencioso. Tenia miedo de tocar a la nina y despertarla. Tenia que quedarse en el cuarto con ella. Tenia que defenderla. Habia tenido el atizador en la mano, ?donde lo habia dejado? Lo habia soltado para cerrar los postigos. No podia encontrarlo. Busco a tientas en la negrura de ese cuarto que parecia no tener muros.
La puerta de entrada, que comunicaaba con la cocina, crujio como si trataran de arrancarla del marco.
Si encontraba el atizador se quedaria alli, lucharia con ellos.
—?Aqui! —grito uno de ellos y Tenar comprendio que habia encontrado. El hombre observaba la ventana de la cocina, ancha, sin postigos, accesible.
Se acerco a la puerta del cuarto, aparentemente muy despacio, a tientas. Ahora estaba en el cuarto de Therru. Habia sido la habitacion de sus hijos. El cuarto de los ninos. Por eso no tenia cerrojo por el lado de adentro. Para que los ninos no lo cerraran y se alarmaran si el cerrojo se trababa.
Al otro lado de la colina, mas alla del huerto, Arroyo Claro y Shandy estarian durmiendo en su cabana. Si