Deborah salio de la autopista y entro en el aparcamiento de un antro de comida rapida, lo cual me sorprendio mucho porque, en primer lugar, aun era temprano para comer, y en segundo, porque las cosas que servian en aquel local no eran comida, por rapida que fuera.

Pero no hizo ademan de entrar en el restaurante. En cambio, paro el coche y se volvio hacia mi.

—Joder —rezongo, y me di cuenta de que algo la estaba atormentando.

—?Es por ese chico? —le pregunte—. ?O aun estas cabreada por lo de Meza?

—Ni una cosa ni otra —replico—. Es por ti.

Si me habia sorprendido su eleccion de restaurante, me quede patidifuso por el tema propuesto. ?Yo? Repase la manana en mi cabeza y no descubri nada inaceptable. Me habia comportado como el buen soldado del malhumorado general. Hasta habia limitado el numero de ideas y comentarios inteligentes, por lo cual deberia estarme agradecida, pues solia ser el objetivo de ambos.

—Lo siento. No se a que te refieres.

—A ti —dijo, cosa que no sirvio de gran ayuda—. En general.

—Todavia no se a que te refieres —repeti—. No hay mucho que decir.

Deborah dio un manotazo sobre el volante.

—Maldita sea, Dexter, tus chorradas ya no me hacen gracia.

?Os habeis dado cuenta de que, de vez en cuando, escuchais una frase asombrosamente clara y enunciativa, pronunciada con tal fuerza y determinacion que te mueres de ganas de saber lo que significa, debido a que es tan rotunda y cristalina? ?Y que deseas seguir al que la ha pronunciado, aunque no le conozcas, solo para averiguar lo que significa y como afectaria a las vidas de los implicados?

Asi me sentia yo en esos momentos: no tenia ni idea de lo que estaba diciendo, pero ardia en deseos de saberlo.

Por suerte para mi, la espera no fue larga.

—No se si podre seguir haciendo esto —comento.

—?Hacer que?

—Voy en un coche con un tipo que ha asesinado a… ?diez, quince personas?

Nunca es agradable que te subestimen de una forma tan grosera, pero no me parecio diplomatico decirselo.

—Mas o menos —conteste.

—?Y se supone que he de atrapar a gente como tu y encerrarla, pero resulta que eres mi hermano! — gruno, dandole guantazos al volante para subrayar cada silaba, cosa que no necesitaba hacer, porque la oia con toda claridad. Por fin comprendi el motivo de su reciente malhumor, aunque no tenia ni idea de por que habia tardado tanto en desfogarse acerca del tema.

Hacia muy poco que mi hermana habia descubierto mi pequeno pasatiempo y, tras reflexionar, me di cuenta de que existian muchos motivos sensatos de que desaprobara mi actividad. Estaba el acto en si, para empezar, el cual debo admitir que no es para todos los publicos. Anadamos a eso el hecho de que todo cuanto yo era habia sido aprobado, e incluso construido, por su padre, San Harry del Traje Azul. Harry, cuyo pulcro y reluciente camino ella pensaba estar siguiendo. Y ahora habia descubierto que existia un camino alternativo, hollado por aquellos mismos sagrados pies, un camino que se adentraba en lugares oscuros del bosque y se regodeaba en ellos. Todo lo que ella era se alzaba contra lo que para mi era maravilloso, y los dos habiamos sido disenados por la misma mano bendita. Parecia algo salido de la Biblia, si te parabas a pensarlo.

Y tenia mucha razon en lo que decia, y si yo hubiera sido tan listo como me considero, habria sabido que esta conversacion iba a tener lugar en un momento u otro, y habria estado preparado para ella. Pero habia asumido estupidamente que no hay nada en el mundo mas poderoso que el statu quo, y Deborah me habia pillado por sorpresa. Ademas, por lo que yo podia ver, no habia nada en el pasado reciente capaz de desencadenar este tipo de confrontacion. ?De donde salian estas cosas?

—Lo siento, Debs —dije—, pero, hum, ?que quieres que haga?

—Quiero que pares —repuso ella—. Quiero que seas diferente. —Me miro, sus labios temblaron, y despues desvio la vista de nuevo por la ventana, mas alla de la U.S. 1, hacia los railes elevados del Transporte Hectometrico—. Quiero que… seas el tipo que siempre pense que eras.

Me gusta pensar que cuento con mas recursos que casi todo el mundo. Pero en aquel momento era como si estuviera atado y amordazado a las vias del tren.

—Debs —dije. Poca cosa, por lo visto el ultimo cartucho que me quedaba en la recamara.

—Maldita sea, Dex —grito, al tiempo que propinaba tal tortazo al volante que todo el coche temblo—. Ni siquiera puedo hablar del tema, ni siquiera con Kyle. Y tu… —Le arreo otro viaje al volante—. ?Como puedo saber que estas diciendo la verdad, que cumples los designios de papa? —No seria exacto decir que me sentia herido en mis sentimientos, pues estoy muy seguro de que no tengo ninguno, pero la injusticia del comentario me resulto muy dolorosa.

—Yo no te mentiria —le respondi.

—Me has mentido cada dia de tu vida que no me has dicho que eras en realidad —replico.

Estoy tan familiarizado con la filosofia de la Nueva Era y el doctor Phil[4] como cualquiera, pero llega un momento en que la realidad ha de imponerse, y me dio la impresion de que habiamos llegado a ese punto.

—De acuerdo, Debs. ?Que habrias hecho de haber sabido quien era en realidad?

—No lo se —reconocio—. Todavia no lo se.

—Pues eso —dije.

—Pero deberia hacer algo.

—?Por que?

—?Porque has matado a gente, maldita sea!

Me encogi de hombros.

—No puedo evitarlo. Y la verdad es que se lo merecian.

—?No es correcto!

—Es lo que papa queria —aduje.

Un grupo de chicos en edad de estar en la universidad paso junto al coche y nos miro. Uno de ellos dijo algo y todos rieron. Ja ja. Fijaos en esa pareja tan rara que se esta peleando. El tipo dormira esta noche en el sofa, ja ja.

Salvo que si no podia convencer a Deborah de que todo era como debia ser, por los siglos de los siglos, quizas esta noche dormiria en una celda.

—Debs —dije—, papa lo organizo asi. Sabia lo que estaba haciendo.

—?De veras? ?O te lo estas inventando? Y aunque lo organizara asi, ?hizo lo correcto, o solo era otro policia amargado y quemado?

—?Era Harry! —exclame—. Era tu padre. Claro que hizo lo correcto.

—Necesito mas que eso.

—?Y si no hay mas?

Desvio la vista al fin y no golpeo el volante, lo cual fue un alivio. Pero estuvo callada durante tanto rato que empece a desear que lo hiciera.

—No se —dijo por fin—. No se.

Eso era. Es decir, me di cuenta de cual era el problema de mi hermana. ?Que hacer con el hermano homicida? Al fin y al cabo, era agradable, se acordaba de los cumpleanos y hacia regalos estupendos. Un miembro productivo de la sociedad, un tipo trabajador y abstemio… Si de vez en cuando salia a matar tipos malos, tampoco habia para tanto.

Por otra parte, en la profesion de ella solia verse mal esa actividad. Tecnicamente, su trabajo consistia en detener a gente como yo y acompanarla hasta el asiento reservado en la Freidora. Comprendia que podia provocarle algun tipo de dilema profesional, sobre todo cuando era su hermano quien se lo planteaba.

?No?

—Debs —dije—, se que esto es un problema para ti.

—Un problema —repitio. Una lagrima rodo por su mejilla, aunque no sollozo ni dio la impresion de estar llorando.

—Creo que el nunca quiso que lo supieras. Yo nunca debia decirtelo. Pero…

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