el reflejo del sol en la lente de una camara.

Todavia cauteloso y despreocupado al mismo tiempo, aunque la oscuridad estaba rugiendo esa mi interior afilada como un cuchillo, di un paso hacia el coche. Vi el destello de la camara al bajar, y el pequeno rostro palido de un hombre, y las alas negras se agitaron y chocaron entre nosotros durante un segundo muy largo…

… y entonces, el coche se puso en movimiento, salio marcha atras del aparcamiento con un chirrido de neumaticos y desaparecio trafico. Y si bien corri, solo pude ver la primera mitad de la matricula: OGA y tres numeros que podian ser cualquiera, aunque crei que el de en medio era un tres o un ocho.

Pero con la descripcion del coche era suficiente. Al menos, localizaria el registro del vehiculo. No estaria registrado a nombre de Weiss, por supuesto. Nadie es tan estupido, en estos dias de incesantes dramas policiacos en todos los medios de comunicacion. Pero una pequena esperanza alumbro. Se habia ido a toda pastilla, pues no queria que le viera a el o al coche, y esta vez habia tenido un pequeno golpe de suerte.

Me quede parado casi un minuto, mientras dejaba que el viento salvaje de mi interior se calmara hasta transformarse en una espiral ronroneante. Mi corazon batia como pocas veces sucedia a plena luz del dia, y comprendi que era positivo que Weiss se hubiera mostrado un poco timido y huido con tal presteza. Al fin y al cabo, ?que hubiera hecho yo en caso contrario? ?Sacarle del coche y trocearle en una docena de pulcras piezas? ?Ordenar detenerle y meterle en un coche patrulla, para que empezara a contar a todo el mundo que quisiera escucharle quien era Dexter?

No, era mejor que hubiera escapado. Le encontraria, y nos reuniriamos segun mis condiciones, en la adecuada oscuridad de una noche que no llegaria lo bastante pronto para mi.

Respire hondo, me pegue a la cara mi mejor sonrisa de trabajo falsa y regrese hacia la pila de carne decorativa que habia sido el jefe de exploradores de Cody.

Vince Masuoka continuaba acuclillado al lado del cadaver cuando llegue, pero en lugar de hacer algo util estaba contemplando el material embutido en la cavidad con el ceno fruncido. Levanto la vista cuando me acerque.

—?Que crees que significa? —me pregunto.

—Estoy seguro de que no tengo ni idea —dije—. Solo analizo salpicaduras de sangre. De hecho, a los detectives les pagan para que descubran que significa.

Vince ladeo la cabeza y me miro como si le hubiera contestado que debiamos devorar el cadaver.

—?Sabias que el detective Coulter esta a cargo de la investigacion? —pregunto.

—Tal vez le paguen por otra cosa —dije, y senti una pequena oleada de esperanza. Habia olvidado este detalle, pero valia la pena recordarlo. Con Coulter al mando, podia confesar el asesinato, entregarle videos que plasmaran mi actuacion, y todavia no encontraria ninguna forma de demostrarlo.

Por lo tanto, volvi al trabajo con algo parecido al buen humor, amortiguado por la impaciencia que me reconcomia por terminar de una vez y volver a mi ordenador para investigar a Weiss. Por suerte, habia muy pocas salpicaduras de sangre (daba la impresion de que Weiss era el tipo de obsesivo de la pulcritud que yo admiraba), y por tanto poco trabajo me retuvo. Termine enseguida y pedi que me devolvieran a la jefatura de policia en uno de los coches patrulla. El conductor, un tipo grandote y canoso llamado Stewart, hablo de los Dolphins durante todo el rato, por lo visto indiferente al hecho de que yo no contestara.

Pero cuando llegamos al cuartel general, yo habia aprendido algunas cosas maravillosas sobre la inminente temporada de futbol americano y lo que tendriamos que haber hecho fuera de temporada, y que la habiamos cagado de forma inexplicable una vez mas, lo cual conduciria sin duda a otra temporada de ineptitud y partidos perdidos vergonzosamente. Le di las gracias a Stewart por el paseo y la informacion vital, y corri a mi ordenador.

La base de datos del registro de coches es una de las herramientas mas basicas del trabajo policial, tanto en la realidad como en la ficcion, y acudi a ella con cierta sensacion de verguenza. Me parecia demasiado facil, salido de un drama televisivo para descerebrados. Si me permitia encontrar a Weiss, por supuesto, superaria la sensacion de que esto era casi una enganifa, pero de momento deseaba encontrar una pista que condujera a algo mas inteligente. De todos modos, trabajamos con las herramientas que nos proporcionan, y confiamos en que, despues, alguien nos pida criticas constructivas.

Al cabo de tan solo un cuarto de hora habia peinado toda la base de datos del estado de Florida, y encontrado tres vehiculos pequenos de color bronce con las letras OGA en su matricula. Uno de ellos estaba registrado en Kissimmee, que se me antojo bastante lejos. Otro era un Rambler de 1963, y estoy convencido de que me habria fijado en algo tan caracteristico.

Eso dejaba el numero tres, un Honda de 1995, registrado a nombre de Kenneth A. Wimble, en la calle Noventa y Ocho Noroeste de Miami Shores. La direccion se encontraba en una zona de casas modestas, y estaba relativamente cerca del Design District donde habian apunalado a Deborah. No seria un paseo muy largo, pues, por ejemplo, si la policia acudia a tu pequeno nido de la Catorce Noreste, podias huir con facilidad por la puerta de atras y recorrer unas cuantas manzanas hasta encontrar un coche vacio.

Pero despues, ?que? Si eres Weiss, ?adonde llevas ese coche? A mi me parecia que lo llevarias muy lejos de donde lo robaste. Por lo tanto, el ultimo lugar del mundo donde estaria seria en la casa de la calle Noventa y Ocho Noroeste.

A menos que existiera alguna relacion entre Weiss y Wimble. Seria de lo mas natural pedir prestado el coche a un amigo. Solo para una carniceria de nada, colega. Te lo devuelvo dentro de un par de horas.

Aunque parezca extravagante, no tenemos un Registro Nacional de Quienes Son Tus Amigos. Cabria pensar que deberia ser un apartado vital de la Ley Patriotica, aprobada por el Congreso. Eso facilitaria mi trabajo. Pero no hubo suerte. Si Weiss y Wimble eran amiguetes, tendria que averiguarlo a la brava, mediante una visita en persona. Era pura diligencia, en cualquier caso, pero primero veria si podia descubrir algo acerca de Kenneth A. Wimble.

Una rapida comprobacion de la base de datos mostro que no tenia antecedentes penales, al menos bajo ese nombre. El pago de los servicios publicos estaba al dia, aunque se habia retrasado en el pago de la factura de propano algunas veces. Cuando investigue en los registros de Hacienda, descubri que era autonomo, y como ocupacion constaba montador de videos.

Las coincidencias siempre son posibles. Cosas extranas e improbables ocurren cada dia, y las aceptamos y nos limitamos a rascarnos la cabeza como palurdos en la gran ciudad, y decimos: «Vaya, que raro». Pero esto parecia mucho mas que una simple coincidencia. Habia estado siguiendo a un escritor que habia dejado un rastro de video, y ahora la pista me conducia hasta un profesional del video. Y como siempre llega un momento y un lugar en que el investigador avezado ha de aceptar el hecho de que se ha topado con algo que, probablemente, no es una coincidencia, murmure «aja» para mis adentros. Tambien pense que sonaba muy profesional.

Wimble estaba implicado en el asunto, relacionado con Weiss en la confeccion y envio de videos y, por tanto, probablemente en la disposicion de los cuerpos y, por fin, en el asesinato de Roger Deutsch. De modo que cuando Deborah llamo a la puerta, Weiss huyo a casa de su otro socio, Wimble. Un escondite, un pequeno coche color bronce prestado, y que siga la fiesta.

Bien, Dexter. Sube al coche y vamonos. Sabemos donde esta, y ha llegado el momento de pillarle, antes de que decida publicar mi nombre y foto en la primera plana del Miami Herald. Larguemonos. Movamonos.

?Dexter? ?Estas ahi, colega?

Estaba ahi. Pero descubri de repente, cosa rara, que echaba mucho de menos a Deborah. Esto era justo lo que debia hacer por ella. Al fin y al cabo, era de dia, y esos no eran los Dominios de Dexter. Dexter necesita oscuridad para renacer a la verdadera vida que bulle en su interior. Luz solar y caceria no casan entre si. Con la placa de Deborah, habria podido esconderme a la vista de todo el mundo, pero sin ella… No estaba nervioso, por supuesto, pero si un poco inquieto.

Pero no habia otra alternativa. Deborah estaba tendida en una cama de hospital, Weiss y su querido amigo Wimble se estaban riendo de mi en una casa de la calle Noventa y Ocho, y Dexter vacilaba por culpa de la luz diurna. Y eso no estaba bien.

Asi que levantate, respira, estirate. Una vez mas en la brecha, querido Dexter. Levantate y anda. Y asi lo hice, fui a buscar mi coche, pero no podia sacudirme de encima aquella extrana sensacion de inquietud.

Dicha sensacion me acompano durante todo el trayecto hasta la calle Noventa y Ocho Noreste, aun abriendome paso entre el ritmo homicida del trafico. Algo no iba bien, y Dexter se dirigia hacia ello. Pero como no contaba con nada mas concreto que eso, continue mi camino, mientras me preguntaba que estaba martirizando la

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