—Vale, pues, ?por que no me dices que estabas haciendo aqui? —pregunto.

Una vez completado el circulo, volviamos a la pregunta crucial, y si la contestaba bien, todo quedaria perdonado, y si no respondia de una forma que contentara a mi amigo repentinamente listo, existia una posibilidad muy real de que insistiera hasta hacer descarrilar el Expreso Dexter. Yo estaba hundido hasta la cintura en el retrete sin una cuerda, y mi cerebro me dolia, mientras intentaba ponerse en plena forma a traves de la niebla sin conseguirlo.

—Es… Es… —Baje la vista y luego la desvie hacia la izquierda, en busca de las palabras adecuadas para llevar a cabo una terrible y embarazosa admision—. Es mi hermana —confese por fin.

—?Quien es? —pregunto Coulter.

—Deborah —dije—. Tu companera, Deborah Morgan. Esta en la UCI por culpa de este tipo, y yo…

Enmudeci de una manera muy convincente y espere a ver si el llenaba los espacios en blanco, o si sus inteligentes comentarios habian sido obra de la casualidad.

—Lo sabia —admitio. Tomo otro sorbo de gaseosa, metio el dedo en la boca de la botella y dejo que colgara de nuevo—. ?Como localizaste a este tipo?

—Esta manana, en la escuela de ensenanza primaria. Estaba grabando un video desde su coche y me fije en la matricula. Segui su rastro hasta aqui.

Coulter asintio.

—Aja. Y en lugar de decirmelo a mi, al teniente, o incluso al guardia de trafico de la escuela, imaginaste que podias detenerle solo.

—Si.

—Porque ella es tu hermana.

—Queria, ya sabes…

—?Matarle? —me espeto, y sus palabras me dejaron helado.

—No. Solo, solo…

—?Leerle sus derechos? —aventuro Coulter—. ?Esposarle? ?Hacerle algunas preguntas energicas? ?Volar su casa por los aires?

—Supongo, hum —dije, como si revelara de mala gana una fea verdad—. Queria, ya sabes… Darle una paliza.

—Aja. Y despues, ?que?

Me encogi de hombros, como un adolescente sorprendido con un condon.

—Llevarle a comisaria.

—Pero matarle ?no? —pregunto Coulter, al tiempo que enarcaba una ceja mal depilada.

—No. ?Como podria yo, hum…?

—?No clavarle un cuchillo y decir: «Esto es por lo que hiciste a mi hermana»?

—Venga ya, detective. ?Yo?

Y casi no parpadee, pero hice lo posible por aparentar ser el miembro fundador de la Patrulla de Cretinos que era mi identidad secreta.

Coulter se limito a mirarme fijamente durante un largo y muy incomodo minuto. Despues, volvio a sacudir la cabeza.

—No se, Dex. Esto no tiene sentido.

Le dedique una mirada de dolorida confusion, que no era del todo fingida.

—?Que quieres decir?

Tomo otro sorbo de gaseosa.

—Siempre eres legal. Tu hermana es policia. Tu padre era policia. Nunca te metes en lios. El senor Explorador. ?Y ahora decides ser Rambo? —Hizo una mueca, como si alguien le hubiera puesto ajo a la Mountain Dew—. ?Me he perdido algo? Algo que tenga sentido, quiero decir.

—Es mi hermana —argui, y me sono increiblemente endeble.

—Si, ya lo habia pillado. ?No tienes nada mas?

Me sentia atrapado en camara lenta mientras cosas grandes y pesadas silbaban a mi alrededor. Me dolia la cabeza y tenia la lengua demasiado gruesa, y mi legendaria inteligencia habia desertado. Coulter me miro mientras empece a sacudir la cabeza lenta y dolorosamente, y pense, este hombre es muy peligroso. Pero en voz alta, solo pude articular:

—Lo siento.

Me miro otro largo momento, y despues dio media vuelta.

—Creo que tal vez Doakes tenia razon sobre ti —dijo, y cruzo la calle para hablar con los bomberos.

Bien. La mencion a Doakes era el final perfecto para una conversacion absolutamente encantadora. Apenas habia conseguido parar de sacudir la cabeza, pero la tentacion era fuerte, pues tenia la sensacion de que lo que habia sido un universo cuerdo y ordenado hasta hacia pocos dias estaba empezando a descontrolarse. Primero me metia en una trampa y casi me convertia en la Antorcha Inhumana, v despues un hombre al que habia considerado un soldado de infanteria en la guerra contra la inteligencia resultaba ser un general encubierto, y para colmo, al parecer se habia conchabado con las pocas piezas vivas de mi nemesis, el sargento Doakes, y daba la impresion de que habia tomado el relevo de este en la persecucion del pobre y acosado Dexter. ?Donde terminaria esto?

Y por si no fuera suficiente, en contra de lo que yo pensaba, todavia corria el terrible peligro de Weiss y su plan de ataque, fuera cual fuera.

En conjunto, se me ocurrio que era un excelente momento para ser otra persona. Por desgracia, era un truco que, hasta el momento, no habia logrado dominar. Con nada mas que hacer salvo reflexionar sobre la casi segura condenacion que se dirigia hacia mi a la velocidad del rayo desde tantas direcciones diferentes, y como al parecer no habia padecido ya bastante, una figura delgada y espectral bajo del bordillo y se deslizo en mi direccion.

—Estabas aqui cuando esto sucedio —afirmo Israel Salguero.

—Si —conteste, mientras me preguntaba si a continuacion un satelite se saldria de su orbita y caeria sobre mi cabeza.

Guardo silencio un momento, y despues dejo de andar. Me volvi hacia el.

—Sabes que no te estoy investigando —dijo.

Pense que era agradable saberlo, pero teniendo en cuenta tal como habian ido las cosas durante las ultimas horas, decidi que lo mejor era asentir, asi que lo hice.

—Pero al parecer, lo que paso aqui esta relacionado con el incidente en que se vio complicada tu hermana, y que si estoy investigando —aclaro, y me alegre de no haber dicho nada. Tanto, en realidad, que me decante por el silencio como mejor politica en aquel momento.

—Sabes que una de las cosas mas importantes de las que estoy encargado es de descubrir cualquier tipo de actividad a lo vigilante por parte de cualquiera de nuestros agentes.

—Si —conteste. Al fin y al cabo, solo era una palabra.

Asintio. Aun me seguia mirando fijamente.

—Tu hermana tiene una brillante carrera por delante. Seria una pena que algo como esto la estropeara.

—Sigue inconsciente. Ella no ha hecho nada.

—No, ella no ha hecho nada. ?Y tu?

—Solo intente localizar al tipo que la habia apunalado. No hice nada malo.

—Por supuesto.

Espero a que dijera algo mas, pero no lo hice, de modo que, despues de lo que se me antojaron semanas, sonrio, me palmeo el brazo, y cruzo la calle en direccion a Coulter, que estaba bebiendo de su botella de Mountain Dew. Vi que los dos hablaban, se volvian hacia mi, y luego miraban de nuevo la casa humeante. Como pensaba que la tarde no podia ya mejorar, me dirigi hacia mi coche.

Un fragmento de la casa habia roto el parabrisas.

Consegui no estallar en lagrimas. Subi y volvi a casa, mirando a traves del cristal agrietado y escuchando mi dolor de cabeza.

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