Brunetti ignoraba que parte de la vida de Fontana, la personal o la profesional, podia haber sido la causa de su muerte, pero no habia en su voz ni asomo de esta incertidumbre al decir:
– Bien. Creo que ahi puede estar la causa de su muerte.
Esto basto para animar a Fontana a desviar la atencion de sus rodillas. Miro a Brunetti, que quedo impresionado por la tristeza que vio en sus ojos. Fontana asintio y dijo:
– Eso pienso tambien yo.
– Asi pues, ?podria hablarnos de el,
– Era un hombre bueno -empezo Fontana, y Brunetti se sorprendio al oirle decir las mismas palabras que habia utilizado la
– De ninos estabamos muy unidos, despues quiza no tanto, pero supongo que es normal. -Lo dijo en tono afirmativo, pero Brunetti lo percibio como una pregunta, y asintio. Fontana aspiro y prosiguio-: Yo me case y tuve hijos. Y las cosas cambiaron. -Brunetti sonrio al oir esto, pero no miro a Vianello-. Eso hizo que tuviera menos tiempo para Araldo.
– ?Pero seguian viendose?
– Oh, desde luego. El era el padrino de mis dos hijos, y se lo tomaba muy en serio. -Fontana callo, volvio la cabeza hacia la ventana y miro el tejado de la Casa di Cura del otro lado del canal.
A Brunetti le parecia que, despues de mencionar a sus hijos, Fontana se sentia mas seguro de si. Por lo menos, tenia la voz mas firme. No hizo nada por reclamar su atencion, pero aprovecho la oportunidad para intercambiar una mirada con Vianello. Ambos se mantuvieron a la expectativa y, al cabo de un rato, Fontana dijo:
– Era homosexual. Araldo.
Brunetti asintio, con lo que daba a entender tanto que le habia oido como que la policia ya lo sabia.
Fontana saco un panuelo del bolsillo. Se lo paso por la cara y lo guardo.
– Me lo dijo hace anos, tal vez quince, o mas.
– ?A usted le sorprendio? -pregunto Brunetti.
– Creo que no -dijo Fontana. Distraidamente, se miro el regazo y pellizco la raya del pantalon moviendo los dedos arriba y abajo, pero el gesto no supuso diferencia alguna, con la humedad que habia en la habitacion, y en toda la ciudad-. No; no me sorprendio.
No del todo -matizo-. Hacia anos que lo sospechaba. Pero no me importaba.
– ?Y a sus padres, les importaba, cree usted? -pregunto Vianello-. ?Les sorprendio?
– Cuando me lo dijo, su padre ya habia muerto.
– ?Y a su madre? -pregunto el inspector.
– No lo se -dijo Fontana-. Ella es mucho mas lista de lo que aparenta. Quiza lo sabia. O lo sospechaba.
– ?Cree que le habria disgustado?
Fontana se encogio de hombros, fue a hablar, se contuvo y luego dijo con rapidez:
– Mientras nadie lo supiera y el pagara el alquiler, no le habria preocupado.
– No es corriente decir eso de una madre.
– Ella no es una madre corriente -dijo Fontana lanzandole una mirada penetrante.
Despues de esto, se hizo un silencio. Por interesante que pudiera ser una conversacion acerca de la
– ?Le hablaba su primo de su vida privada?
– ?Se refiere al sexo?
– Si.
Fontana volvio a intentar marcar la raya del pantalon, pero la humedad volvio a ganar.
– El me dijo… -empezo y carraspeo varias veces-… me dijo una vez que me envidiaba -y callo.
– ?Le envidiaba que,
– Que yo amara a mi esposa -desvio la mirada despues de decirlo.
– ?Y eso por que? -pregunto Brunetti.
Nuevamente, Fontana carraspeo, tosio varias veces, y dijo, sin mirarle:
– Porque…, eso me dijo, porque el nunca habia hecho el amor con una persona a la que amara de verdad.
25
Brunetti volvio a mover la cabeza afirmativamente, para indicar que esto no era nuevo para el. Con su voz mas afable, dijo:
– Eso debia de hacerle la vida muy dificil.
Fontana se encogio de hombros casi imperceptiblemente y dijo:
– En cierto modo. Aunque no del todo.
– Lo siento, pero no comprendo -dijo Brunetti, aunque, pensando en la madre de Fontana, quiza si comprendia.
– De ese modo, el podia separar sus afectos de su vida sexual. El me queria a mi, queria a su madre y queria a su amigo Renato, pero nosotros… ?Como le diria…? Nosotros estabamos descartados. -Callo un momento, como para meditar sobre lo que acababa de oirse decir y prosiguio-: Bien, supongo que tambien Renato estaba descartado. Yo creo que Araldo no soportaba que en su vida hubiera confusion, y de este modo la evitaba. O eso le parecia a el. No se como explicarlo pero para mi tiene sentido. Conociendolo, quiero decir. Como es. Era.
– Hace poco,
Fontana junto las manos en el regazo con afectacion y dijo, dirigiendose a Brunetti:
– Manteniendo la separacion, el se consideraba libre…, no se si esta es la palabra…, libre para practicar el sexo anonimo. Cuando eramos jovenes eso estaba dentro delo normal, imagino. Luego yo, en fin, yo cambie. Pero Araldo, no.
Cuando el silencio empezaba a prolongarse, Brunetti pregunto:
– ?El se lo dijo asi?
Fontana se encogio de hombros y ladeo la cabeza al mismo tiempo.
– Mas o menos.
– Perdon -dijo Brunetti-, no se si le he entendido bien. -Probablemente, le habia entendido, pero queria oir la explicacion de Fontana.
– El me decia cosas, contestaba preguntas, hacia insinuaciones -dijo Fontana, que de repente se levanto, pero era solo para despegar el pantalon de la parte de atras de los muslos; agito las piernas para que la tela recuperara la caida y volvio a sentarse-. Yo se lo que el queria decir, aunque no lo dijera.
– ?Le dijo donde? -pregunto Brunetti.
– Aqui y alla. En casas particulares.
– ?No en la de el?
Fontana miro a Brunetti con severidad.
– ?Usted ha visto a su madre? -pregunto.
– Desde luego -dijo Brunetti mirando a la mesa y, despues, a Fontana.
A modo de disculpa por la brusquedad de su ultima frase, Fontana dijo:
– Un dia en que fui a visitarles, el interfono estaba averiado y tuve que llamar a Araldo por mi
– ?Y usted que dijo? -intervino Vianello.
Fontana apreto los labios y se los pellizco con la mano derecha.
– Me senti incomodo, hice como si no le hubiera oido. -Transcurrio un momento-. No sabia que decir. De