recogido por el ama de llaves? Lo archivo en su memoria y continuo bajando por la estrecha calle.

Su objetivo, la zapateria Chaussures Javel, se encontraba varias puertas mas debajo de la tintoreria. Llevaba deseando hablar con Javel desde que, la noche en la que se conocieron en casa de Lili Stein, Rachel Blum menciono el lejano asesinato del conserje

Al entrar, unas campanillas tintinearon en la puerta. Desde el alfeizar de la ventana, bajo las cortinas de deslucido encaje, le llego el ronroneo de un gato de tamano descomunal

– Bonjour. ?Monsieur Javer?

– Oui.-Lo pronunciaba “uae”, como hacen los parisinos. Un hombre marchito y oscuro como una pasa, con abundante pelo blanco, se afanaba con un par de zapatos de salon de piel de lagarto. Tenia abrochado a la espalda el delantal, que en algun momento fue de color azul y que ahora estaba sucio de betun.

Despues de la sorpresa que se habia llevado con madame Tallard, Aimee decidio ir de frente con Javel. Pero eso no queria decir que no pudiera hacer que pusiera tacones a sus botas al mismo tiempo.

– ?Podria arreglar este tacon?-pregunto

El rostro de Javel hacia juego con la piel sobre la que estaba trabajando.

– Un momento, sientese-dijo, al tiempo que hacia un gesto en direccion a una banqueta de madera apolillada

Una cenefa amarillenta bordeaba las paredes con manchas de humedad. El suelo de madera oscura barnizada se hundia al pisar algunas de las lamas sueltas, junto a un modesto expositor de tacones y plantillas. En una esquina, una estufa de queroseno dejaba escapar pequenos golpes de calor. Una sensacion de abandono prevalecia en el negocio.

Cuando Javel se levanto para coger una herramienta, vio sus piernas. Estaban tan curvadas que parecian parentesis. Renqueaba al andar, y era casi doloroso solo verlo.

Se acerco a ella para quitarle la bota

– Lo intentare.-Comenzo a meter ruido sobre su bandeja de trabajo-.Es mejor poner tacones nuevos antes de que se gasten tanto-dijo.

– ?Conocia usted a Lili Stein?-pregunto, pendiente de su reaccion.

El no levanto la vista y siguio trabajando

– ?La que tenia la tienda en la rue des Rosiers?

Aimee asintio

– Ya me han contado.-La expresion de sus ojos permanecio neutra mientras pegaba un nuevo tacon a su bota-. Brutal. ?Adonde vamos a llegar?

Ella penso que demasiado neutral

– ?No la conocia usted desde hacia mucho tiempo?

– ?Es usted flic?-Seguia sin levantar la vista

– Soy detective privado-dijo-. Rachel Blum me dijo que usted sabria algo sobre el conserje al que golpearon en el edificio de Lili

Le devolvio la bota. Aimee rebusco en el bolso al tiempo que el senalaba un cartel en el que ponia: “Tacon nuevo: quince francos”

– ?Que tiene eso que ver con usted?-djo mirandola de forma inexpresiva.

– Lili Stein cubrio su ventana con tablones de madera para no tener que recordar la escena-dijo-.?La conocia usted entonces?

El zapatero resoplo

– ?Espera que recuerde lo que hizo una nina judia hace cincuenta anos?

Ella sabia que le ocultaba algo. Solo alguien que conocio a Lili cuando era una nina podia contestar de esa manera.

– ?Que es lo que recuerda?-dijo sin alterarse

– Esta usted barruntando alguna teoria estupida, ?no?-Movio la cabeza-. Sobre Arlette y el grabado de la esvastica. Entonces escuche: Arlette no era judia, ni estaba con los nazis. ?Vaya a molestar a esos skin heads que pegan patadas a mi escaparate porque si!

– Hableme de Arlette-dijo-. ?Era ella la portera?

Golpeo fuertemente con el martillo, haciendo que los clavos y los ojetes de metal que colgaban de la pared salieran despedidos en todas las direcciones.

– Era mi prometida, Arlette Mazenc. ?Por que ese interes repentino? Los flics me dieron una paliza. Nunca se investigo… ?Por que ahora? Solo porque unos gamberros han matado a una vieja judia, solo por eso se le presta atencion, ?no?

Ella se compadecio del enfadado hombrecillo

– Monsieur Javel: creo que existe una relacion. Algo que conecta estos asesinatos. Si pudiera concretas mas, lo haria-dijo

– Cuando encuentre algo de verdad, entonces venta a verme. Antes no.

– ?Quien soy?-dijo Aimee, tapando con las manos los ojos de una mujer que estaba de pie delante de unas filas de cilindros de aluminio clasificando botones. El aire de la fabrica estaba impregnado del aroma a romero y a ajo.

Pequena y fibrosa, Leah estaba ahi de pie, con sus zuecos y sus calcetines, y con una chaqueta de lana sobre su bata del trabajo. Con sus asperas manos, agarro las de Aimee

– No te hagas la extrana, Aimee-dijo dandose la vuelta y sonriendo abiertamente-. ?Crees que puedes sorprenderme?

– Lo intento, Leah.-aimee la abrazo riendo-. Que bien huele

Leah, una vieja amiga de su madre, vivia con su familia encima de Mon Bouton, su fabrica de botones. Preparaba la comida para los trabajadores en una cocina junto a las prensas termicas y los moldes para fabricar los botones

– No hace falta ser hogarena para cocinar, Aimee-dijo en referencia a sus continuas discusiones sobre la falta de habilidad culinaria de Aimee-.Solo te veo cuando tienes hambre. Cocinar es una expresion creativa. Deja que te ensene.

– Ahora mismo ensename algo sobre los botones de Chanel. Quiero aprender de boca de una experta- dijo

– ?se trata de un caso?-A Leah se le ilumino la mirada. Leia una novela de espionaje cada semana y le encantaba escuchar a Aimee hablar de su trabajo

– Leah, ya sabes que no puedo hablar sobre los casos que tengo entre manos -Aimee saco un rudimentario boceto del boton de Chanel que habia hecho despues de verlo-. Dame alguna idea sobre este boton.

– ?Color y material?-dijo Leah limpiandose las manos en la gastada bata.

– Fucsia, con las dos letras C entrelazadas de un metal brillante, como bronce

Leah, que era miope, se puso las gafas sobre la frente y observo atentamente

– Yo diria que este botones de un traje de la coleccion de primavera. Un traje de mohair. Hicimos un prototipo, pero un pez gordo lo envio a Malasia para que se fabricara alli. La alta costura antes queria decir eso, alta costura fabricada en Francia: el hilo, las cremalleras, los lazos, los botones… Ya no.

– ?Podrias darme una idea general sobre las propietarias de ese traje

– Gente de veintitantos o treinta y tantos. Ricas y aburridas. Con buenas piernas.

– ?Con bunas piernas?

– Todos los trajes de mohair de esa temporada eran de minifalda.

Sabado a mediodia

– Ka senora se encuentra trabajando en su despacho. ?Quien la busca, por favor?- La sonriente ama de llaves se sacudio la blanca harina de las manos. Alta y delgada, sus ojos acuosos contrastaban con el uniforme almidonado de criada.

– Soy Aimee Leduc, detective. Solo me llevara unos minutos.-Aimee rescato una tarjeta de visita del interior de su bolso.

Un brillo de curiosidad ilumino la mirada del ama de llaves.

Вы читаете Asesinato En Paris
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату