paredes negras, junto con una foto de una alambrada y stalags (campos para prisioneros de guerra durante la Segunda Guerra Mundial) de madera con un circulo rojo atravesado por una linea. En la leyenda que se encontraba sobre ella se podia leer; “Auschwitz=patrana judia”
?Donde estaban las fotografias con los esqueletos vivientes vestidos de harapos junto a botes vacios de gas Zyklon B que habian recibido a los aliados que liberaron Auschwitz? Se imagino que ese tipo de detalles se encontrarian ausentes esa noche.
Habia una foto de un vietnamita cuyo cerebro reventaba a manos de un oficial americano y una de un sonriente chico palestino sin dientes, con el fondo de un Beirut destruido, y que apuntaba con la ametralladora a un cadaver acribillado a balazos. Pero en general, las vinetas de odio eran fundamentalmente nazis.
Thierry Rambuteau, vestido con un abrigo de guardia de asalto negro, de cuero, hasta el tobillo, estaba de pie en la parte frontal de la sala. A pesar de su juvenil afeitado, sus tejanos descoloridos y sus deportivas de alta tecnologia, parecia mayor para ese grupo. Alrededor de sus penetrantes ojos azules habia lineas de expresion. Aimee penso que podria tener cincuenta anos. Habia algo que no le cuadraba con respecto a Thierry Rambuteau. Parecia fuera de lugar. Quiza era su intento por conseguir una apariencia juvenil o el hecho de que tuviera cerebro.
Empujo la caja con los Mein Kampf sobre la mesa. Thierry le senalo con la cabeza un sitio que habia reservado para ella. Ella se sento. Le sorprendieron muchos de los rostros en la habitacion llena de humo. Desperdigados entre las cabezas rapadas habia camioneros con su mono, algunos con aspecto de profesor de universidad vestidos con pantalon de pana y lo que parecian ser ejecutivos de cuentas con traje. Pero el gripo lo componian mayormente skinheads, con una media de edad de veintitantos anos, que daban vueltas por la habitacion. Entre las aproximadamente treinta personas reunidas, la mayoria vestian de negro, fumaban o se afanaban por meter la colilla del cigarrillo en botellas de cerveza vacias.
Sintio las miradas sobre ella y miro al hombre que estaba sentado a su lado. Tenia patillas oscuras, pelo engominado y llevaba puesto un chaleco de punto de color vison y tejanos negros sujetos sobre unas caderas inexistentes. Lo que le llamo la atencion fueron sus profundos ojos negros y su morro torcidos. Al igual que el metal al iman, se sentia atraida, al mismo tiempo que algo le repelia. El sostuvo la mirada durante un instante mas de lo necesario, antes de desviarla. Tras esa mirada ella vio inteligencia y sintio una atraccion animal. Los chicos malos eran siempre su perdicion.
Habian preparado una mesa con montones de videos gratuitos, un barril de cerveza y vasos de plastico, brazaletes de las SS y cadenas con cruces del Tercer Reich. No habia especial prisa por coger los videos, pero la cerveza y las cruces se despachaban con rapidez. Ella echo mano de una cruz con los bordes afilados para completar su indumentaria.
– Kamaradschaft!-Thierry se habia desplazado hacia el estado- ?Bienvenidos! Como siempre, comencemos nuestra reunion con un momento de reflexion.
Las cabezas se inclinaron brevemente y entonces, a una senal que Aimee no escucho, recorrieron la habitacion al unisono gritos en voz alta de Heil Hitler! Los brazos se extendieron para el saludo nazi.
Thierry saludo a su vez. Este sentimiento de hermandad casi religiosa hacia que se le revolviera el estomago. Aunque conocia la filosofia de los neonazis, la horrorizaba verlos en accion.
Se lanzo a una diatriba sobre el hecho de que los judios son escoria. Ella estudio la reaccion de la sala. En casa rostro se reflejaba el odio. Era cierto: Thierry transmitia fervor y un cierto carisma. Explico con gran seriedad que los cientificos habian comprobado que ciertas razas eran geneticamente inferiores. Tal y como simplemente senalo, se trataba de un hecho historico demostrado por la cultura y la sociedad. Ella tuvo la impresion de que Thierry se convencia de sus propias palabras.
En ese momento se rebajo la intensidad de la luz y se mostro un video. No se trataba de un video casero de aficionado, sino de una produccion muy lograda que costaba una buena cantidad de dinero. El titulo, con letras grandes, rezaba: “La patrana de Auschwitz”
Escenas del Auschwitz actual, rodeado de bucolicos campos de labranza escondidos en un verde valle pastoril, se sucedia en la pantalla mientras una voz con sonido profesional narraba:
“En calidad de grupo independiente, vinimos a ver el llamado campo de la muerte y hemos utilizado equipamiento de ultima generacion para detectar contenido mineral y oseo en la composicion del terreno. Tras cuidadosas mediciones en numerosas zonas del campo en las que supuestamente existieron camaras de gas, no encontramos restos o residuos de gas Zyklon B. No descubrimos evidencia de enterramientos colectivos, o nada que en ese sentido se le pareciera. Los edificios restantes del complejo, de solida construccion de madera, dan fe de su utilizacion como campo de trabajo asi como de la capacidad de los constructores alemanes, en el sentido de que aun se mantienen en pie despues de mas de cincuenta anos”.
La camara enfocaba en ese momento las vias de ferrocarril que finalizaban en la verja de hierro de Auschwitz sobre las cuales aun se encontraba el eslogan de hierro forjado: “Arbeit macht frei” (El trabajo os hara libres).
Despues de la proyeccion, un skinhead con estrechos pantalones de cuero y un chaleco de piel que dejaba a la vista anillos en sus pezones unidos por cadenas se puso a gritar
– Estoy orgulloso de ser miembro de la Kamaradschaft
Un coro de grunidos lo apoyaron. Ella se fijo en una pancarta que se encontraba certa de el engalanada con: “1889: ano de nacimiento de Hitler. ?Entonces comenzo el mundo!”.
– ?Somos un Volk (pueblo) heroico!-grito alguien desde atras-. Como dice el Fuhrer en Mein Kampf, tenemos que comenzar por la raiz del problema, la bacteria mutante que contamina todo lo que toca, y asi detener su crecimiento. ?Ahora es cuando tenemos que golpear!
Thierry golpeo con el puno sobre la mesa al enfatizar los principios nazis.
– La raza aria es superior en todos los sentidos; nuestra confianza debe crecer e invadirlo todo
Aimee se imagino que los archivos de video, su propio objetivo, estarian almacenados en la habitacion de atras. Tenia intencion de registrar la zona tras una gran fotografia a tamano natural de Adolf Hitler saludando, pero sintio que un dedo se le incrustaba en el brazo cuando se levanto,
– Sientate-le dijo un camionero de mugriento mono
– ?Quien es?-rezongo su amigo, vestido con un mono ligeramente mas cubierto de manchas
Se sento nerviosa. Alguien le dio un codazo en las costillas. Se dio la vuelta bruscamente y vio al de los pantalones de cuero que le sonreia. Su pelo rubio platino salia disparado, como si estuviera en posicion de firmes.
– Los chicos son los que llevan tatuajes, senorita-dijo acompanado por risitas a su alrededor-. Las mueres arias no los llevan
– Unas si y otras no-Movio la cabeza a su alrededor y senalo a otras mujeres. No muchas llevaban tatuajes. Algunas vestian trajes tiroleses, pero todas llevaban toscas Dr. Martens-. Depende de las preferencias individuales.
– Usando palabras grandilocuentes, ?sabes lo que quieren decir?-dijo el.
Ella no contesto, solo hizo chasquear el chicle
– Las mujeres estan mejor de rodillas-dijo el-. Estoy seguro de que tu lo estas
Se inclino sobre su brazo y le puso una mano de hierro sobre el hombro. No podia moverse.
– ?Ocupate de tu propio haren, Leif!-grito una voz junto a el
El hombre moreno con las patillas se deslizo a su lado, retiro los dedos de Leif de su hombre y sonrio. Se abrio paso entre los dos. Leif levanto la vista en uns expresion de burlesca sorpresa.
Aimee se pregunto si habria ido de mal en peor, pero le devolvio la sonrisa. Se incorporo y levanto la mano hasta que Thierry se percato
Aimee se obligo a sonreir
– ?Por que no se portan los judios de una manera honrada? Solo fueron victimas de la escasez de alimentos en epoca de guerra, al igual que el resto.
Grunidos de aprobacion la acompanaron al sentarse. Sentia a su lado el calor corporal que emanaba del hombre de las patillas.
– Soy Luna-dijo
– Yves-dijo el sin volver la cabeza
Thierry continuaba hablando
– Leif os resumira nuestros planes para los proximos dias. Os dara los detalles para nuestra mision de esta
