– Es un privilegio estar aqui.-Retiro su pezuna de su rodilla y ejecuto una burlona reverencia en el atestado asiento-. ?No les gusto?

– Siempre sospechan de los recien llegados.-Con un movimiento del pulgar senalo la parte de atras de la furgoneta-.Todos se ponen como motos cuando llega la hora de la verdad.-Sonrio, y al hacerlo mostro unos podridos y astillados dientecillos marrones-. ?Estas lista para divertirte? Te gustara, ya lo veras.

Un tufillo proveniente de su boca hizo que mirara hacia otro lado. Especulo con preocupacion sobre su iniciacion como recien llegada. Nego con la cabeza cuando Thierry le dijo al chico que se moviera para que Aimee pudiera sentarse entre los dos

– Me mareo. Necesito que me de el aire.- Bajo la ventanilla al maximo, lo cual apenas era mas que una rendija.

Por lo menos estaba junto a la puerta. Thierry encendio la calefaccion a tope y ella sintio que el aire caliente la golpeaba de plano. La conversacion durante el camino consistio en la reprimenda de Thierry al tipo paramilitar por haber borrado cierto mensaje del contestador. Hosco y hurano, el ignoro a Thierry y concentro su atencion en Aimee. Ella estaba comenzando a sudar bajo la chaqueta de cuero. Las dos cintas de video se le pegaban como si fueran cola y se le incrustaban en la parte baja de las costillas.

Thierry abandono los amplios boulevares de La Bastilla y se interno en calles estrechas y oscuras, desiertas y tranquilas. Aimee sentia las gotas de sudor sobre su frente.

– Me estoy mareando. Baja la calefaccion-dijo Aimee

De la parte trasera de la furgoneta le llegaron gritos que decian que se estaban congelando y que subiera la calefaccion

– Casi hemos llegado-dijo Thierry

Los negocios estaban cerrados y las calles desiertas. Todo era silencio excepto el murmullo en la parte de atras. En ese momento algo en ella empezo a chisporrotear. Su transpiracion habia producido un cortocircuito en la grabadora y estaba a punto de freirse

Se inclino hacia adelante y apago la calefaccion

– Hace demasiado calor-gruno

Un eco de descontento le llego desde atras. Cogio un trapo del pegajoso suelo de la furgoneta y se limpio el sudor lo mejor que pudo. Por desgracia, resulto ser el panuelo del skinhead, que apestaba a pachouli.

– Quadatelo-dio sonriendola-. Para que no me olvides

El aceite de pachouli emanaba de sus poros y le hacia sentir nauseas. Algo que tenia que ver con los anos sesenta

– Callate-rezongo

El solto una risita

– Eres de los mios

Cuando Thierry agarro firmemente el volante, ella se percato de la existencia de otro tatuaje en su muneca

– ?Que es lo que pone?-pregunto

– El nombre de mi honor es la lealtad-dijo el con orgullo. La miro con ojos entrecerrados como retandola

– ?Claro! No podia leerlo desde aqui-asintio-. El lema de las Waffen-SS. ?Que era lo que iban a hacer y donde lo harian? ?Podria hacer Morbier que los flics llegaran al Marais a tiempo? ?Y durante cuanto tiempo sentiria los efluvios del apestoso pachouli?

El sudor le goteaba mientras la camiseta de tirantes hecha jirones y los videos se le pegaban al pecho. Volvio a utilizar la grasienta bandana para darse golpecitos y secare el sudor, manteniendo a la vez los videos en su lugar

– Ojo por ojo… ?No es eso de lo que se trata?-Golpeo con el puno en el agrietado salpicadero-. Todo eso del Sieg heil y so esta bien, pero pasarse un poco con algunos de esos cerdos judios… -dijo riendo al tiempo que le daba margen a Thierry para rellenar los espacios en blanco.

– Las aseveraciones violentas son arte y parte de la solucion, pero solo como medio para un fin-dijo Thierry

El cabeza rapada paramilitar fruncio el ceno

– ?Vale ya de charla grandilocuente! Molamos a palos a los judios

Thierry condujo la furgoneta al interior de una estrecha muesca en el muro del claustro medieval de la pequena plaza del Marche-Sain-Catherine

Aimee insistio

– No, ya sabes. Nada como ayudar en la solucion final. ?Que tal si nos ocupamos de ellos uno a uno?

No llego a oir la respuesta. Se escucharon los ruidosos motores revolucionados de las motocicletas mientras una voz por un megafono les ordenaba que se orillaran. Como salidas de la nada, la pequena plaza se lleno de las centelleantes luces azules y las motocicletas de la policia

– Control de alcoholemia-dijo alguien desde atras-, cuando ella nos ha honrado con su presencia

– Guarda tu mala leche para los flics-dijo Aimee. Esperaba que la tactica de Morbier funcionara

– ?Fuera!-gritaban los flics. Abrieron su puerta de golpe y volvieron a desplazarla a su sitio. Ella se resistio y embistio con los codos en las costillas al sorprendido flic.

– Quitame las manos de encima-grito mientras comenzaba a darle patadas en los tobillos

Queria que la arrestaran. Desesperadamente. Salir de alli mientras participaba en la operacion encubierta con los videos bajo la chaqueta. Se aprovecharia del control policial, ya fuera este un montaje de Morbier o no

De repente una bota la golpeo en la cadera, lo cual la lanzo contra los flics y sus porras levantadas. Se produjeron roncos gritos de “cerdos fascistas” y entonces se monto una terrible. Los gritos de dolor resonaban en la pequena plaza. Ella comenzo a avanzar sobre los humedos adoquines. Consiguio llegar al otro extremo de la furgoneta y casi escaparse.

– Date prisa-grito Thierry mientras la empujaba al interior y accionaba el contacto

No tuvo tiempo de apreciar la ironia de la situacion o como podria huir. Mientras arrancaban, Leif entro de un salto por la puerta corredera abierta y la cerro de golpe.

Thierry apreto el acelerador. Eso hizo que la furgoneta virara de manera descontrolada y Aimee se protegiera la cara con las manos. La furgoneta se lanzo contra un musgoso chorro de aguar que salia a borbotones sobre la estatua de Santa Catalina. Despues de rayar el lateral de la furgoneta y desportillar la estatua, Thierry enderezo el volante y salio de la plaza a toda velocidad.

– ?Quien eres?-dijo Leif a su espalda, al tiempo que apuntaba a su costilla con algo afilado. Le dio un fuerte bofeton con el dorso de la mano.

– Ya vale, Leif…-grito Thierry

– ?En mi otra vida?-dijo ella. Sentia pinchazos en las mejillas al mirar hacia abajo-. Quita esa navaja de mi pecho.

– Cuando me convenzas de que no has tenido nada que ver con lo que acaba de ocurrir-gruno Leif

– ?De que hablas? Yo soy de los vuestros-dijo ella

– Relajate-dijo Thierry-. Estas demasiado paranoico.

– Alors!-dijo Leif-. Mira lo que ocurrio la ultima vez.- Lanzo la navaja al ya maltrecho salpicadero y la junta del parabrisas se partio en dos.

Con un movimiento, Aimee tiro de la manilla, abrio la puerta de una patada y se tiro al exterior. Al caer trato de rodar de forma que no le atraparan las ruedas de un coche que venia por detras. Sintio que el hombro crujia al chocar con la acera. Un dolor que le hacia palidecer le subia por el brazo. Penso que, con suerte, seria un hombro dislocado. Se puso en pie con dificultad, se tambaleo y echo a correr. Sintio a su espalda el chirriar de ruedas, algo que chocaba y el tintineo de los cristales rotos cuando un coche se empotro contra la furgoneta de Thierry. Eso le dio un minuto extra antes de oir el retumbar de pesados pasos tras ella. La furgoneta renqueo, chisporroteo y arranco ruidosamente.

En la estrecha calle de direccion unica resonaba el sonido de sus pasos al correr. Tras ella podia oir mas pasos y el motor de la furgoneta al acelerar. A su alrededor no habia sino silenciosos y oscuros edificios de piedra. Solo unas pocas ventanas desperdigadas mostraban un tenue resplandor tras las cortinas. Se preguntaba frenetica si ninguna otra calle se cruzaba con esta, mientras buscaba en vano otra calle hacia la que torcer. Pero

Вы читаете Asesinato En Paris
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату